Foto: Alexander Yakovlev |
Las agujas del
reloj y las hojas de la agenda iniciaron una carrera espasmódica después de la
muerte de Renzo. Demasiado por hacer, demasiados cambios y movimientos, un
exceso de emociones que aplacar e impedir que trastornaran lo proyectado.
La venta de la
casa fue rápida. Antes de que Bruno la entregara a los nuevos dueños, Piera la visitó varias veces, trazó
croquis de algunas habitaciones, escorzos del jardín, del limonero. Como si
desconfiara de la precisión de su mirada y de su mano, sacó fotos de los rincones
que albergaron momentos claves de su historia.
Cuando todos los
muebles desaparecieron en el vientre de un camión enorme y quedaron los muros
descubiertos, desvalidos, fue entonces que vio a la Segunda. La vio no solo con
los ojos, la sintió desde la soledad.
Estaba parada en
el dormitorio que había sido primero de Piera y luego de ella: ahora una caja
vacía, con los vestigios sucios que dejaron los muebles en paredes y piso. La
conmovió el desamparo de su figura inclinada, con las manos juntas, como en un
rezo.
—Sonia —se
detuvo, era la primera vez en años que la llamaba por su nombre—. Sonia ¿adónde
vas a ir?
La mujer la miró
con esos ojos que Piera siempre había esquivado porque les veía una mirada
bovina, inexpresiva. Esa tarde tenían el brillo de dos piedras mojadas.
—Encontré un
cuartito amueblado por la zona de Once. Bruno vendió la cama y el armario con
el resto de los muebles.
—¿No te dio tu
parte de la casa y de los bienes? Voy a hablar con él, es un
avaro miserable —casi gritó Piera.
—No lo hagas,
Pieri, tengo unos ahorros. Tu papá me seguía pagando un sueldo por limpiar y
cocinar.
—¡Cómo que te daba un sueldo, eras su esposa! A vos te corresponde parte de todo esto. —dijo en un tono que trascendía estupor.
—Bruno me
explicó que la casa fue comprada antes de casarse conmigo, no entra en bienes
gananciales, Pieri.
—Y el
testamento ¿lo leíste?
—Tu hermano me
dijo que no había nada. Él es el que sabe, para qué lo voy a leer si no
entiendo de esas cosas.
—Porque es un
mentiroso. El viejo no te pudo abandonar, estuviste a su lado quince años.
—Tu papá nunca
olvidó a la señora Luciana.
En Piera se
superponían el asombro y la ira e iba tomando cuerpo algo muy parecido a la
vergüenza por la poca atención que le había prestado a Sonia, por su actitud distante, por llamarla para sus adentros con ese apodo despreciativo cuando ella fue la única que la cuidó. Por ese Renzo egoísta, mezquino, débil, que se guarecía
en el recuerdo de una muerta y descuidaba a los vivos. Por su hermano,
embustero y codicioso, que había dividido el valor de la casa por tres. Piera
creyó que Sonia estaba incluida y había recibido su tercio y lo que hubiera en
el testamento. Ella tampoco lo había leído, no quería el dinero de su padre,
como no había querido el de César.
Se dio cuenta de
que el tercio restante era el que le hubiese correspondido a Elio, que
había desaparecido del mapa de sus vidas y no sabían dónde estaba. Bruno,
seguramente, le habría pedido al escribano que encontrara alguna tramoya para
quedarse también con esa parte.
Le faltaba el
aire como en la época del asma. Abrió la ventana y vio la tarde morir
pausadamente, vistiendo con su luto el jardín descuidado. Dentro de poco solo
quedarían ruinas, muros deshechos, el limonero removido de cuajo. Se acercó a
Sonia, le rodeó el hombro robusto con el brazo y en un tono suave, que hasta a
ella le resultó desconocido, le dijo:
—Vamos, Sonia,
salgamos de esta casa que amparó más tristezas que alegrías. No te preocupes,
no estás sola.
Sinopsis
Piera (1970): rememora y reflexiona sobre momentos
claves de su historia. Es maestra de arte y artista plástica. También decide
recurrir a la escritura para profundizar más su viaje al pasado.
Luciana, su madre, muere cuando Piera tiene diez años. Renzo,
su padre, al poco tiempo de enviudar se casa con Sonia (la Segunda). Cae en depresión con la muerte de
Luciana. Elio, es el hermano dieciocho años mayor, muy querido
por Piera. Es periodista. Estuvo poco en la casa, durante la dictadura militar
tuvo que exiliarse. Bruno es el segundo hermano -con el que Piera
se lleva mal- es agente financiero y su única preocupación parece ser el dinero. Tiene
una feroz pelea con Elio, que es echado de la casa por su padre. Ella desconoce
lo que ocurrió entre los hermanos.
César es abogado, Piera se casa con él a los
veintiún años y se separa cinco años después. Es César quien le da indicios
sobre el secreto familiar. Piera visita a Micaela (que
fue novia de Bruno) y ella le confirma la sospecha de César: que con Elio eran
amantes.
Al poco tiempo de separarse de César,
muere repentinamente el padre de Piera y Bruno vende la casa familiar sin
consultarla.
© Mirella S.
— 2017 —
Wow.
ResponderEliminarI can only hope this story does not relate
to any part of your life.
xox
I didn't have a very happy childhood, but the Piera's story it's not autobiographical, fortunately. :)
EliminarThanks and kisses Rick.
Los humanos tenemos la capacidad de seguir haciendo daño incluso una vez muertos...
ResponderEliminarMuchos testamentos dan fe de ello.
Besos.
Ha ocurrido muchas veces, pero no te adelantes Torito, acá hay alguna esperanza...
EliminarGracias y besos.
Los hijos nunca entenderan a sus padres y... viceversa
ResponderEliminarBesos
Sí, en la mayoría de los casos, lamentablemente. Pero se puede superar si el clima familiar es amoroso, algo que no ha ocurrido en el hogar de Piera.
EliminarMuchas gracias, Chaly, por tu lectura.
Besos.
Mi aplaudo por las mujeres de esta historia, son las únicas que muestran empatía, dignidad, solidaridad.
ResponderEliminarSonia merece un monumento por ese espíritu de entrega absoluto sin pedir nada a cambio.
Preciosa historia que como las entregas anteriores te deja con ganas de más.
Un abrazo Mirella.
De Sonia sabrás un poco más en las próximas publicaciones y presiento que vas a quedar contenta con ella.
EliminarUstedes son una guía o una brújula para darme cuenta si voy por un camino lento y aburrido o no.
Mil gracias, María Pilar, por tus palabras alentadoras.
Abrazo, guapa.
Piera se hace aún más grande con cada nueva entrega. Su generosidad también con la segunda la honra.
ResponderEliminarSiempre me sorprende la mezquindad de las personas en las herencias aunque en el caso de esta familia lo raro sería que actuaran de otra manera.
Esperaremos la continuación.
Besos
Es la maduración que traen los episodios duros que nos toca enfrentar y Piera comprende que no puede mirar para otro lado con Sonia, como hizo antes.
EliminarTodo mi agradecimiento por seguir la evolución de la historia.
Un abrazo, Conxita.
Que cortos se me hacen....un beso para ti Mirella
ResponderEliminarEn cambio a mí se me hacen largos al escribirlos... jajaja!
EliminarGracias, Elizabeth, por estar siempre.
Un gran abrazo.
Piera se va consolidando como heroína. Pero puede que ayudando a la segunda esta aprenda a ser mala. Ya estoy haciendo cábalas. Abrazos
ResponderEliminarFrío... frío... jeje. Es interesante saber lo que piensan los lectores y las especulaciones que hacen.
EliminarGracias querida Ester, por tu infaltable presencia.
Más abrazos.
En este caso, la muerte dio paso a nuevas verdades que permanecían ocultas. Es fantástico ese momento en el que se encuentra a la segunda en el dormitorio y se da cuenta de tantas cosas, de lo injusta que fue con ella. Un abrazo!!!
ResponderEliminarSiempre en el relato tiene que aparecer alguna vuelta de tuerca para mantener al lector interesado.
EliminarEs cierto David, ésa es la mejor parte de este episodio.
Mil gracias y abrazos.
Nos dejas ver el lado humano y solidario de Piera que se sobrepone, incluso, al desprecio inicial por La Segunda, y se pone de manifiesto el egoísmo de Bruno.
ResponderEliminarHay una pátina de tristeza en todo el relato, el de las casas y cosas abandonadas, los recurdos caducos, el jardín, el limonero… y ese afán de Piera por captar con sus dibujos lo que pronto ya desaparecerá de su vida, de la vida de todos.
Me sorprende el giro que va tomando la novela, el abrazo protector a Sonia y su ofrecimiento. Me gustan esos giros inesperados que cambia los aspectos de los personajes, el lector debe acomodarse a la nueva situación y no dar nada por hecho. Esto nos obliga a estar atentos y me parece inteligente por tu parte compañera.
Como puedes ver Mirella, me ha gustado mucho, pero mucho.
Hubiera querido mostrar más pausadamente el acercamiento de Piera a Sonia, pero se alargaba demasiadoo el relato, que (por suerte) ya casi lo tengo todo escrito, estoy ordenando los dos últimos capítulos.
EliminarCuando se publica con continuidad se pierden muchos matices, hay que sugerirlos más que contarlos o darles el tiempo que necesitan. Esta forma ha sido un experimento que quise hacer y me alegra que unos cuantos no se hayan aburrido.
Muchas gracias, Isabel por seguir entusiasmada con la historia.
Un abrazo, guapa.
Hola Mirella. No entiendo bien la frase que abre este relato. Me parece que te comiste alguna palabra, para que la frase alcance la coherencia completa. Todo lo demás, tremendo. La descripción del vaciado de la casa, de esa soledad sucia, es conmovedor.
ResponderEliminarVio la tarde morir pausadamente...
Qué sensación más terrible e infinita, amiga!!
Un abrazo grande.
Lo que quise expresar es que el tiempo pasó rápido en ese período, de allí que nombro las agujas del reloj y las hojas de la agenda. Voy a revisarlo.
EliminarEs el momento en que se ve en lo concreto y real que una etapa ha terminado y que hay que buscar nuevas formas de encarar la vida.
Gracias, querido Simón, espero que estés mejor.
Un fuerte abrazo.
Los infortunios despiertan los instintos ya sea más virtuosos como más despreciables del ser humano.
ResponderEliminarEn esos casos, es cuando solemos ver lo que nos rodeaba...
Besos, Bella Dama.
En la vulnerabilidad también podemos reconocer nuestros errores y ver que nos habíamos subido al caballo de la soberbia al juzgar a otros que nos parecían insignificantes, ciegos a su lado bondadoso.
EliminarGracias, querida Zarcita, con un abrazo grandote.
Así es.
EliminarLlegamos a lo mismo... dicho de otra forma.
Gracias a ti.
Abrazo, Mir.
Besos, Eva y siempre gracias.
EliminarBueno ante la muerte, dos mujeres que nunca se había tenido mucho que decir, se unen. Y no solo por la muerte de Renzo, también por la avaricia y maldad de Bruno que cada vez es más destructiva.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este entendimiento y cariño que se demuestran estas mujeres que han sufrido más sinsabores que alegrías.
Esperaremos a ver que les depara el futuro.
Genial, como siempre, Mirella.
Un besazo.
Finalmente Piera puede descubrir a Sonia desde la empatía y reconocer cuánta indiferencia y discriminación recibió en su hogar. También ella la ignoró: era la señora que limpiaba y cocinaba para todos y que el padre, para tenerla asegurada, se casó con ella.
EliminarPero algo más habrá aportado para que ahora Piera pueda verlo.
Me alegra que sigas leyendo la historia, te lo agradezco, Ziortza.
Abrazo grande, linda.
Una generación tras otra están condenados a no entenderse ni comprenderse.
ResponderEliminarEs un verdadero placer leerte siempre Mirella
Besitos :)
En ciertas familias muy cerradas, donde cada miembro piensa más en sí que en los demás, la comunicación y el entendimiento es muy difícil.
EliminarGracias, Nieves, por tu lectura y comentario.
Un abrazo.
Hola Mirella.
ResponderEliminarVengo a despedirme.
Durante un tiempo escribiré únicamente para mí.
Creo que lo haré con más libertad.
Mientras eso ocurra no se podrá acceder a mi blog.
En el futuro ya decidiré si vuelvo a publicar lo que escribo.
Muchas gracias por todo este tiempo compartido.
Que te vaya muy bien.
Un abrazo.
Gracias por tantos buenos momentos.
Muackkkkkkkkkkkkkk
Qué pena, Xavi, no sabés cuánto lo siento. Te voy a extrañar mucho, pero respeto y comprendo tu decisón.
EliminarEscribe siempre, eso hace bien y espero que en algún momento, no muy lejano, vuelvas a compartirnos tus poemas.
Todo lo mejor para vos y fue un gusto haberte conocido.
Un abrazo enorme.
El tal Bruno es un figura, me cae bastante mal después de este fragmenteo pero no dejo de preguntarme, ¿tiene ese señor algo positivo en su interior? Ama algo, hay algún foco en su vida de algo parecido al cariño? ¿Es feliz? ¿Puede ser feliz una persona así? Son preguntas sencillas, Mirella, lo sé. Pero no dejan de llamarme la atención. Si me respondes alguna yo tampoco me quejo... ^_^
ResponderEliminar¡Un abrazote! ^_^
Es una figura muy jodida, claro que sí. Intento creer que aún en la maldad más pura o en el egoísmo acérrimo, siempre se puede rescatar algo de humanidad. No te puedo adelantar nada de Bruno, si no se perdería la intriga, pero en el capítulo 16, el antepenúltimo, se sabrá más sobre él. A tu pregunta si alguien así es feliz, respondo decididamente que no y que en el incremento de su patrimonio proyecta su falta de afecto. ¡Cuántos lo hacen!
EliminarDe todos modos, no pude ahondar como me hubiera gustado sobre cada personaje porque en publicaciones semanales -y por la web- la trama y los detalles se pierden... y los lectores escapan al cabo de un tiempo. :D
¡Muchas gracias por seguir leyendo!
Un gran abrazo, Marta.
Piera es una dama de pies a cabeza, percibo en ella la desolación por la venta de la casa y al mismo tiempo un alivio que la libera a ella. Cuando hay más de un familiar u otro metido en testamento lo mejor es actuar según dicte corazón y Piera en eso también sabe mucho.
ResponderEliminarEl encuentro con Sonia, significativo que la nombrara por su nombre, es la unión de dos mujeres que en mi parecer, siempre se quisieron. Ha sido muy emotivo y hermoso, Mirella.
¡Un fuerte abrazo!!
Piera es una idealista en cuanto a lo económico y está aprendiendo muchas cosas en esta etapa de su vida. Ella misma se asombra de ver a Sonia desde un ángulo distinto. Se está corriendo de los prejuicios en los que estaba instalada.
EliminarGracias, Mila, es un gusto que te fueras conforme con este nuevo episodio.
Otro abrazote.
He regresado, después de estar perdido por las vacaciones y otros asuntos personales, a tu blog para "sintonizarme" de nuevo en la historia que vienes desarrollando y que tiene como personaje central a Piera. Realmente, estoy maravillado por la forma ágil como has venido desarrollando todo el relato, bien hilvanado y ofreciendonos un perfil muy bien definido de cada uno de los miembros de la familia de Piera. La intriga, la avaricia, los apegos son los ingredientes que de una u otra manera mueven a todos los personajes de tu historia.
ResponderEliminarSeguiré leyéndote y, déjame decirte, que eres genial!
¡Qué bueno que sigas interesado en la historia y la retomes, Gustavo!
EliminarTe lo agradezco y también otro gracias más por el hermoso comentario que me dejaste.
Un fuerte abrazo.
Un relato lleno de sentimientos a flor de piel, Mirella. La venta de la casa es la excusa para darles salida y que podamos conocer mejor a los personajes. Me alegro de que Piera sea una buena persona que se cuide de Sonia. Creo que ambas se merecen y que son valiosas como seres humanos.
ResponderEliminarMuy bueno, me ha gustado mucho :)
¡Un saludo!
¡Hola Julia! Bienvenida a este espacio, me alegra que te hayas enganchado con la historia, que ya va por la mitad. Piera es una buena persona que se ha endurecido para protegerse del ambiente familiar tenso y distante.
EliminarMuchas gracias por dejarme tu opinión.
Un abrazo.
Hasta ahora su vida ha sido más bien pasiva y recién está tomando las riendas para conectarse con sus deseos y con el mundo exterior. La felicidad se logra cuando nos sentimos serenos con nosotros mismos y Piera todavía se está acomodando a lo que le toca vivir.
ResponderEliminarTiempo al tiempo...
Gracias y un abrazo, Julio.
Me gusta esta Piera, la encuentro más humana, es que ella también ha sufrido y sabe de eso.
ResponderEliminarmariarosa
Va madurando, está más atenta en reconocer lo que ha sido bueno para ella y que antes no podía percibir.
EliminarGracias, Mariarosa, con un fuerte abrazo.
En verdad es un capítulo demoledor. Pero quizá con la caída de la casa mueran vivencias oscuras de esa casa. En los momentos importantes manifestamos nuestro verdadero ser, el compasivo o el codicioso, nos "sale el cobre" decimos acá.
ResponderEliminarDe cuántas cosas se está enterando Piera. Espero salga bien librada.
Muchos abrazos querida Mirella, y beeesos.
Aquí decimos "mostrar la hilacha" y se usa cuando sale lo negativo.
EliminarPiera está haciendo un curso acelerado de experiencias. Vino todo junto y tendrá momentos buenos y otros malos. Lo que vale es aprender de los errores, algo que nos cuesta a todos.
Mil gracias amigo.
Más abrazos y beeesos, amigo Gildo.
Bueno Mirella, caí por casualidad en este bellísimo rincón. ¡Y oye, leí dos hojas de tu libro! ¡Me encanta, mi niña¡ Te felicito y te dejo mí enhorabuena.
ResponderEliminarUn besito y feliz fin de semana. Por aquí me quedo…
¡Muchas gracias, Marina y bienvenida a este rinconcito!
EliminarMe causa una enorme alegría que te gustara lo que encontraste.
Vuelve cuando quieras que siempre será un placer tenerte por aquí.
Besos.
Listo, acá estaban las respuestas a mis preguntas anteriores. Pobre Sonia.
ResponderEliminarSaludos.
La ventaja de leer varios capítulos juntos es que no te quedás con la intriga durante una semana.
EliminarMuchas gracias, Raúl, contenta de que te engancharas de nuevo.
Saludos.
Este capítulo me hizo recordar a esos casos en los que el fallecimiento del padre solo produce una única preocupación entre los familiares: quién se quedará con todos los bienes. Es curioso que incluso ante la muerte de un ser querido haya quien se muestre tan egoísta y avaro como Bruno.
ResponderEliminarVeo que Piera en esta ocasión ha reaccionado ante la injusticia con un gesto que demuestra mucha más nobleza que su hermano.
Un fuerte abrazo, Mirella.
Bruno siempre mostró su afición por lo material, pero en esta oportunidad se destapa del todo. Y Piera, que es idealista, con este accionar del hermano puede ver por primera vez, desde otro ángulo, a Sonia y ponerse de su lado.
EliminarGracias Sofia, muy agradecida por no perderte ningún episodio.
Un enorme abrazo.
Me gustó muchísimo este tramo de la historia donde aparece el retrato íntimo de Sonia, tan lateral, tan desolada. El diálogo le da nitidez a la aceptación de su desconsuelo y pone de relieve la codicia de Bruno. Uno siente el peso de los escombros de la familia, que aplastan y asfixian. Piera quiere rescatar recuerdos, y, reparte culpas, como barajas; el asma es el síntoma de los sentimientos que la embargan. Excelente capítulo, Mirella. Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
A medida que la historia avanza los personajes van adquiriendo más volumen y se ven las miserias y las soledades.
EliminarMe pone contenta que te haya gustado, Ariel.
Muchas gracias y abrazos.
Hola de nuevo, Mirella.
ResponderEliminarMe gusta la elección del adjetivo: espasmódica, para expresar ese ritmo del tiempo tras el fallecimiento del progenitor y de qué manera la protagonista vive estos hechos.
Otro hecho significativo de la protagonista (Piera) es sacar fotos de esta casa familiar, como quien se asegura de llevarse también el alma de la casa para la eternidad.
El cambio de actitud de Piera hacia su madrastra, es otro rasgo importante del relato, que queda muy bien definido gracias a una nueva percepción visual y más tarde lo expresas perfectamente a través del diálogo entre ambas, que también contribuye a destripar las relaciones personales y los egoistas entresijos, que hacen de Sonia una víctima a la que Piera está dispuesta a salvar, por primera vez.
Encantada de perderme por tus líneas, tratando de entender la historia y disfrutar de tu buena prosa.
Un beso grande.
Veo que captaste perfectamnte la trama y me gusta cómo vas interpretando a los personajes. Ciertas actitudes cambian en los momentos de ruptura de los esquemas rígidos en los que nos refugiamos. Y es lo que está ocurriendo con Piera, ya fuera del ámbito familiar que la oprimía, puede ver a Sonia no como a una intrusa, sino como una víctima más.
EliminarMuy agradecida, Estrella por tu valioso comentario.
Un gran abrazo.
Es sorprendente como consigues en unas pocas líneas cambiar nuestra perspectiva de la Segunda, una mujer fría y distante por la que llegamos a sentir el mismo desprecio que ella tenía por Piera, y que ahora aparece ante nuestros ojos como una mujer sola y desvalida. Supongo que ayuda a forjarnos esa imagen el poso de melancolía que vienes dándole a la historia en los últimos capítulos, que nos predispone a una actitud más conciliadora y que ha conseguido envolver también a Sonia. Bruno se nos aparece cada vez como un personaje más oscuro, con segundas intenciones y preocupado tan sólo de sí mismo, y la sombra de Elio sigue presente como telón de fondo aún cuando hace mucho que dejó de tener presencia física. Te está quedando una gran historia Mirella. Un abrazo.
ResponderEliminarHiciste una síntesis superinteresante de cada uno de los personajes, de sus reacciones. Hasta ahora de Sonia el lector no sabe nada y lo poco que conoce es a través de la mirada bastante despectiva de Piera.
EliminarBruno se va perfilando cada vez más en su rol de egoísta y Piera con tantos sacudones tiene que madurar sí o sí.
Muchas gracias por tu lectura y por persistir en ella cada semana.
Un fuerte abrazo, Jorge.
En tocas las familias siempre hay una persona que funciona como la argamasa que mantiene unidas todas las partes y cuando esa persona falta, cuando se acaba lo que los une, todo se desbanda, todo deja de tener sentido.
ResponderEliminarY se deshace sin más.
Saludos,
J.
Así es, José, en esta historia el desbande ocurrió hace tiempo, el hogar ya estaba lleno de rajaduras y el derrumbe, no solo físico, termina de producirse con la muerte del padre.
EliminarGracias por leer y dejar tu comentario.
Saludos.
Me gusta lo que leo tendré que volver hacia atrás para leerlo completo y no quedarme solo con la sinopsis .
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por visitar mi blog y comentar.
No te preocupes, Chelo, ni te sientas obligada, ya son unos cuantos episodios los que están publicados.
EliminarTe agradezco que hayas leído este último.
Un gran abrazo.
Puede que al fin haya encontrado a alguien, o por lo menos ahora si la vea de otra manera. Espero que ellas dos se acompañen para bien.
ResponderEliminarMe has mantenido sin respiración Mirella, el dinero, que tendrá que vuelve avaro a las personas, todo no vale, todo no.
Un beso, y feliz tarde.
Esas cosas de la vida, que nos enseña a ir más allá de los prejuicios iniciales que nos tenemos hacia alguien. Y de pronto es como si se descorriera un velo y captamos a la persona desde otro lado.
EliminarMe alegra que te mantengas interesada en la historia.
Un gran beso, Irene... y ¡gracias!
Vaya con Bruno. Bien interesado que es, aunque se veía venir.
ResponderEliminarMe da pena Sonia.
Sigo.
Gracias, querida Isabel, por tu gesto de no saltearte ningún episodio.
EliminarAbrazos.