Tan diferentes y, sin embargo, simbióticos como
líquenes. Renzo dependía emocionalmente de Luciana, que lo necesitaba para
desplegar su personalidad avasallante.
Él nace en Roma, ella en Pozzuoli, Nápoles, con el
azul del Tirreno retenido en los ojos. Mi padre, un hombre metido para adentro,
con inquietudes intelectuales, débil de carácter, se enamora de una muchacha
explosiva, que no sabe hablar en voz baja, desborda vitalidad y disfruta de los
placeres sensoriales.
Las energías del universo están en consonancia para
que determinados encuentros se produzcan, me dijo Clara, la astróloga. Nada es
casual ni fortuito, todo lo que ocurre forma parte de una trama vibracional que
se manifiesta para que cada uno desarrolle el sentido de su vida. Quizás, según
el criterio de Clara, el Marte en Escorpio de Renzo —símbolo de su
masculinidad— y la Venus en Tauro de Luciana —expresión de su femineidad— hayan
transitado esas mismas constelaciones zodiacales el día que se conocieron,
auspiciando una reunión que, de otro modo, habría sido altamente improbable.
Escorpio y Tauro: opuestos complementarios.
En la posguerra Luciana es enviada a Roma, donde
tiene mayores posibilidades de conseguir trabajo. Con dieciocho años, se aloja
en la casa de unos primos, que la reciben con la característica efusividad
meridional.
La familia de Renzo, a pesar de las estrecheces de aquel
tiempo, está en una mejor posición económica. Los padres son dueños de una
panadería en el barrio de Trastevere y él está estudiando francés y latín para
dedicarse a la enseñanza.
Luciana es una experta repostera y en su recorrida
por la ciudad descubre el negocio y lleva algunas tortas y pasteles de muestra.
La madre de Renzo los acepta y los exhibe sobre el mostrador. Días más tarde la
llama para pedirle más y el local es impregnado por el aroma de especias que
parecen orientales y despiertan la gula de los clientes.
Tengo escasos datos acerca del inicio de su amor. Renzo,
como un adolescente, besaba a Luciana a escondidas, él, un hombre serio,
conservador, un poco ido de la realidad, se derretía por abrazarla. Luciana,
entre risotadas, lo empujaba, mostrándose arisca.
Comprendí que era un juego entre ellos, que a mi madre
le gustaba el acecho, lo propiciaba para interpretar su acto de mujer a lo
Sophia Loren y mi padre el de un Marcello Mastroianni algo ingenuo. Presencié
sus efusividades de la misma forma en que se ve una película, como una
espectadora a la que dejan sentada en una platea para que observe y aprenda lo
que es el amor, sin involucrarme ni que me involucre en ese sentimiento sagrado
que no compartían conmigo.
Piera apoya el
lápiz en el cuaderno y se queda en suspenso, con la mirada perdida. No sabe
cómo seguir, desconoce los motivos que empujaron a sus padres a desanclarse del
país natal y abordar la aventura de un inicio en una tierra ultramarina. Sabe
que Renzo, por intermedio de un cura conocido, ya tenía un trabajo como
profesor de italiano, latín y francés en el colegio de Don Bosco, de la orden
de los salesianos.
Luciana también
contribuyó en los ingresos desplegando por el barrio su arte de preparar
tortas, mermeladas caseras, bizcochos. Por la casa se esparcían olores
anisados, a canela, jengibre. Y su madre, extrovertida, el cuerpo pulposo, con
su hacer rústico, mientras cocinaba frutas y amasaba ingredientes, cantaba a
plena voz las canzonette de su
Nápoles inolvidable.
En esa época la
cocina de la casa del limonero era una fiesta de fragancias, sabores y el eco
de cantos nostálgicos.
Sinopsis
Piera (1970): rememora y reflexiona sobre momentos claves de su historia. Es maestra de arte y artista plástica. También decide recurrir a la escritura para profundizar más su viaje al pasado.
Luciana, su madre, muere cuando Piera tiene diez años. Renzo, su padre, al poco tiempo de enviudar se casa con Sonia (la Segunda). Es profesor de francés, italiano y latín. Cae en depresión con la muerte de Luciana. Elio, es el hermano dieciocho años mayor, muy querido por Piera. Es periodista. Estuvo poco en la casa, durante la dictadura militar tuvo que exiliarse. Bruno es el segundo hermano -con el que Piera se lleva mal- es agente financiero y su única preocupación parece ser el dinero. Tiene una feroz pelea con Elio, que es echado de la casa por su padre. Ella desconoce lo que ocurrió entre los hermanos.
César es abogado, Piera se casa con él a los veintiún años y se separa cinco años después. Es César quien le da indicios sobre el secreto familiar. Piera visita a Micaela (que fue la novia de Bruno) y ella le confirma la sospecha de César: que con Elio eran amantes.
Al poco tiempo de separarse de César, muere repentinamente el padre de Piera y Bruno vende la casa familiar sin consultarla. Ante la soledad de Sonia, Piera empieza a acercarse a ella.
Yo también me he quedado en suspenso y con la mirada perdida... leyéndote he evocado otras épocas de mi vida... gente que ya no está... el paso del tiempo... los recuerdos amarilleando...
ResponderEliminarTú haces rememorar a Piera y a través de sus recuerdos yo regreso a los míos... es la magia de la buena literatura.
Gracias por compartir tu don.
Besos Mirella.
Siempre nos pasa cuando nos identificamos con lo que ocurre en una lectura o en una película.
EliminarLo que escribo es muy sencillo, historias de familia que se parecen a tantas... Me place que lo disfrutes, Xavi, pero no te enrosques demasiado con los recuerdos.
Un gran abrazo y muchas gracias.
Marcello and Sophia.
ResponderEliminarLove this photo.
xoxo
Both were great actors!
EliminarThanks and kisses, Rick.
Me gusta este salto en el tiempo, conocer la historia de los padres, indagar en la pasión que intuyo.
ResponderEliminarVamos por muy buen camino, Mirella.
Un beso grande.
Muy agradecida por leer todo lo que te faltaba y tremendamente contenta de saber que voy encaminada.
EliminarUn enorme abrazo, Isabel.
esta historia es tremenda
ResponderEliminarMuy buena- Escrita del tirón y a un editor
besos
¿Editor, qué es eso...? jeje... Por aquí es muy difícil publicar si nadie te conoce. En las editoriales ni se toman el trabajo de leer el material que se les envía.
EliminarGracias, Óscar, con un gran abrazo.
Muy buen salto! Me encantó la complicidad de ella, para que aprenda lo que es el amor...
ResponderEliminarComo resuena esa frase de que los hijos se nos parecen...por lo que ven de nosotros.
Muy linda historia Mirella, muy linda.
Besote.
Me pareció necesario intercalar algo del pasado, el poco que conoce Piera, así los personajes toman más cuerpo.
EliminarUn gustazo que te fueras contenta, Dana.
Besotes.
Al leerte recorde a mis abuelos
ResponderEliminarBesos
Habrá sido una pareja muy amorosa, Chaly.
EliminarBesos.
Que bonito lo haces, hoy nos has hecho disfrutar con este magnifico regalo, el salto al pasado le ha puesto más si cabe ternura. Gracias y abrazos
ResponderEliminarMe gustó retroceder en el tiempo para que se conozca algo más de algunos personajes que solo son nombrados en función del impacto emocional que han hecho en Piera.
EliminarGracias a vos, Ester, por tu infaltable presencia y el estímulo.
Abrazo grande.
Piera cuenta con los pocos datos que tiene y nos muestra a grandes trazos la semblanza de sus padres. Quiere rescatarlos, contar sobre ellos para que no caigan en el olvido. Adorna su relato con descripciones zodiacales. Escribe sobre la madre como si la pintara, colocando suaves pinceladas en el lienzo donde falta algún rasgo, tal vez extraído de los recuerdos de sus primeros diez años de vida. Y medita sobre el rumbo migratorio de sus vidas y la nostalgia de la tierra natal. Y quedamos, al final, entre las fragancias y sabores de esa madre impetuosa, vital y avasallante, alrededor de quién, aparentemente giraba la casa del limonero. Muy bueno este tramo, Mirella, porque la historia respira, con el aire fresco del amor juvenil, aflojando la tensión de la trama.
ResponderEliminarAriel
De vez en cuando hay que aflojar un poco con la parte densa porque, como bien decís, la historia necesita de una bocanada más fresca.
EliminarMe alegra saber que sigue manteniendo el interés, yo a estas alturas no veo más nada, solo escribo.
Gracias, por el hermoso comentario, Ariel.
Un abrazote.
Qué placer es leer las imágenes que nos dibujas con palabras, Mirella. Aún sin haber vivido esas emociones y sensaciones que describes, nos haces añorarlas :)
ResponderEliminarPiera sigue recordando para nosotros y nosotros vamos conociendo mejor su historia, sus raices. Me resulta un relato entrañable y ameno, gracias por esta nueva entrega.
¡Un beso!
Muy agradecida por el cálido comentario que dejaste, Julia. Me da alegría que te hayas enganchado con la historia y que puedas seguirla.
EliminarCreí conveniente dar algo de información sobre la historia de los padres.
¡Un gran abrazo!
Qué preciosidad de texto! Me gustan mucho las historias que hablan de las emociones y la vida de las personas. Un besito, guapa :)
ResponderEliminarCoincidimos, María, yo también disfruto cuando leo historias en las que el autor profundiza en el mundo interior de los personajes y en sus historias familiares.
EliminarMuchas gracias, linda, con un abrazo fuerte.
Me ha encantado este "flashback" que nos hace retroceder a la vida del enamoramiento de los padres de Piera. Una delicadeza de texto que en pocas palabras nos hace sentir las experiencias más bonitas de Renzo y Luciana.
ResponderEliminarMuy acertada la elección de la fotografía, desde el minuto uno identifiqué a los protagonistas con Sophia Loren y Mastroianni que bien podrían haber interpretado estos papeles en una posible película.
Me fascina la vida de Piera, Mirella, y tu manera de contarla.
Un beso muy grande.
Tenía pensado ahondar más en la vida de todos los componentes de la familia, pero me remitiré a algunos flashbacks sin extenderme demasiado. En un blog no es posible publicar historias largas por entregas y a la de Piera todavía le faltan siete episodios.
EliminarPara mí es una satisfacción que te guste lo que escribo, realmente me metí en un trabajo que por momentos siento que me supera y perdí perspectiva.
Mil graacias, Ziortza.
Besazos.
Por aquí de vuelta a la búsqueda fiel de tus queridas letras, amiga Mirella.
ResponderEliminarLa descripción de ambos protagonistas principales en este capítulo del relato, me ha gustado bastante, así como esa introducción del tema astrológico para definir la atracción tan fuerte que existe entre ambos.
La forma en que las circunstancias acercan este encuentro, es decir, necesidad de supervivencia y buena disposición para negociar, hacen que la historia cobre mucho más realismo.
Y como colofón de esta historia de amor o capítulo aparte dentro del propio relato, me quedo con esta bella comparación cinematográfica con esos otros dos monstruos del cine italiano: Sofía Loren y Marcello Mastroianni.
La intriga queda bastante bien diseñada, desde el instante en que Piera nos indica que se abrirá un nuevo telón donde la aventura ultramarina hacia otras tierras lejanas, les abrirá paso a estos dos tortolitos: Lucina y Renzo...
Un placer subirme al barco también y tratar de descubrir en próximos episodios, lo que les espera a todos los protagonistas.
Qué bueno tener una lectora tan fiel; estoy muy complacida del grupo que sigue esta historia. Te soy sincera, pensé que con el correr de los capítulos unos cuantos abandonarían, por suerte no ha sido así y lo agradezco mucho.
EliminarComo es una "novela de blog" debo reducir bastante la historia de los personajes, pero me pareció que faltaba saber algo más sobre los padres ya muertos de Piera.
El placer es mío por tenerte por este espacio.
Abrazos, Estrella.
Discúlpame que intervenga de nuevo, pero me he quedado en este otro lado del andén con una maleta repleta de besos.. ¡Ah! ¡Los fabriqué para ti!
ResponderEliminarPiera recuerda la historia de su familia; como tantos argentinos tiene un pasado italiano, y ahí está Roma y Nápoles en sus genes.
ResponderEliminarLa novela crece, no solamente en longitud ni en número de palabras, sino que en el poso de la memoria de Piera adquiere otra dimensión, incluso “estrellada”, y la casa del patio del limonero se llena de fragancias, más aún desde que la protagonista la ha perdido y la intenta aprehender rememorándola.
Mil gracias por el comentario tan poético, Isabel.
EliminarYo también nací en Italia y aunque mis circunstancias y mi historia hayan sido distintas a las de Piera, tengo bastante en común con ella.
Me pone contenta de que sigas enganchada con la trama.
Besos, hermosa.
Hola, amiga! Creo que a Piera, como a tantos de nosotros, le resulta difícil abordar la historia de sus padres porque todas las historias así tienen su mística para los hijos y el análisis nos obliga a mirarlas desde esos ángulos desde los que no las queremos ver. Por eso parece que Piera busque la explicación astral, como una justificación universal o ineludible.
ResponderEliminarRenzo y Luciana son esenciales en la personalidad de Piera, por la forma en que ellos mismos funcionaban entre sí y con respecto a la familia. Lo que nos pasa en la infancia nos queda para toda la vida como un sello de fábrica.
Un abrazo grande!!
¡Puf, la historia de los padres! Aunque distinta de la de Renzo y Luciana la de mis viejos fue también muy compleja. Vinimos a estas tierras a fines de octubre, durante el mes de Escorpio y los primeros tiempos fueron muy oscuros.
EliminarEl amor de Renzo y Luciana se circunscribió a la pareja, no lo pudieron extender a Piera, que fue solo una observadora y no se sintió partícipe y eso marca, como decís.
Gracias, querido amigo, un abrazo bien grande.
Hola, Mirella.
ResponderEliminarAl igual que a Piera me resultaría difícil memorar la historia de mis padres, no me extraña que quede en suspense. Sin embargo consigue evocar lo que me parece la parte más tierna y romántica de sus padres cuando se conocieron.
Tu manera de narrar la historia siempre me lleva a visionar escenas y en este caso también a saborear los olores que impregnan la casa del Limonero.
Un placer leer a la pluma deslizarse por tu conocimiento de buena narradora.
Esperando la próxima entrega, te dejo un montón de abrazos, querida, Mirella.
En este viaje al pasado Piera quiere rescatar la mayor cantidad de recuerdos que hayan podido influir en lo que no le gusta de ella, en esas marcas que siente le dejó su infancia.
EliminarTe agradezco mucho el comentario tan positivo y también te mando muchos besos, Mila.
Jajajaja... tenés razón Julio, lástima que no es así, ni en la realidad ni en la ficción.
ResponderEliminarEn el caso de Piera el amor que los padres tenían entre sí no supieron volcarlo después en ella.
Sos medio adivino, el tema de la herencia genética saldrá en un par de episodios.
Un abrazo dulce y gracias por tu lectura.
Que capitulo tan hermoso y poético.Descubrir el sentimiento amoroso viendo a tus padres quererse puede ser un aprendizaje si el cariño alcanza a todos. Casi me lo pierdo. No puedo faltar ni un día Un beso
ResponderEliminarMil gracias, Elizabeth, no hace falta que leas el mismo día que publico. Seguro que no te lo vas a perder, lo verías en la próxima publicación, subo las entradas los martes.
Eliminar¡Me da gusto tu entusiasmo!
Besos.
Me gusta el contraste entre lo que ha quedado y lo que fue de la casa. La verdad es que empecé a familiriazirme con la historia de Piera en el momento en que la casa va a ser abandonada y aunque claramente Piera experimenta un vínculo muy intenso con la casa y su nostalgia, y aunque se vislumbraban luces y no sólo sombras, en estos recuerdos, ahora parecen muy claros sus motivos. Y una cosa que me encanta es la humanidad de los personajes, cómo todos, los que estan y los que se fueron, han tenido vidas profundamentes llenas de alma, y así parece que tus personajes son de carne y hueso. Me parece algo a reseñar, aparte de tus atmósferas tan bien cuidadas, tan transparentes.
ResponderEliminar¡Un abrazote, Mirella! ^_^
Es sobre lo que más me gusta escribir y desarrollar: los personajes, con sus cambios o terquedades, los prejuicios y los deseos de una apertura mental, la alegría, las amarguras y, como un arqueólogo, escarbar en sus terrenos íntimos.
EliminarSomos tantas capas superpuestas que siempre descubrimos pieles nuevas que nos pertenecen.
Me causa mucho placer y gratitud que me leas, aunque esta historia -me parece- no tiene demasiado que ver con tus gustos literarios o con lo que vos escribís. Y qué bueno que disfrutes de su lectura.
Otro gran abrazo, Marta.
Hola Mirella, por si no lo ves, te dejo por aquí una nota del compañero David Rubio que dejó en uno de mis cuentos, y en el que te anima a participar:
ResponderEliminarDavid Rubio19 de octubre de 2017, 15:01
Hola, Mirella! Me pongo en medio como los jueves. Solo se requiere que subas el relato a tu blog en el mes de la convocatoria, puede ser uno antiguo no es preciso que sea inédito. De lo que se trata es de pasarlo bien, conocernos sin que suponga una sobrecarga a nuestra actividad bloguera. Un abrazo!
Isabel, son dos motivos por los cuales no lo hago ahora:
Eliminar*No quiero cortar la continuidad de la historia de Piera intercalando una publicación distinta.
*Tampoco puedo comprometerme a leer con atención, y como corresponde, a los otros textos para puntuarlos. No me alcanza el tiempo porque estoy rehaciendo los últimos tres episodios de Piera.
En cuanto termine con la publicación (primera semana de diciembre), buscaré algún cuento y me uniré gustosa al concurso.
Gracias amiga por el incentivo y por traerme acá las palabras de David.
Besos.
Vale Mirella, te entiendo.
EliminarMuchos besos.
Este capítulo es una delicia, por la prosa tan maravillosa de Piera (y quien dice Piera, dice Mirella, por supuesto). Creo que hay polos opuestos que se atraen, pero también es verdad que esas diferencias a veces se hacen insalvables y acaban por malherir corazones.
ResponderEliminarPor otro lado, y aunque no soy nada supersticiosa, creo que detrás de las palabras de esa astróloga hay mucha razón, pues para mí todos los encuentros se deben a alguna especie de sino que ha sido escrito con antelación.
Algo me dice que muy buenos recuerdos se despertarán para Piera al revivir la relación de sus padres, pero posiblemente también haya algún secreto de por miedo que pueda herirla.
Un besazo, Mirella.
A pesar de las diferencias estos opuestos se complementaron bien, tal vez porque Renzo se sometía a muchos de los arrebatos de Luciana.
EliminarDesde la astrología profunda, no la de los horóscopos, se pueden entender muchas cosas en un estudio que se llama Sinastría, que compara las cartas natales de las parejas y observa que Tránsitos de planetas hay en momentos claves de su vida, en este caso en el momento del encuentro.
De los padres solo quise dar alguna información para completar un poco más el panorama en el que creció ella.
Te agradezco mucho, querida Sofía, tu atenta lectura.
Un fuerte abrazo.
Precioso, como siempre Mire.
ResponderEliminarEse primer párrafo me ha hecho pensar en mis padres. Pero la verdad es que no sé mucho sobre ellos en esos tiempos de enamoramiento, en caso de que lo haya habido. Mis tías se preguntan cómo hizo mi padre para domar al machote de mi padre. Sólo dios sabe, jajajajaja.
Abrazos y beeeeesos querida amiga.
En ciertas familias cerradas, como las nuestras, donde la comunicación es escasa y hay pocas demostraciones, uno trata de hacer una retrospectiva de la relación... pero cuántas cosas se han olvidado y otras se malinterpretan.
EliminarGracias por tu compañía y el afecto de siempre, Gildo.
Abrazos + beeesos, amigo.
Escribir sobre uno, o sobre tu familia en este caso, es un acto de exorcismo. Es invocar a tus demonios para intentar entenderlos y, a través de las letras, apaciguarlos, aceptarlos. Eso es lo que se propone Piera en este capítulo, eso es lo que transmite tu poderosa narrativa. Un abrazo, Mirella.
ResponderEliminarLa escritura es una buena forma de catarsis... y es gratis... jeje.
EliminarAgradezco mucho tu continuidad en la lectura de esta especie de novela adaptada a un blog, lo que pide datos concretos y una extensión moderada.
¡Un gran abrazo, David!
Piera nos va dando a conocer sus recuerdos, y es bueno ir sabiendo más de su pasado familiar. Ella también tendrá que investigar por qué ese cambio de país...
ResponderEliminarSeguiremos a Piera Mirella :))
Volviendo a la rutina Mirella.
Buen fin de emana.
Besos.
Respecto a sus padres no sabrá más porque murieron. Fueron una de las muchas familias que después de la posguerra decidieron empezar en otro lado, con esperanzas de una mayor estabilidad.
EliminarGracias por retormar la lectura, Laura. Después del descanso y de los hermosos lugares que visitaste, la rutina se empieza con una mejor predisposición.
Besos, igualmente un buen finde para vos.
Este capítulo 11 de tu historia, con ese ir hacia el pasado, hacia los orígenes italianos de los padres de Piera, las tradiciones y costumbres que llegaron con ellos a Argentina, para vivir la vida que pudieron, para amarse, o aguantarse, como sabían hasta morir y dejar una familia dividida, cada uno arrastrando sus dramas, sus soledades y, de alguna manera sus propios destierros, me ha hecho acordar de un poema llamado "Inmigrantes" que lo escuché en la voz del también italiano, residenciado en Argentina, el ya desaparecido Gian Franco Pagliaro.
ResponderEliminarTe lo dejo aquí porque, de algún modo, puede ser parte de la historia de los padres de Piera, de ti y de tantos italianos que llegaron a Argentina para escapar de los horrores de las guerras en Europa.
Recibe un fuerte abrazo y mi admiración!
Inmigrantes
Llegaron con sus mujeres y sus hijos.
Otros, vinieron solos o con algún amigo
desembarcaron en el puerto con el corazón confuso
y los ojos cansados de tanto mar y tanto viento.
Trajeron sus canciones y sus bailes,
sus idiomas, sus ritos, sus rituales, sus dioses eternos
trajeron todo lo que pudieron, hasta sus vicios
y todos los juegos que aprendieron de niños
para matar el tiempo, el tiempo de verse
Tenían olor a otras tierras y semillas en las valijas
el oficio de sus antepasados para enfrentar el futuro
y esa antigua y milenaria costumbre
de sobrevivir a las guerras, a la peste,
a la miseria, a las persecuciones.
Tenían nombres y apellidos difíciles de pronunciar
y difíciles de escribir
que fueron fácilmente deformados
por los inspectores de aduana.
Eran campesinos, carpinteros, albañiles,
artesanos, eran profesionales con títulos
y orgullosos trabajadores de cualquier cosa
sin títulos y sin blasones.
Eran expertos en sacrificarse todo el día del mes,
de todos los años, de hacerle frente al mal tiempo
y a la mala suerte, con la pala en la mano
y un canto en la voz, era gente extraña
en un país lleno de extraños
heridos de la abnegación,
obstinados cabezas duras
capaces de sacar agua del desierto
y tierra de las aguas
de convertir médanos en jardines
y perforar montañas
para acortar los caminos del sufrimiento
y crearon ciudades, curaron enfermos,
levantaron sus iglesias y sus templos,
derribaron árboles
y con la madera de esos árboles
hasta hicieron sus propios ataúdes.
Llegaron para hacerse a América
en un par de años,
con la idea fija de regresar cada uno
a su pueblo pero aquí se quedaron
para siempre, aquí murieron
sin haber olvidado nunca el idioma natal
sin haber aprendido bien nunca el nuevo idioma
aquí tuvieron mas hijos y estos otros mas
que fueron sus nietos, y estos muchos mas
hasta poblar este desolado y vacío país
de doctores y médicos, de poetas y cantores,
de músicos y bailarines,
de trabajadores pacientes,
de abnegados campesinos,
de ingenieros y albañiles,
de hábiles artesanos y sublimes artistas
que heredaron esa antigua milenaria costumbre
de sobrevivir a la guerra, a la peste, al hambre,
a las persecuciones, en un país
que busca su identidad en el monte
en el altiplano, que busca su pasado
entre las ruinas de otras arquitecturas
en el sonido de otros instrumentos
en la historia de otras historias
menos en los barcos, en esos viejos barcos
que un día cruzaron milagrosamente el océano
con un cargamento enorme de pequeños
y grandes inmigrantes.
Te agradezco mucho el hermoso comentario que me dejaste y es cierto sobre las nostalgias de la patria dejada atrás, sobre todo para quienes traen muchos recuerdos de ella, como en el caso de los padres de Piera, de los míos. Supongo que también es tu caso con tu querida Colombia, aunque no sé si te fuiste ya adulto de allá.
EliminarNo conocía este poema de Pagliaro, que refleja maravillosamente los sentimientos de los que cruzaron el océano para encontrar tranquilidad, trabajo en estas tierras y un futuro para sus hijos.
Muy amable por haberlo copiado. Lo buscaré en YouTube porque me gustó mucho.
Un fuerte abrazo, Gustavo.
Piera se reencuentra con su pasado, ahora que es cuando está más sola y parece que plasmar esas ideas en un papel la reconforta. Tal vez la invada la nostalgia del lugar de procedencia de sus ancestros, un lugar que no conoce y del que provienen tantos argentinos. Capítulo de transición que tal vez nos introduzca en algún nuevo aspecto de la novela. Un abrazo Mirella.
ResponderEliminarEscribir reconforta siempre y también posibilita una reflexión profunda sobre los antecedentes propios y de otros. Para el inmigrante o para sus hijos reconstruir el pasado, los orígenes de la familia sirve para afirmar su propia identidad, con lo heredado y con lo que recibe en la nueva tierra.
EliminarMuchas gracias, Jorge, por seguir interesado en la historia.
Un abrazo.
Piera regresa all pasado a las historias que escuchó y las que vivió de pequeña. Es una historia de muchos italianos que llegaron con muchas ganas de trabajar y amar a su familia. un placer leerte.
ResponderEliminarmariarosa
Es inevitable tratar de recordar la historia de los padres y hurgar en la memoria, sobre todo cuando ya no quedan parientes para tener más información.
EliminarMuchas gracias, Mariarosa por no perderte ningún episodio. Sos una lectora de lujo.
Un fuerte abrazo.
Hola Mirella,
ResponderEliminarA veces se necesita parar y admirar el pasado, tanto el nuestro como el de nuestro entorno, en este caso el de los padres de Piera, lo encuentro terapéutico. Estoy segura que cuando empiece a vislumbrar correctamente esa parte, abrirá otras de ella y de su infancia que no sabía que existían. Y sé comprenderá mejor.
Un besazo, y feliz tarde.
Ya lo creo que es terapéutico, especialmente si se hace con la intención de limpiar el pasado, deshacerse de rencores y mirar a la familia desde un lugar más comprensivo, aunque ellos no lo hayan sido.
EliminarMil gracias, Irene, por tu comentario muy atinado.
Besotes y que tengas una buena semana.
Oh Mirella que tierno me ha resultado este capítulo, hay tanta dulzura en las letras de Piera contando sobre sus padres y algunas de las frases son geniales, me ha encantando por lo plástico que es ese hombre metido para adentro y leer la complicidad que se intuye en las letras entre ellos me ha hecho leerte con una sonrisa.
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso enorme y que tengas una gran semana
El matrimonio era unido y podría pensarse que a Piera le sirvieron de ejmplo de cómo se ve el amor. Pero ella lo veía de afuera, como el de las películas y sentía que no formaba parte e eso.
EliminarGracias por estar siempre, Conxita.
Un gran abrazo.
Con Piera me has traido a la memoria les canzonetti de la Mamma... en bello napolitano, Palummella, Santa Lucia, O sole....
ResponderEliminarMenuda mezcla explosiva la de un romano y una napolitana, de ahí Piera y su combate entre corazón y razón.
Besos, mi Bella Dama de las letras.
Por lo menos entre ellos las cosas funcionaron bien.
EliminarHabía algunas de las canzonette napoletane que eran divertidísimas. Mi padre le regaló a mi mamá, que era de Salerno, una recopilación en las que se mezclaban las alegres con tremendas tragedias.
Gracias, querida Zarcita.
Un inmenso abrazo.
Es sorprendente lo que sabe de sus padres. Yo no sé nada, o poco y nada, de mis padres. Y ni sé si quiero saber tanto.
ResponderEliminarSaludos.
Depende de cada uno, yo tampoco supe demasiado de los míos.
EliminarGracias, Raúl.
Un abrazo.