Lo mío era escribir relatos, hasta que un día se agotó la tinta de la
lapicera. Compré otras de buenas marcas, no obstante, las letras seguían
invisibles. Tiré hojas, lápices, bolígrafos y lo único que supe hacer fue
llorar palabras.
Cada lágrima estaba hecha de un agua marina que no podía conjugar
ciertos verbos ni adjetivar emociones. Mis ojos supuraban lagrimones atlánticos
y se derramaban por mis mejillas con sus relatos intranscribibles, en un código
que no logré descifrar en ese tiempo.
Luego vino una época en que los cuentos se urdían solos,
repentinamente, como si hubiese una mano que trenzara la trama por mí,
siguiendo indicaciones de una voz que las dictaba.
Con mi manía perfeccionista objetaba a la mano y a la voz, pero —para
bien o para mal— finalmente permitía que hicieran su tarea en libertad.
Viví cada una de las narraciones como si fuesen mías. Eran parte de mi otra
historia, la íntima y secreta que nadie conoce. Sentí que mi vaso, casi siempre
medio vacío, se iba colmando de un vino dulce, burbujeante.
Lo bueno tiene fecha de caducidad. En algún momento surge un escollo
que entorpece las palabras, quiebra el ritmo. Estoy anclada en esa piedra, como
un pez que agoniza, con las escamas chamuscadas por el sol. Todavía alguna ola
compasiva le moja la boca y le ofrece unos minutos más.
El pececillo se ha entregado, entrecierra los ojos, sueña con los
compañeros del cardumen, con los corales y las anémonas del mar caverna que lo
cobijaba y lo ha relegado.
Yo, añoro mis historias perdidas.
©
Mirella S. — 2015 —
Arte digital de Amandine Van Ray
Arte digital de Amandine Van Ray
Asi de repente ¡zas! toda la trama desaparece y uno retuerce la mente tratando de recordar pero naa de naa. Ni modo, entonces uno busca los viejos apuntes y como no esta con la musa le sale un desaguisado fenomenal.
ResponderEliminarBesos
Eso que contás es feo cuando pasa -y me ha pasado- pero también el que no te venga una sola idea potable.
EliminarGracias, Chaly, un abrazo.
quedaran en el mar de los recuerdos
ResponderEliminarAy, Oscar, no, por favor, necesito mis historias.
EliminarBesos.
Todo lo que escribes es una hermosa historia.
ResponderEliminarYo creo que deben ser hermosos hasta tus silencios.
Las musas no te abandonan.
Te idolatran.
Besos.
El silencio es bueno, lo amo, pero cuando ya se prolonga tanto y ni los pájaros me traen una sola palabra, para mí es muy triste.
EliminarBesos, Torito.
Supongo que hay un tiempo para todo y que las historias dependen muchas veces del camino y no del caminante.
ResponderEliminarÉsta, por ejemplo, es la historia de un cuentero que perdió por accidente sus palabras. Luego, en el trayecto de su peregrinaje bordeando los océanos de tinta para encontrarlas, descubrió que nunca las había perdido, sino que, le habían acompañado todo el rato bajo otro disfraz, más amargo y recio, esperando la ocasión precisa para que el cuentero buscara en los mercadillos de ocasión un nuevo vestuario.
Un abrazo.
Jajajaja... Jonh sos un cubano de oro, hasta armaste una historia con otro de mis cuentos.
EliminarLa verdad es que me siento como ese personaje, el cuentero, que perdió la capacidad de contar algo nuevo. A veces hay que aceptar que esa es la trama: la falta de historia.
Mil gracias por tu estímulo y un fuerte abrazo.
Pues esta historia es real y me ha tenido muy pendiente de cada palabra, sobre todo de cada sentimiento que es lo que tú expresas. No necesitas musas, te vales tú sola cuando miras dentro de ti y el pez no agoniza, simplemente descansa. Besicos.
ResponderEliminarGracias, Ange, por tu cálido comentario lleno de afecto, lo aprecio mucho en estos momentos.
EliminarUn gran abrazo.
Que sigan lloviendo tus palabras, Mirella. No hay lluvia más reconfortante.
ResponderEliminarSé que lograrás volver a mojar de nuevo esas piedras.
El Mar necesita de peces como tú.
Un beso grande, mi bella Dama.
Y gracias por tus palabras, todas.
Hoy llueve en Buenos Aires, Zarza, desde mi atalaya del piso 20º observo si de las gotas de lluvia cae alguna palabra que me sirva, que me de pie para contar algo.
EliminarGracias a vos, querida Eva, con un besazo enorme.
Hermoso a pesar de la tristeza que provoca leerlo. Hay ciertos momentos que el silencio es lo único que sale de nosotros.
ResponderEliminarbesitos !!
Gracias por estar siempre, linda Nieves, en las épocas de abundancia como en las de las vacas flacas.
EliminarUn abrazo.
Una belleza, Mirella. Ese pez, me llegó tan adentro. Yo que soy tan pez, entiendo perfectamente esa imagen que describes. No te hemos olvidado, jamás podré olvidarte compañera del cardumen. En las profundidades de mi mar, siempre estarás conmigo.
ResponderEliminarTe quiero mucho, muchísimo, mi hermana de luna.
Un fuerte abrazo y un beso de agua marina.
Ninguno de ustedes forma parte de ese cardumen del que el pececillo se siente alejado. Por el contrario, son todos espíritus protectores que me acompañan con amor durante un trance difícil.
EliminarTe agradezco el afecto, el estímulo y la compañía, Mabelita, mucho, mucho.
Un abrazo bien apretao, guapa.
Quiero imaginar que es uno más de tus maravillosos escritos, porque no puedo ni quiero creer que tus letras se te agazapen para no ser lloradas o repentinas urdidas sin tan siquiera tu permiso.
ResponderEliminarVolveré a por más de tus letras.
Besos.
Ojalá lo fuera, Marinel, es pura realidad, se me escaparon las historias, ahora las busco y no aparece ni la punta de una idea. Espero que no se hayan ido demasiado lejos.
EliminarGracias por la lectura y otro beso.
Creyendo que eran las musas te acomodaste sin siquiera imaginar que eras tu quien dominabas las palabras, tu que frase a frase construyes textos que remueven entrañas y sentimientos, es solo un poco de languidez, melancolía o apatía que con el lápiz en la mano lo superas y nos dejas un texto como el de hoy, que por cierto deberías leer en voz queda y disfrutarlo como he hecho yo. Abrazos redondos
ResponderEliminarMe alegra saber que disfrutaste lo mismo, sin trama y sin personajes, apenas mi voz llorosa, en la búsqueda de palabras que desemboquen en una historia.
EliminarGracias, Ester, por tu calidez y un fuerte abrazo.
Lo bueno es que hace falta tinta para crear historias, esas lágrimas plasman sentimientos que notamos en cada escritos.
ResponderEliminarHermoso texto.
Saludos.
Muchas gracias, Raúl, por la presencia y por el ánimo.
EliminarUn abrazo.
Pues yo te leo y busco un hueco entre tus palabras , me acurruco y encuentro la paz
ResponderEliminarhoy tocaste la fibra más si cabe
un abrazo
Muy amable, Piel, muy lindo tu comentario, te lo agradezco de corazón.
EliminarUn abrazo.
buen trabajo Mirella, las palabras , las metáforas empleadas , logras dar clima y emoción
ResponderEliminarllegas al lector fluidamente
abrazos gorditos
Gracias, Elisa, el objetivo del que escribe es precisamente la de tocar alguna fibra del lector.
EliminarMe da gusto saber que lo conseguí también con este texto, que no me parecía muy logrado.
Besos rellenitos.
gracias por tu huella, ten un fin de semana precioso
Eliminarabrazos energéticos
Igualmente para vos, por encima de las fechas tristes.
EliminarAbrazote, Elisa.
Sólo se esconden las traviesas Mire, ahí siguen pero no se dejan ver.
ResponderEliminarPues no estarán tus historias, pero qué buenos textos estas creando, y aunque me duelen porque te quiero, disfruto su impecable manufactura.
Te abrazo fuerte, beeeeesos y abrazos.
Voy a tener que usar lentes para ver si las pesco, Gildo. Pero no sufras, amigo, son malas rachas que pasan y si disfrutaste del texto, quédate con eso.
EliminarEnormes beeeeesos y abrazos.
Abrí tu blog y me encuentro con un cambio de imagen en la cabecera, abandonaste el oscuro anterior por este claro y con un motivo poético muy logrado, me lleva a interpretar que hay luz dentro tuyo o que la recuperaste!! Incluso en tu texto, muy melanco, hay un anhelo de resurgir:La sociedad formada por la ola complaciente y el pez moribundo sobre la piedra tiene visos de empresa positiva!!
ResponderEliminar¡Que vuelvan las musas, son tus sucursales externas, estas constantemente irradiando imaginación y ellas te la regresan en el momento justo!
Adorada MIR, abrazo continuo en esta tarde gris!!
Con la supuesta primavera, abrí el balcón para que entrara aire y sol y cambié la foto de la cabecera por esta más acorde con la estación, aunque hoy parece pleno invierno.
EliminarComo el pobre pez, estoy en un sube y baja emocional, donde los sentimientos opuestos se alternan. Ya pasará.
Gracias por tus buenos deseos, Edu.
Un gran abrazo.
Además de que tus musas nunca te abandonarán, por lo bien que escribes y la forma de sentir y expresar que tienes; un ángel siempre estará a tu lado, por tú buen hacer y buena persona. No te quepa duda, de que siempre habrá algo y alguien que te ayude y proteja.
ResponderEliminarBesos y abrazos querida Mirella.
Me alegra que pienses eso de mí sin conocerme, Rafa. Trato de ser una buena persona, lo que no logro es ser buena conmigo misma, menos exigente y comprender que soy un ser humano con fallas y aceptármelas.
EliminarTe agradezco mucho tu calidez, amigo, y te dejo un enorme abrazo.
Tus palabras ahí están siempre...Quizas, algunas veces, sientas que se toman unas justas vacaciones. Dejalas ser, lo merecen con creces, y cuando vuelvan, obviamente, nos vas a seguir sorprendiendo como ahora mismo lo hacés, con estas lágrimas que, lejos de ser sólo un lamento, nos han confiado una parte de tu historia.
ResponderEliminarUn grande abbraccio, e lascia che siano. Presto torneranno.
No sé bien por qué, es una sensación que tengo, que ya no escribiré más historias. No te lo puedo explicar, Patzy, probablemente esté agotada, tal vez en algún momento salga alguna. Lo que sé seguro es que no voy a dejar de escribir.
EliminarAbbraccio forte e bacio, grazie per le tue parole, cara.
Si te sirve de algo...yo siento lo mismo respecto de mis diseños digitales! Habrás notado que en ese blog no intervengo desde hace largo rato...Tal vez, estemos mutando!!! Ja! Ya veremos bajo que nuevas formas nos reencontramos! Baci, cara amica.
EliminarLo que me digo siempre es que hay que estar abierto a lo nuevo, a buscar continuamente formas de expresarse.
EliminarTanti bacioni, Patzy.
Cómo me identifico con este texto, Mirella. Escribir es navegar por mares embravecidos; a veces, nuestra nave surca los mismos presta y veloz; otras, se queda parada a merced de todas las tormentas.
ResponderEliminarHas expresado muy bien esos estados en que parece que hubieran huido de nosotras todas las destrezas, esos en que suponemos que jamás volverá la magia a nuestras páginas. Pero vuelven, antes o después vuelve la magia de la escritura y volamos sobra las líneas olvidando los malos ratos.
Un grandísimo abrazo.
Escribir, como cualquier arte que se hace con pasión, es adictivo e imposible de parar. Estas crisis en mí son cíclicas y varían los motivos: o porque creo que ya no tengo más nada qué decir o porque me parece que me repito o, como ahora, que no consigo imaginar historias, como si se las hubieran llevados mis queridos pájaros.
EliminarSé que no voy a abandonar y me da gusto que te hayas sentido identificada con el texto, con toda la producción que tenés en tu haber.
Muchas gracias, Isabel, un fuerte abrazo.
Muy bueno tu texto, muy bueno por lo real; a todos a veces nos sucede que se seca la tinta y nada nos resulta creativo. Pero pasa, son temporadas.
ResponderEliminarAlguien que me despierta ideas es Silvina Ocampo. En sus textos y poemas siempre encuentro una soga que me salva del naufragio.
Volviendo a la falta de inspiración; este texto te salio fantástico.
Menos mal que siempre queda tinta...
mariarosa
La tinta está en las venas, así lo siento yo, Mariarosa. Hay épocas en que se vuelve anémica y diluida, pero como vos decís, lo mejor es dedicarse a leer a los autores que nos inspiran.
EliminarGracias por estar siempre, amiga de letras.
Un abrazo.
Es muy cierto lo que decís, Jorge. Tengo en mi cabeza y en viejos cuadernos muchos inicios de historias que nunca fueron desarrolladas, quedaron allí, truncas, por algo será.
ResponderEliminarGracias por el estímulo, la lectura y el comentario.
Abrazote, guapo.
Creo que lo más bello son los sentimientos que subyacen. No es fácil plasmarlos. Tú lo logras.
ResponderEliminarBesos.
Te agradezco mucho, Marybel, que lo percibas así.
EliminarUn abrazo.
Hace unos días terminé de escribir un relato (que verá la luz en el blog dentro de algunos meses). Y me pasó algo parecido: me quedé sin historias, como vacío, con un pánico creciente ante la hoja en blanco. Estuve así un par de días, cabizbundo y meditabajo (por un tema laboral estacional, esta es la época que debo aprovechar para escribir; más adelante, a los pocos meses de comenzar el nuevo año, se complica), hasta que vi en la tele la noticia sobre la pena que le dieron a Trasancos, aquel que mató a dos pibes pasando un semáforo en rojo a una velocidad estratosférica. Y las musas volvieron: si no es mañana, el domingo o el lunes las palabras vuelven al ruedo.
ResponderEliminarY sé que las tuyas también volverán: no las podrás retener dentro tuyo, Mirella.
¡Saludos!
Siempre me da mucho gusto saber que quien tiene la pasión por la escritura encuentre sus momentos para darle cabida dentro de las actividades cotidianas. Y más todavía si le aparece el síntoma de la hoja en blanco y logra superarlo.
EliminarNo es lo que me está pasando, Juanito, no dejé de escribir, pero lo que extraño es armar historias. Estoy pasando por un mal momento de salud, quizás eso influya y me surja más expresar lo emocional. El tiempo dirá.
Estaré a la espera de tu próxima publicación.
Gracias y un abrazo.
De contar historias a llorar palabras. Es una especie de confesión, como toda confesión, valiente; pero además, hermosa. Me gustó este salto de lo otro a lo propio. Del mundo que tejemos desde los alrededores al que empezamos a vaciar desde adentro. Una delicia, como casi toda delicia, llena de sutileza.
ResponderEliminarDespués descargas llena de poéticas imágenes la dualidad que parece estar en el ahora. Eso sí, con esa perfección que te define y como lectores agradecemos porque leyendo se aprende Mirel.
Gracias por estas historias llena de ti.
Un beso querida y admirada prosista.
Siempre me costó mucho hablar de mí, Gonza, por eso me gusta inventar historias. Pero también es cierto que estoy en esas historias, solo que camuflada. Como no puedo dejar de escribir -y menos en estos momentos- apareció esta forma más íntima, que me gusta desarrollar y que va más de la mano de la poesía.
EliminarQuizás está bien que así sea, aún me cuesta aceptarlo.
Gracias por tu amistad y el afecto que se derrama en cada uno de tus comentarios.
Un gran abrazo.
Para mi, una bellísima metahistoria a la añoranza. A la añoranza de esas otras historias, que ahora sientes ocultas, calladas, pero tan bien narrada, que tal vez supere a muchas de ellas.
ResponderEliminarBellísima historia que por si sola, y de alguna manera, desmiente lo que dice.
Con todo mi cariño para ti, abrazo enorme.
¡Te pasate, Soco, con el comentario! Un forma excelente de ponerle la tapa a esa plañidera desconforme... jajaja...
EliminarMe encantó tu forma de decirlo.
Gracias, siempre, con un abrazo lleno de sol.
GUAUUU...
ResponderEliminarTe agradezco, Adolfo y te abrazo.
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