Acuarela de Elena Yushina
Otoñal
Atardece.
La claridad se eclipsa y el sol, en su último esfuerzo, trata de fijar su
brillo en las paredes de los edificios.
Abril:
es otoño. El ciclo de la vida desgrana una estación más, la naturaleza mengua,
muere y renace.
Cada hoja amarilla que
cae es como un pájaro de oro que abandona el nido para fertilizar la tierra. Eso solías decirme cuando
tenías doce años. Y también: El otoño deslumbra al extender sus tapices de
hojarasca. Es un hombre maduro, vestido en gama de sepias que, perezosamente,
se desnuda de sus ropas.
Tu mirada
era de poeta, mientras que yo solo notaba veredas sucias que había que barrer
para que no se taparan los desagües. ¿A quién saliste? Tampoco te parecés a él
que, furtivo, se mete en las palabras de los demás, aprovecha las pausas y cuenta
sus banalidades.
Atardece.
Es la hora de los puntos suspensivos, de la quietud, como si algo se detuviera
unos segundos. Hasta me creo capaz de encarcelar al tiempo en mi mente. Sé que
no puedo pensar el tiempo, a medida que lo pienso, es pasado.
Allí, donde
estás, resbala una lluviecita tibia, que permite a los brotes nuevos
fortalecerse. Recién, una ráfaga exaltada, atacó el patio con su espada filosa
y tuve que limpiar lo que trajo. La brusquedad del aire que se revuelve me
provoca la sensación de que las hojas son cosas muertas que se depositan en mis
pensamientos, marchitándolos.
Quisiera
que el viento me traiga algo tuyo, olvidado cerca de una ventana abierta. Desde
la mía contemplo que unas golondrinas rezagadas quebraron los puntos
suspensivos y se alejan en una amplia curva, de oeste a este. Escapan del cielo
incendiado, hacia el refugio de la noche. Como hiciste vos, construyendo tu futuro
en un vuelo áureo.
Cierro
la puerta de vidrio que da al patio; el viento igualmente se filtra por los
burletes viejos con su silbido sarcástico.
© Mirella S. —Abril 2014—
¿Así que estamos en otoño? En estas cosas siempre me pierdo, para mi es cuando hace frío, cuando hace calor, época seca, época lluviosa.
ResponderEliminarSaludos
Bueno, señor despistado, con el relato se pudo enterar en qué estación del año estamos.
EliminarYa me doy por satisfecha.
Saludos.
Claro que no se puede pensar el tiempo, a medida que lo pienso, el ahora ya es pasado... es muy cierto. Mirella no me canso de decir que tu prosa es divina... esa prosa con tintes poeticos que nos hace caminar en tus escritos...
ResponderEliminarbesos
carlos
Hasta hace un tiempo me gustaba más armar una trama, en la que pasaran una serie de hechos bien concretos. Ahora me siento más estimulada a meterme en el interior de los personajes.
EliminarContenta de que guste también esta nueva forma.
Carlos, un gran abrazo.
Muchos para ti amiga.
EliminarCarlos
Carlos, vas a tener que explicarme cómo hago para cambiar el enlace con tu nuevo blog, ya sabés que soy "cero" en esas cosas.
EliminarEl otoño es devastador para las almas sensibles.
ResponderEliminarProtégete por favor.
Besos.
Torito, muy amoroso de tu parte por la preocupación, pero me gusta el otoño. En cambio el verano es el que me resulta devastador.
EliminarSiempre gracias, con un gran beso.
Melancolía pura por el hijo que ya alcanzó su independencia y el otoño como marco de unas golondrinas tardías que rompen puntos suspensivos ¡GENIAL!!!
ResponderEliminarMe felicito por seguirte!!
Abrazo continuo, Mirella!!
Te felicito por felicitarte, Eduardo... jajaja... Espero que encuentres en los textos que irán apareciendo un rico alimento para tu alma de buen lector. Si hasta vas a terminar siendo poeta.
EliminarUn abrazo... con puntos suspensivos.
En otoño las hojas caen, y tambien nosotros, a cuidar nuestras defensas, y seguro que no podrá hacernos daño, disfrutaremos con él.
ResponderEliminarPreciosa la entrada Mirella.
Las defensas caen cuando cae el espíritu, habrá que tratar de mantenerlo alto y apreciar la maravillosa gama cromática que el otoño nos ofrece.
EliminarMuchas gracias, Carmen.
Besos.
las estaciones pasan
ResponderEliminarel tiempo no olvida. En otoño, se ensaña
Profe estás hecho un poeta filósofo... ¡un gusto!
EliminarAbrazo.
Qué prosa más exquisitamente lírica, Mirella. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias por esta belleza.
Me voy encaminando por otros senderos, me gusta inspeccionar nuevas rutas.
EliminarTe agradezco mucho la lectura y el comentario tan elogioso.
Besos, Isabel.
Lo que te digo, biorritmos cambiados, pero da igual... tu otoño es mi primavera pero tanto el uno como la otra, me producen una especie de afasia emocional que me bloquean la voz.
ResponderEliminarLuego pasa, cuando se va asentando el tiempo, pasa, y nos vemos inmersos en la nueva estación como si no hubiera existido otra.
Nada puede corromper tu pensamiento porque hasta en la decrepitud otoñal, describes la belleza del ciclo vital. Hay que morir para renacer desde el olvido, Mirellísima.
Comparto.
Namasté.
Gracias, Morg, te contesté en Ultra.
EliminarSos una visitante de lujo.
Abracísimo.
Precioso, Mirella. Cada día me gustan más tus escritos. Es una satisfacción seguirte.
ResponderEliminar"El otoño es elegante en su desprolijidad de hojarasca. Es un hombre maduro, vestido en gama de sepias, que se desnuda en un lento striptease."
Besos.
Qué lindo comentario, María del Mar, es una satisfacción saber que se progresa en lo que hago con tanta pasión.
EliminarBesos, guapa.
todos somos aves de paso
ResponderEliminarpoético texto nos compartes Mirella
felicitaciones
besitos
Si, Elisa, somos como las golondrinas que migramos a otros territorios, la mayoría de las veces internos.
EliminarMil gracias y besos.
No me dejaste un mínimo espacio para pensar. Me la pasé sintiendo. Es que el Otoño es mi estación favorita. Tiene la dosis justa de elegancia, temperatura y la paleta de colores que me encandila el alma. Excelente. Un abrazo, Mire. P/D: A seguir buceando nuevos mares ;-)
ResponderEliminarEso sí que es un elogio, Bee, no pensar ante un texto y limitarse a sentir lo que nos produce lo que leemos.
EliminarTambién es mi estación favorita. Bucear, siempre, soy una buscadora nata.
Un abrazo, linda.
El otoño siempre trae pensamientos tristes, no sé si deprimentes, pero de esos que te dejan como un suspiro en el pecho que nunca se exhala.
ResponderEliminarMenos mal que tu hoja perdida no estaba seca ;)
Saludos.
Lo dijiste justo, Raúl: un suspiro que queda como contenido. En mi caso no me lo trae el otoño, sino que son etapas, que caen en cualquier estación.
EliminarAlgunas de mis hojas perdidas y medio olvidadas estaban un tanto amarillentas por el encierro prolongado.
Gracias por estar siempre, saludos.
una prosa bella, una forma de ver el otoños con colores y sensaciones, y desde la mirada de otra persona y darle vuelo de poeta al otro, mientras que la verdadera poeta eres tú.
ResponderEliminarAplausos.
mariarosa
Ya varios me están llamando poeta y todavía me cuesta acostumbrarme. Siempre escribí prosa, sólo últimamente y con el blog apareció esa veta más poética.
EliminarMe gusta explorarla.
Gracias por el entusiasmo. Un beso grande, Mariarosa.
imagino que dejó perfumado a otoño!!!!
ResponderEliminarSi, Jenny, cada estación tiene su olor particular y más se percibe si nos alejamos un poco del cemento urbano.
EliminarGracias por la visita, besos.
Hermoso texto, Mirella, es curioso como nos cuesta adaptarnos a ese cambio de estaciones. Aquí Abril es luz es primavera, es alegría, sin embargo para vosotros es el otoño. Me encanta leerte. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEn el otro hemisferio todo reverdece y aquí abajo predominan los ocres y amarillos, que me parecen muy bonitos también. Cada estación tiene un sentido.
EliminarMuchas gracias por la lectura y me alegro que te gustara.
Abrazo, Alfredo.
Mariella no dejás de sorprenderme! Sinceramente, amiga, sos uno de los casos que lamento, sinceramente, que no esté publicando su obra. Me parece de un gusto exquisito esta manera tuya de describir...pude experimentar el aire, el olor y los colores del otoño leyendo este "fragmento!...Tengo muchas gana de hacer algo con él...Mmmm por ahí te lo ilustro y, si me lo prestás, lo publico en mi blog! Te mando un gran abrazo.
ResponderEliminarCon todo gusto, Patzy, sos una amiga. Me encanta la idea de la ilustración, hacés unos trabajos preciosos. Está a tu disposición, cuando quieras y tengas tiempo.
Eliminar¿Te tengo que mandar el texto via mail o lo podés sacar de acá?
Gracias por tu comentario tan cálido y elogioso.
Otro abrazo enorme.
Entrada tras entrada me sigues sorprendiendo por la majestuosidad que tienes para escribir.
ResponderEliminarBesos Mirella.
Mil gracias, Rafa querido, es la aspiración del que escribe: sorprender. Es bueno saberlo, porque a veces tengo la sensación de que me repito.
EliminarEspero que tus vacaciones de Pascua hayan sido de poca penitencia... jajaja...
Besazos.
ResponderEliminarMe gusta tu semblanza de vuestro Otoño, aquí Primavera. Hojas, dorados, ese viento que mueve la hojarasca... elementos primordiales.
Nada impide que sucumba el sol del otoño, excepto nuestro propio sucumbir.
· un abrazo... otoñal
· CR · & · LMA ·
Estamos en los opuestos, pero para mí son las dos estaciones más lindas: la explosión de la luz y el color, ustedes; nosotros, sumidos en los matices ocres y amarillos..
EliminarGracias, Bolo, un abrazo.
Me ha gustado Mirella. Aunque acá es primavera.
ResponderEliminarAbrazote.
Gracias, Gildo, por pasar, me alegro que te gustara el texto.
EliminarTenemos las estaciones invertidas...
Otro abrazote.
Oh, Mirell, l'automne; la saison plus belle de l'annèe...
ResponderEliminarbesosbesos
Si, Soco, también para mí... gracias por la lectura.
EliminarMás más besos.
Brillante, Mirella. Cuántas cosas nos contás, entre líneas, en letras tan bellas. Como prosa poética, me animaría a decir que es de lo mejor que he leído de tu autoría. Me encantó, che. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarSaludos...
Me alegro, Juanito, que lo sintieras así. Soy poco objetiva con lo que escribo, pero tengo algún otro texto en esta forma poética, más logrado, que seguramente no leíste porque los publiqué en los primeros tiempos del blog.
EliminarMil gracias, con abrazo.
SE SIENTE ESE SILBIDO NOCTURNO DE LA BRISA EN BUENOS AIRES.
ResponderEliminarBESOS
¿Llega hasta allá? Es un ventarrón, entonces.
EliminarGracias Adolfo,un fuerte abrazo.
Un texto bellísimo coloreado con los matices de la nostalgia o la melancolía en un momento propicio, porque el otoño muchas veces es eso: la previa de ciclos que se cierran, que se terminan.
ResponderEliminarMe gusta la serenidad con que está narrado y las imágenes en toda la prosa, las del final son potentísimas.
Un abrazo Mirella.
Un texto al que no le tenía mucha confianza, porque fue escrito como el apunte de un sentimiento inspirado por este otoño, que se está presentando muy tibio y soleado.
EliminarSi querés quedarte un rato, estás invitado, hoy el día pinta espectacular.... jajaja...
Mil gracias, Gonza, un fuerte abrazo.
Nada perturba que el otoño ingrese en nuestras vidas; esos matices descoloridos o amarillentos hacen resaltar despuès el verdor del dinamismo, tanto de la naturaleza como de nuestros ànimos...
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Cada estación tiene su encanto y su razón de ser.
EliminarUn beso grande y gracias por pasar.
A mí el otoño y la primavera tienen un efecto en mi animosidad. Es un texto encantador, con todos los colores característicos de la estación. Ciclos que se cierran para dejar paso a otros.
ResponderEliminarMuy bueno Mirella.
Un fuerte abrazo.
Me imagino a la vida como círculos espiralados y que en cada vuelta se cierra un ciclo.
EliminarY siempre tengo la esperanza de que en cada giro podemos elevarnos un poquito más que en el anterior.
Gracias y un abrazo, guapa.
Tras la calor de ese verano que arrasa la piel y los deseos, la llegada del otoño siempre la he vivido como un renacer a la lluvia, y a la vida, tapizada por sus hojas en el asfalto cubierto de tonos verdiamarilláceos hasta caer en los marrones y hacerlos crujir.
ResponderEliminarLa melancolía que la envuelve gira y gira, como esas hojas caducas que giran en los acendrados yo-s de atardecederes sin dueño.
Besos, bella dama.
El verano no es precisamente mi estación favorita, decaigo sin poder remediarlo. En cambio en el otoño, paradójicamente, renazco. En eso nos parecemos, Zarza.
EliminarGracias por tu presencia y tus palabras.
Besazos.
¿Y si eso que denominamos el tiempo es el ser, la realidad o como queramos llamarlo? Se escapa sólo si intentas apresarlo, es tan misterioso como el mismo otoño... Y, mientras, las palabras se me escapan entre los dedos. La calma en la que cabe tu texto me invita a pasar, qué le voy a hacer.
ResponderEliminar¡Un abrazo, Mirella! ^_^
Llegó el filósofo y habló del ser, la realidad y el tiempo... me encantan tus conclusiones o la falta de ellas, porque poco es lo que podemos conjeturar.
EliminarBienvenidas las palabras que se te fueron de entre los dedos, aterrizaron acá.
Gracias y otro abrazo.
El otoño es mi estación favorita y después de leer tu texto, más. Qué maestría en tu pluma, Mirella!!
ResponderEliminarUn besazo.
Coincidimos, Mabelinda... aquí están haciendo unos días dorados y tibios y esta mañana fui a caminar sobre un tapiz de hojas crujientes.
EliminarDevuelvo el besazo, multiplicado por dos.
...cara Mirella, la stagione autunnale è la mia preferita, riempie l'anima di mille sfumature colorate, dove la poesia trova i suoi respiri più ampi, e il tuo scritto è un poema interiore; ti abbraccio con l'aria della mia primavera...
ResponderEliminarCiao, caro Sergio, ancora sveglio? Si, l'autunno è la stagione che preferisco, specie dopo l'estate calda di questo emisfero.
EliminarI colori sono riposanti, l'aria si torna mite e qui si riprendono le attivitá...
Mi fa molto piacere che ti sia piaciuto questo scritto.
Un abbraccio nella notte.
Ya se dormirá luego el viento, Un beso, precioso relato, me gustó.
ResponderEliminarFeliz semana, Mirella.
Gracias, linda, por pasar.
EliminarUn besazo y que disfrutes tu fin de semana.