Foto de André Kertész |
Sopesa el arma.
Levanta el brazo y con la mano izquierda se sostiene la muñeca. Comprende
que con ese acto ella se condenará, pero que también el odio que la ahoga se le
escurrirá de adentro.
Se ha preparado durante largos meses en los que temió que, llegado el
momento, la voluntad se le quebrara.
Imagina el trayecto de la bala. Casi puede verla cómo en cámara lenta recorre
los metros que la separan de su enemigo. Igual que un ínfimo bólido de metal fosforescente
dibujando una línea de puntos que la unirá al miserable.
La bala, al salir del cañón de la 9 mm, se acercará, implacable, a la
frente del otro, que la mirará con el espanto inerte de una estatua.
Tocará la frente del que ya estaba muerto en cuanto entró al callejón —aunque
en ese momento todavía no lo supiera.
Ella sentirá alivio y algo parecido a ser dios en el instante en que el plomo
penetre en el entrecejo del hombre, quien lentamente, como una sombra, empezará
a desmoronarse.
Inmóvil en el extremo opuesto del callejón, podrá ver la bala que abre la
carne, oír el crujido del hueso quebrándose, cómo el proyectil atraviesa la
blandura infame del cerebro y se incrusta en la pared mohosa.
Como si presintiera su presencia, el hombre alto se da vuelta. Para recibir
mejor su castigo —piensa ella.
Ciñe el gatillo y lo aprieta.
El fogonazo ilumina la soledad gris del lugar. El hombre alto cae. Anochece.
No hay alivio, sólo un vacío, como si al dispararse, el proyectil le hubiera
arrebatado el alma.
© Mirella S. — 2013 —
Imagen sacada de la Web |
Confucio era un genio y tú has plasmado muy bien esa frase en tu relato.
ResponderEliminarEso traté, Tracy, por eso puse de cierre su frase.
EliminarBesos y gracias por la visita.
una bala de ida y vuelta
ResponderEliminarLa venganza, de algún modo, cobra su precio...
EliminarBesos, profe.
Muerto el perro muerta la rabia.
ResponderEliminarEl alma renacerá.
Besos.
No siempre Torito, no sé si saca el odio o, más bien, congela el alma.
EliminarBesos.
Narrado con poesía incluso, precioso.
ResponderEliminarsaludito.
Gracias Marián, con un toque de poesía todo parece menos crudo.
EliminarUn saludo de bienvenida.
Luego fue por una Quilmes, bebió un sorbo, suspiró y supo que había hecho lo correcto. Sólo una duda la asaltaba:
ResponderEliminar_ ¿Habré votado bien?
Me gusta la primera imagen (ahora hablo en serio) me gusta el final, y me gusta ese hilo sigiloso que lleva al desenlace. También me gustan los personajes de tus historias, unas rompen obras de arte, otras asesinan, los hombres que no se anden haciendo los loquitos que en este blog nos “chifla el moño” ja.
Besos
Me gusta venir a charlar. (Aunque no diga na’ del otro mundo)
Me encanta que vengas a charlar, es lindo recibirte con una Quilmes, si te gusta. Leer tus soliloquios, tus impresiones sobre el texto y las imágenes...
EliminarPor estos lados que los varones hagan buena letra porque no se la van a llevar de arriba... en algunas historias, se entiende.
No estoy de acuerdo con la venganza, pero veo en el mundo que cada vez hay más y, sin justificarla, a veces da la impresión de que no queda otra, sobre todo para zafar de la violencia de género. Nunca tajeando obras de arte.
Un fuerte abrazo y buena semana.
Ella me aparece extrañamente predispuesta en su contradictoria moral a través de la cual se pre condena por eliminar a quien a la vez consideraba merecedor de una permanente salida de circulación. Luego lo de que se siente como un Dios por matar la presenta confundida en su valoración. Sentirse un Dios quizás está reservado a quien logre producir vida. Digo, cualquiera es capaz de sentir lo que sea, más me refiero a un sentimiento con consistencia válida. Tu imaginería se desliza virtuosa en la nitidez de retratar con la palabra. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola Carlos, tanto tiempo! Espero que estés repuesto de tu mudanza y con ganas nuevamente de escribir.
EliminarCuando decidimos matar a alguien para vengarnos se tiene un poder sobre la vida del otro; en ese sentido la protagonista puede sentirse un dios (con minúscula), que determina quien vive y quien muere.
Sensación que se desvanece después de apretar el gatillo.
Un abrazo y gracias por comentar.
La venganza es como el café, por más azúcar que se le ponga, siempre deja un sabor amargo.
ResponderEliminarabrazo
Nunca maté a nadie, pero por más odio que sienta y mal que me hayan hecho, no después no podría vivir tranquilamente.
EliminarPero a los que escribimos ficción nos gusta explorar esas emociones e inventar historias. También es una catarsis muy económica.
Besos, Lucre.
un recorrido en detalles y en ideas
ResponderEliminarun disparo
certero
a veces, otras ... ilusorio
buena semana Mirella
abrazos
Mil gracias Elisa y buena semana para vos también.
EliminarDURO RELATO...!!
ResponderEliminarBESOS
Si miro a mi alrededor, leo los diarios o las noticias, la mayoría refleja muerte y venganza...
EliminarUn abrazo grande, Adolfo.
Me ha parecido fascinante, me he envuelto en la atmósfera sin darme cuenta hasta el punto que creo haber escuchado ese crujir del cráneo :O
ResponderEliminarMe quedo con la intriga de cual es la frase de confusio, no estoy familiarizada con sus escritos y no sé cual puede ser...
Besos Mirella !!!
;)
Quise hacer un experimento de narración con el estilo de la novela negra; veo que te resultó muy vívido.
EliminarLa frase de Confucio, está después de la última imagen del cuento, abajo de todo.
Gracias por pasar, Nieves.
Un abrazo grandote
:-)
Recuerdo una película de Gaspar Noe. La trayectoria recta y fulminante de la bala. La frente interrumpida para siempre. Un abrazo.
ResponderEliminarDe adolescente me impresionaban las pelis de Sam Peckinpah, que usaba mucho la cámara lenta para las escenas de violencia. Quizás lo de la bala es un recuerdo que me mandó el inconsciente.
EliminarAbrazo.
Así es y así debe ser. La venganza nunca debería dejar placer.
ResponderEliminar.
escribes envidiable. Sabes elegir las palabras exactas. Mi enhorabuena, Mirell
Gracias, Soco... últimamente surge bastante ese tema en mis textos, pero quedate tranquila, no estoy tramando ninguna venganza.
EliminarUn enorme agradecimiento por tu comentario, con un abrazo del mismo tamaño.
La venganza es un espectro disfrazado de justicia: alzada la sábana, no queda nada salvo muerte, la del alma. A este respecto -y mira qué casualidad- escribí un par de relatos que se publican en enero, tengo ganas de que lo leas. Creo que hay algo en la venganza -y aunque sea un sentimiento muy humano-, algo que suele pasar inadvertido, algo que envilece y que nos hace más Hyde en nuestro Jekyll, En realidad no creo en esa dicotoomía del ángel y el demonio -soy el Homer malo...-. Sí creo en la bondad y en la inteligencia, más pragmáticas si cabe. Como dicen ahí arriba: una bala de ida y vuelta.
ResponderEliminar¡Un abrazo, Mirella! ^_^
Me gustaría leer esos relatos, Jorge. ¿Los pondrás en el blog o aparecerán en alguna publicación? Últimamente noto mucho que hay en el aire ciertos temas que van apareciendo simultáneamente en distintos blogs.
EliminarLa venganza está dentro nuestro, en nuestra parte oscura. Hay que ver qué hacemos con ella, la ejecutamos o la sublimamos de algún modo.
Gracias, siempre.
Un abrazo, Jorge.
Veo cambio de look en la estética del blog: llegó la primavera!! a pesar de la historia negra, muy bien escrita, que abre tu post, a propósito, el detalle del tipo "Alto" me remite al tipo alto que también aparece en el blog de MuCha y que trataba mal a su mujer sumisa, tu historia parece una continuación, desenlace y ajusticiamiento del "Alto" ¿Es así o mi interpretación también merece una bala de 9 mm.?
ResponderEliminarEscritora Mirella, admirola!!
ResponderEliminarMe gusta mucho la foto. Buen gusto en la elección.
A veces comprendemos muy bien esa necesidad de apretar el gatillo sobre todo cuando no creemos en la justicia divina y menos aún en la humana.
Somos humanos pero comprender no es asentir. Racionales ante todo.
· besos desde el otro lado
· CR · & · LMA ·
Viste Bolo, tengo buen ojo para las fotos, no es para menos, es una del gran maestro Kertész.
EliminarHay cosas imperdonables, que desde nuestra conciencia creemos que sólo pueden ser saldadas con la muerte. Sin embargo, algo nuestro también se irá junto a lo que matamos e internamente no nos sentiremos mejor.
Muchas gracias y un abrazo sureño.
el terminar grandes tareas siempre deja un tremendo vacio.
ResponderEliminarUna muerte es una tarea inmensa...
EliminarBesos, Jenny.
Ahora entiendo tu comment en mi relato, Mirella! Andamos rumiando zonas bien oscuras ;-)
ResponderEliminarY en este caso, me gustó el deleite del pre-acto. Buceaste por lo táctil, lo visual, lo espiritual. Y luego la NADA misma. Ese hueco que queda y esa tumba que espera junto a la tumba del otro (parafraseando a esa enorme frase de Confucio que citaste) Muy bueno, mujer! Besos para vos!
Gracias Bee, sí, parece que estamos buceando en ciertos aspectos oscuros.
EliminarYa me ha ocurrido de que salgan simultáneamente temas similares.
Me alegro que te gustara el relato y la frase de Confucio lo dice todo.
¡Besos!
Qué bueno, Mirella, me encantó.
ResponderEliminarTodas las sensaciones de la protagonista en un mismo sentido vengativo (andá a saber qué fue lo que generó sus ansias de venganza: queda para nuestra imaginación, me gusta eso), para corroborar que no todo es lo que parece con ese cierre magistral.
¡Saludos!
Un gusto que lo disfrutaras y es verdad, tengo cierta predilección de que el lector vaya armando su propia historia con los pocos datos que voy tirando.
EliminarGracias por pasar, Juanito, y muchos saludos.
Pues ahora, tendido en el suelo y desangrado, no parece tan alto. Cosas de vivos y muertos.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Los vivos, en cierto modo, siempre acarreamos algún muerto.
EliminarGracias, Amando, con otro abrazo.
Bueno, si se merecía la bala que se joda: Otro tiro le tenía que haber arreado en las pelotas, que con este disparo; ya no rechista ni el alma.
ResponderEliminarBesos y abrazos Mirella.
Bueno, Rafa, tampoco tanto, con un balazo certero más que suficiente. Las balas están caras.
EliminarEspero que estés mejor con tus cervicales y te agradezco mucho que pasaras.
Cuidate siempre.
Un gran abrazo.
Un gran abrazo.
Me ha gustado, Mirella, aunque entra dentro de parámetros convencionales. El tipo es un miserable (hay que creerlo) y la venganza, de alguna forma, es un acto de justicia. Lo de la justicia es muy complicado porque aquí no se expone la versión del miserable, sino que se da por hecho que lo es y con eso basta para simpatizar con el victimario, pese a que el mismo victimario está convencido de su condenación y eso, no condice con el hecho de hacer justicia, que moralmente, debería estar por encima de la Ley en cuestiones de conciencia.
ResponderEliminarEn un poema que yo titulaba "Se sirve en plato frío", hablaba de la venganza, aunque la mujer protagonista no utilizaba una pistola sino un tacón de 15 cm. para pisarle el cuello al indeseable, y mira tú, como Confuncio, venía a decir algo así como: Cuando termines no te mires las manos porque estarán vacías. //Némesis no perdona.// A ti tampoco.
Hay muchas formas de vengarse, sin duda, y la venganza es parte de la condición humana, quizás porque llega dónde no llega la Justicia que los hombres nos hemos concedido para paliar los desafueros y que es tan corrupta como el hombre en sí mismo.
Namasté.
Cada tanto me gusta explorar distintos géneros y este texto es apenas un ejercicio, un precalentamiento. Entre otras cosas, me faltó el sarcasmo y la mirada cínica que tuvieron los mejores exponentes del género negro.
EliminarTodos, en algún momento, maquinamos venganzas si fuimos heridos o maltratados. Como bien decís, forma parte de la condición humana. Reconozco que tengo una imaginación prodigiosa para tramar venganzas. No las llevo a cabo, las escribo. El solo hecho de haberlas pensado me hace sentir más libre, menos hipócrita conmigo misma y me ayuda a olvidar.
Gracias Morg, un abrazo fuerte
me gusta mucho como has llevado este relato... eres un genio
ResponderEliminarabrazos
carlos
Gracias Carlos, pero la palabra "genio" me queda un poco grande.
EliminarUn abrazo.
Una muy buena foto a la que le has puesto un relato que le va como un guante (o al revés)
ResponderEliminarJusticia??? luego llega el vacío
Abrazos
La Injusticia es tanta, que esta pequeña justicia no sirve de mucho, deja un hueco.
EliminarLa foto es ideal para el clima del relato. El autor, un maestro.
Mil gracias, Esme y un abrazo.
Qué bien! (y te aseguro que no soy muy aduladora!). Una detallada composición del "justo instante". Cuantas cosas pasan por la mente en el momento previo de una decisión que te matará a vos mismo para siempre. Impecable. Sei brava davvero, Mirella. Grosso bacio.
ResponderEliminarEscribí unas cuantas cosas sobre este tema, algunas no sé si voy a publicarlas en el blog. Distintas formas de venganza. En este relato abordo la más drástica: eliminar al otro y las consecuencias internas que implica.
EliminarPatzy, siempre mi agradecimiento por tus palabras y tu presencia.
Tanti cari abbracci.
¡Qué Dios me libre de tal sentimiento!
ResponderEliminarNunca he sentido esa necesidad, será que nunca me han lastimado tanto. No encuentro alivio en el sufrimiento de nadie.
Qué excelente forma de hablar del tema, felicitaciones.
Un beso grande
Confieso que ese sentimiento lo sentí en varias oportunidades, tal vez porque fui herida muchas veces.
EliminarElaborar "castigos", cosa paradojal, me ayudó a superar la situación, a desagotar la bronca. Por supuesto, nunca concreté ninguno, tampoco soy capaz.
Como dije en otra respuesta, después se convierten en historias.
Particularmente en este texto no fue un desahogo, sólo quise experimentar con la atmósfera de la novela negra.
Gracias Alejandro, otro beso para vos.
Abrazazoooooooooooo giganteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee para ti Mirella.
ResponderEliminar:)
Muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
Recibido,Toro, abrazo y beso.
EliminarQue tengas un hermoso día y mil gracias por venir hasta el sur.
También van los míos...
:-)
Venganza antes y durante la ejecución. Doble satisfacción.
ResponderEliminarAbrazo Mirella.
Pero de efímera duración.
EliminarUn gusto tenerte por aquí, Jaal
Abrazo.
Un entrada que invita mucho a reflexionar sobre como una venganza nos quita algo de nuestro ser y por supuesto, nos acompañara hasta el día de nuestra muerte.
ResponderEliminarMe encanta tu blog.
Un cordial Saludo
Gracias, Mar, bienvenida.
EliminarMe alegro que te sientas cómoda en este espacio, pasá todas las veces que quieras.
También te haré una visita.
Besos.
Siempre queda una última bala: la de la conciencia.
ResponderEliminarSaludos, Mirella.
La de la conciencia es la más dolorosa.
EliminarMuchas gracias, Zarza, te debo una visita, pero quiero hacerla como corresponde.
Un abrazo.
Un relato muy inteligente. Los detalles y descripciones son palpables, escabrosos, por momentos, pero se funden con esa narrativa poética que caracteriza tu estilo. Es por eso que se disfruta tanto de la lectura.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Raúl, este tema es más de los que te gustan a vos. Es un ejercicio que probé, porque me gusta incursionar en distintos géneros. El que no se me da para nada, cero ideas, es el de terror.
EliminarMuchos saludos.