lunes, 27 de mayo de 2013

Se fue una noche




Tomó la cartera y sin mirarme caminó hacia la puerta. La abrió y salió dando un portazo. Los vidrios de la ventana tintinearon durante unos segundos. Yo no me moví, quedé acostado en esa cama por horas, donde habrán pasado amores, deseos, despedidas.
Ella no se despidió, no era su estilo; se fue dando un portazo: su última palabra. La forma de hacerme sentir que yo era una lombriz que había tenido la osadía de subirme por su zapato de marca importada. Antes habló, no hubiese podido dejar quieta su lengua de hiel. Después en el baño vomitó; se ve que las palabras dichas no fueron suficientes, el hígado no había descargado toda su ira, ni escupido toda su bilis.
Dije lo mío, aunque tuviese el sabor de lo inútil. Cuando ella habló, me callé. Ya la había visto enardecerse de esa manera, no conmigo. Hasta hoy. Había sido un mero espectador de sus incandescencias cuando hablaba por teléfono, no sé bien con quien. Mencionaba mucho a sus empleados, los que trabajan para mí, decía irguiendo la cabeza y los ojos entrecerrados se volvían dos ranuras de hielo. Soy inexorable, pero justa, como las Parcas, aclaraba. Desde mi óptica nada tenían de justas, porque ellas con el trenzado de los hilos determinaban la existencia de las personas y, con un golpe de tijera, la muerte.
¿Qué nos unió? Historias nocturnas de abandonos y carencias, tal vez. No podíamos ser más diferentes: yo, un tipo común, que escucha y busca entender, con mis más y con mis menos, como cualquiera. Alguien que amó, dejó de amar, que le gustan las caminatas solitarias por la vereda del sol, con alguna vieja canción sonando en su cabeza. Que busca un bar cerca de un rincón verde que la ciudad todavía no se haya tragado y que toma su café mientras garabatea frases en una libreta que nadie leerá. Un tipo tranquilo, que adaptó los actos vitales a sus necesidades.
Cuando apareció ella, de un modo contingente, la vida se aceleró. Hubo encuentros y desencuentros; alguna carcajada amarga, ninguna sonrisa: jamás la vi sonreír. Tuvimos momentos de silencio, que parecían catástrofes repentinas; en otros, nuestras voces quedaban sepultadas bajo la llovizna de la incomunicación.
Nunca supe su nombre real, decía que era impronunciable, de origen escandinavo. Se presentaba como Scarlett, por su pelo rojo y por su personaje favorito: Scarlett O’Hara. Si olvidaba el papel que se había impuesto desempeñar hasta sus últimas consecuencias, si podía aflojarse, hasta llegábamos a querernos. Sé que se hizo como un escultor a su obra, a martillazos.
Aquellos fueron días eléctricos, tenía que cuidar mis palabras, el modo de decirlas, los gestos. Siempre estaba esperando la tormenta, que los relámpagos restallaran en el aire, como las llamas de su pelo. Desistí de apaciguarla con argumentaciones, lo reservaba para el tiempo de nuestros cuerpos entre las sábanas que, por un rato, también le entibiaban el alma.
En esos meses viví en la incertidumbre, sujeto a turbulencias alternadas con la ilusión de una calma fugaz. Llegó la noche en que hablé como ella, sólo que sin levantar la voz. Scarlett, mientras se vestía, caminaba por el cuarto, las mandíbulas contraídas en ese tic, efecto de una insatisfacción insuperable.
Con las palabras finales, rubricadas por el portazo, terminó todo y la habitación extraña pareció demasiado vacía. Yo también, con un hueco que volvería a llenar con mis paseos por calles arboladas, lejos del tránsito, buscando el aroma del café recién hecho y la libreta, con tantos pensamientos para anotar y que nunca nadie leería.

©  Mirella S.   — 2013 —






1.  óleo de Larissa Morais
2.   foto de Flickr.com





     No ser amado 
es una simple desventura.
La verdadera desgracia
es no saber amar. 

Albert Camus


44 comentarios:

  1. Yo sí leo lo que brota de esa libreta de apuntes como la mía, y la sigo a la pelirroja, que se me hace Mirella, la sigo a donde me lleva con sus palabras. Pobre tipo, se la perdió. ¿Quién no se va alguna vez dando un portazo que habla más que mil palabras y mil silencios?

    Me llevo la cita de Camus y a tus Palabras como pájaros al jarro, si me lo permitís. Y después a la cama, que mañana tempranito me toca cantar con mi hija, y se me fue la noche bajo una luna espectacular en Baires.

    Beso grande!

    Fer

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    1. Fer, no soy Scarlett, no sé dar portazos... Me parece que andabas anoche con un poco de sueñito o pensando en la emoción de cantar con tu hija (¡mucha suerte, hoy!), porque más bien yo diría que la que se lo perdió fue ella.
      Es un relato que escribí como un ejercicio para la construcción de personajes.
      Gran bsazo y después contanos tu experiencia con tu hija.

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  2. Texto en primera persona pero en boca de un hombre, que tu, Mirella, siendo una mujer, llegas a plasmar perfectamente. Muy bien escrito y fácil de leer...Como otros de tus relatos que he leído, va pegado a la realidad cotidiana - en este caso la incomunicación- nos rodea.
    Un bsazo.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Spaghetti, esa era la intención también. Como me dijeron en el taller al que asistía que la mayoría de los relatos estaban enfocados desde el punto de vista femenino, intenté meterme a construir la historia desde la mirada de un hombre.
      Me alegra saber que el personaje resulta creíble.
      Gracias por pasar.
      Beso

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    3. Fer, no sé que hice cuando quise contestar tu comentario y ahora aparece como eliminado.
      Por supuesto que hay comunicación y de la buena entre los tres, cada cual con su opinión.
      Besos.

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  3. Muchas gracias por este relato tan "real". besicos

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  4. Un buen relato, si entro en el, le doy la enhorabuena al caballero por haberse librado de un sinvivir, midiendo palabras. Si me quedo fuera entiendo que dos adultos han hecho una elección y ha llegado el final. Un abrazo

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    1. Siempre es cuestión de elecciones, Ester. En este caso, quedarse o irse, callarse o hablar.
      Los finales son siempre tristes, pero también pueden ser más amigables.
      Otro abrazo para vos.

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  5. El día y la noche se juntaron, una persona cerebral que vive pisando y un ser tan normal como la vida misma, difícil conjunción de dos entes tan lejanos.

    El portazo tendría que ser de los dos al unísono.

    Besos,

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    1. Sau, se dice que los opuestos se atraen. Creo en ello, pero para que una relación amorosa sea algo más que cama o discusiones, los dos tendrían que dar un pasito para poder llegar al punto medio de la comprensión primero y la aceptación del otro después.
      (En teoría suena bárbaro, en la realidad requiere de mucho trabajo)
      Un abrazo y gracias por acercarte al nido.

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  6. El soliloquio perfecto cuando los pensamientos se desparraman en el recuerdo y la fantasía y corren más velozmente que la premura de la pluma que debe hivanar las frases una a una.
    Es saber meterse en la piel de otro que casi no existe...

    Excelente, me gustó mucho.
    Abbraccio.

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    1. Gen, una de las cosas que más me fascina cuando escribo un relato, es meterme en el personaje, armar su historia -aunque casi no aparezca en el texto-, en la situación que está viviendo. Lo construyo desde adentro y primero lo tengo que "ver" yo.
      Muchas gracias por tus comentarios, siempre positivos.
      Un abrazo.

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  7. Cómo aturde ese silencio detrás de la puerta...

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    1. Darío, mejor que aturda el silencio y no los gritos...
      Abrazo.

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    1. Pero ya pasará, Profe, todo pasa y se vuelve a la calma.
      Ese es el trabajo del tiempo.
      Saludos.

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  9. Tal y como loo cuentas parece que esta tormentosa relación tenía los días contados desde el día que se conocieron.

    Me ha encantado como reflejas con un simple portazo todo la carga emocional, todo los sentimientos pasados y futuros, un futuro que aunque se describe solitario, con cafés y libreta... pronto llegarán ilusiones nuevas, siempre llegan Mirella...


    Mil Besos :)

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    1. Si habrá nuevas nuevas ilusiones, eso ya sería en otro cuento...
      En este relato las cosas terminan así, diluyéndose en los actos habituales del protagonista.
      Un gran beso, Nieves y gracias por pasar.

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  10. Holis Mirella.

    Yo creo que el texto no queda resuelto. Me dejó como un ¿y?¿qué pasó? Es un soliloquio del hombre que cuenta avatares como una crónica emotiva, pero que no va ni para atrás ni para adelante, porque solamente cuenta pasado y la anécdota desaparece en el rollo narrativo, si hubo en algún momento alguna anécdota para contar o el porqué del portazo o lo que sea.

    Sinceramente esperé hasta el final y terminé con la cara torcida, porque esperaba un final y no quedarme en babia, sobre todo cuando se adopta la posición narradora masculina, bien llevada creo yo, aunque con algunas dispersiones típicas de la voz femenina.

    Si fuera yo la autora, iría por una resolución acorde al texto porque así no me resulta ni chicha ni limonada y todo se remite a una explicación más o menos emotiva por parte del personaje narrador.

    Besote

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    1. Luz, es cierto lo que decís. Lamento que te quedaras con la cara torcida por la desilución. Es un texto que no pretende contar más que el recuerdo de una despedida y del modo en que se dio.
      Nació como un ejercicio para describir un personaje en una circunstancia y pintarlo con mínimos trazos para tener una impresión de su psicología.
      En una respuesta anterior conté que elegí el punto de vista masculino, también como ejercicio, ya que mis personajes suelen ser femeninos.
      Muchas gracias por tu lectura, me gusta seguir aprendiendo.
      Besos

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  11. Este texto es una reflexión, incluso una meditación a la pregunta "¿Qué nos unió?" citada en el texto y es curioso porque lo normal es preguntarse por los motivos de la separación. Prevalece una sensación de vacío en todo el texto, no solo al final. Me ha gustado.

    Abrazo Mirella.

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    1. Ese vacío es la consecuencia de una relación insatisfecha, donde falla la comunicación y traté de que esa sensación se desprendiera del texto -vuelvo a decir, apenas un ejercicio-, a través de unos datos mínimos, sin profundizar en los orígenes.
      Gracias por tus apreciaciones Jaal, siempre me interesa tu opinión.
      Un abrazo.

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  12. Mirella en la piel de un hombre, tampoco deja de sorprenderme. Maravilloso este ejercicio que te permite la literatura, y con el que nos seguiste deslumbrando, como siempre. Felicitaciones, y gran abrazo!

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    1. Patzy, tengo varios textos desde el punto de vista masculino, pero son los menos y algunos los considero un poco largos para ponerlos en el blog.
      Me interesa explorar en los distintos géneros o desde otros puntos de vista.
      Te agradezco mucho tus comentarios y que pases por aquí.
      Tanti cari saluti e un forte abbraccio.

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  13. MIrella, entre lineas leí muchas cosas... como ejercicio es magnifico y te ha quedado de pelos. escribir siempre en primera persona hace muy fuerte al relato... y no te ha quedado mal el personaje narrador.

    un abrazo y como simpre un placer leerte y no encontrar errores ajajaja
    carlos

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    1. Carlos, errores me han encontrado y creo que los hay. Siempre siento que algunas cosas se podrían haber expresado mejor, pero ya no me flagelo tanto con eso, de otro modo nunca subiría un post.
      Gracias por tus palabras alentadoras.
      Abrazo también para vos.

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  14. Me parece muy bueno, me ha encantado la forma que tienes de contar...

    Es un placer leerte, de verdad.

    Un beso.

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    1. Si es así, no te prives de pasar por este espacio.
      Es bueno saber que te gusta y lo disfrutas.
      Besos.

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  15. felicitaciones por tu trabajo narrativo
    las historias cuando se cuentan en primera persona siempre dejan un sabor
    más verídico , quizá porque como lectores nos vamos metiendo en el protagonista
    a ser meros testigos de algo que ocurrió a terceros


    abrazos y feliz jornada

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    1. La primera persona produce ese efecto, aunque también he leído textos en tercera persona que parecían que el que hablaba era el personaje. Eso demuestra el talento del escritor.
      Gracias por acercarte, Elisa, con tu mirada afectuosa.
      Abrazos y un buen miércoles para vos.

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  16. Hay muchas formas de innovar, mi querida Mirella, maneras de salir(se) de uno y tomar otra palabra, pero no siempre queda bien. Sin embargo, a vos esta primera voz masculina te salió perfecta, creí estar leyendo un excelente relato de un amigo escritor. ¿qué más puedo pedir?
    Un fuerte abrazo.
    HD

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    1. Viste como es esto de escribir, Humberto, cada uno tiene su forma, va adquiriendo su voz, aunque no sé si para bien o para mal, porque a veces siento que termino encerrada en esa voz.
      Entonces ando buscando salirme, como decís bien, para experimentar, dentro de mi voz, otras. En este caso desde la perspectiva masculina.
      Como hombre, si el texto te pareció logrado, es porque me acerqué bastante.
      Gracias por la generosidad de tu comentario y la visita.
      Otro gran abrazo.

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  17. Muy buena historia, Mirella. Esos encuentros que desde mi puento de vista son tan poco sanos... No hay nada más cruel que no poder "ser" como uno es y tratar de mantener una fachada en pos de un "amor" que tarde o temprano va a terminar naufragando. Y entre nosostras, la Pelirroja me pareció mucha mujer para el pobre hombre... ;-)
    Un placer encontrarte! Me quedo por aquí! Un saludo cordial!

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    1. Historias como esta son muy comunes hoy. Me basé en un diálogo -o más bien monólogo- de una mujer con un hombre, en la mesa vecina del barcito donde voy siempre a escribir y también a parar la oreja. Se oyen conversaciones fabulosas que te dan puntas de historias.
      También es un placer para mí que te quedaras en el nido y te gustara el relato.
      Un beso.

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  18. ... y es que hay relaciones bien complicadas!
    Buen post Mirella y es que la narración en primera persona engancha.

    Un abrazo

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    1. Las dos cosas son ciertas: hay relaciones complejas (y muchas) y los relatos en primera persona parecen más cercanos, facilitan la identificación.
      Gracias Esme por acercarte.
      Un abrazote.

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  19. Se necesitaban y se encontraron en mala hora de hastio y tristeza, una vez calmado el deseo todo era desidia e indiferencia, la actitud de ella fue posible por la actitud de él, eran seres opuestos y a veces parecidos en la misma miseria. Excelente en cada detalle.

    Besicos.

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    1. Ana, hay relaciones que cubren apenas un fragmento de las necesidades del otro. Dos personas se cruzan en algún momento en el que coinciden por algo y después descubren que nada los une.
      Me alegro que te haya gustado y gracias por tu presencia.
      Un besote

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  20. Pues si, parece que todo hueco tiende a ser rellenado. Existe un problema, se tiende a reproducir el mismo esquema.

    · un abrazo nordaca

    · LMA · & · CR ·


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    1. El cambio es algo que cuesta y preferimos reclinarnos en el confort de lo conocido.
      Gracias Bolo, por tus infaltables visitas, a pesar de que no es un espacio de fotografía. Lo aprecio mucho.
      Un abrazo nordsudaca (nací en Italia y me crié en Baires)

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  21. Pues sí que parecían diferentes. Él tan reflexivo, tan conformista y ella tan airada, tan insatisfecha.
    Hay hombres que se meten en unos líos espantosos por falta de puntería a la hora de elegir o porque dejan el cerebro para etapas posteriores a la de la seducción.
    La cuestión es que, visto lo visto, no le debió extrañar la rúbrica de la tipa con el portazo y quedarse ahí tirado horas, presa de desaliento.
    Es por ahí que veo al tipo, tanto que analiza a la mujer con todo detalle, más femenino que masculino.

    Si las carencias emocionales acercan a un blando y una fiera, mal asunto y poco futuro. (ríome).

    Me gustó leerte, Mirellísima, y ya veo que a muchos más, cosa que no me extraña.

    Un abrazo, querida.

    Namasté.

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    1. Así es Morg, las malas elecciones están a la orden del día. Me da la sensación que, cada vez más, este tipo de relaciones son para "tapar agujeros", que deberían solucionarse de otro modo.
      Gracias por tu estímulo de siempre y por acercarte.
      Abracísimo.

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