martes, 24 de febrero de 2015

Tempus

Foto de Dmitry Ageev


Me levanto y espero. Me siento y duermo. Voy a la cama y es el insomnio. Un tiempo orbicular de acciones, la mayoría absurdas, automáticas.

Por las mañanas me doy cuerda y duro todo el día. A la noche —los ojos abiertos a fantasmas— me percibo con una dosis vivificante de locura.

Hay que ser un poco loco y querer captar lo que está más allá de la mímica cotidiana, aquello que no se ve y apenas se intuye. Poder desligarse de lo trivial y establecer el nexo con ese espacio interno con sus propias regulaciones, muchas veces a contramano de la zona de confort.

Soy de andar por carriles raros. O diferentes. Lo escuché desde la infancia: tu sei strana, decían en casa. Yo me escondía en el rinconcito de los sapos y de las lagartijas que se entibiaban en las piedras y les construía nidos a los pájaros en las ramas del limonero para que me visitaran.

En ese entonces tenía un lugar real. Entre la hierba y los canteros aprendí de la vida y la muerte. La vida se abría tímida y la muerte me golpeaba en las alas tiesas de un gorrión o en el gatito de pocos días, ciego, helado.

Cuando ese jardín dejó de existir, diseñé uno exclusivamente mío, donde me instalo las veces que lo necesito. No siempre está verde; como en el de Marosa*, también crecen las mandrágoras. En las épocas luminosas planto margaritas: su ojo de sol y sus dedos de luna, en su simpleza, me conectan con la majestuosidad de la creación.

Allí olvido darle cuerda a mi reloj anacrónico, olvido los dramas de aquellos que me golpean la puerta como si fuera el Oráculo. Mis respuestas se han vuelto inútiles, huecas. Nadie quiere oír el verbo cambiar. Hay días que yo tampoco y cada acto pierde significado.


Me siento y ya no espero. Descanso de un cansancio que llevo como polvo en los huesos. Rememoro lo que perdí y gané. No suelo hacer balances, darían en rojo. Miro las flores que se marchitaron, digo: levantate, estás viva, tenés un huerto que cultivar.


©  Mirella S.   — 2015 —


*Marosa di Giorgio, poeta uruguaya (1932-2004)                                                                                 

                                                                
                                                                                  


jueves, 19 de febrero de 2015

La marcha del silencio


La marcha de los paraguas en 1994,
en repudio por el atentado a la AMIA


La marcha del silencio el 18 F 2015, 
un homenaje de sus colegas por la muerte del fiscal Alberto Nisman, 
también fue bajo una lluvia intensa que no acobardó a un pueblo cansado 
de mentiras, corrupción y la más cruel indiferencia.


Sin consignas políticas, sólo el reclamo
de una Justicia independiente que pueda esclarecer 
un hecho cada vez más enturbiado y contaminado.

Más de medio millón de personas caminaron hacia La Plaza de Mayo bajo sus paraguas. También hubo marchas en casi todas las ciudades del país. 
En silencio, pero un silencio muy distinto a la mudez del gobierno y sus funcionarios, que parecen vivir en la estratósfera.




miércoles, 4 de febrero de 2015

Dualidades

Arte digital de Bojan Jevtic


¿Qué efectos causan un sol de agua y una luna de aire?

Seguramente una niña que descubre estrellas en el fondo de la sopa o unicornios danzarines en los ojos de la gente. Una niña que se narra bajito cuentos de elfos y ogros, a los que bautiza con nombres que solo ella conoce. Les edifica castillos salinos: las olas los socavan en nuevas arquitecturas y el aire los congela con su aliento glacial.

El agua y el aire pueden producir una muchacha de cabellos mediterráneos, alborotados por ráfagas caprichosas, con el amor por la savia que circula en las palabras y la costumbre de mirar anocheceres, como quien recoge una brizna de infinito.

El héroe que la rescató del dragón quedó difuminado en la lejanía, porque la muchacha —que no es princesa— necesita un hombre que acepte y ame el caracoleo de sus reflexiones y su alma de maga.

El resultado de esta combinación es una mujer en busca de sí misma, deambulando por rutas que la enfrentan a bifurcaciones difíciles de conciliar.

Las manos perfilan vuelos de gaviotas y en su mirada madura la llovizna del otoño. Es posible que remiende los sueños hechos añicos con los hilos precarios de las últimas ilusiones y los anude con el hierro de su voluntad.

Una mujer en la que moran voces contradictorias que la distraen, acongojan.
El agua se encrespa bajo el aire charlatán, que la incita con su soplo. Ella se sumerge en su océano particular y desconecta el teléfono. Allí inmersa, es una flor que se abre de a poco, un capullo que se debate entre la vitalidad y la inercia.

Cuando nadie la ve, devenida en espuma, se acuesta en la arena, permite que la lengua ardiente de los rayos, le dore la piel.


El sol de agua desemboca en cauces subterráneos, mientras que la luna de aire, en un concierto de elegantes violinistas en frac, relativiza el melodrama que vive en el fondo del mar.




©  Mirella S.   — 2015 —                                                                                  

domingo, 1 de febrero de 2015

Ovidio Moré: un artista completo

"La mujer habitada" dibujo a tinta por Ovidio Moré

Les recomiendo una visita al blog de Ovidio Moré, un artista de múltiples talentos: escribe relatos, es poeta y dibujante. Nació en Matanzas, Cuba, en 1966, su profesión es técnico de aviación y actualmente vive en Barcelona. No tengo muchos datos personales, lo descubrí en la comunidad de Ultraversal, en Google+.
Por sus comentarios se percibe que es un hombre cálido, gentil, muy querible. Ha publicado poemas excelentes que ilustra con sus dibujos, minuciosos, llenos de símbolos, con un estilo muy personal.
Como no soy buena presentadora, la mejor forma de conocer a Ovidio es a través de algunos de sus trabajos.


Ovidio y su esposa Montse



Soy
Viene y va por mí, desnuda,
con ligeros ademanes
y encuentra sus talismanes
en mi cuerpo cuando suda.
Soy su Dios, su joven Buda,
su aluvión y su sequía;
su noche y su mediodía;
su desatado embolismo.
Soy su verso, su lirismo,
su prisión y su anarquía.


"Amantes"


No soy
No soy la luz que aparece
al parir la madrugada
ni soy la estrella apagada
que lejana se entristece.
No soy el fuego que crece
y luego crepita altivo,
ni soy el cardo cautivo
entre los altos rosales.
Sólo soy, en los canales,
una góndola de olvido.


Sus ilustraciones
"Aspid con ibis y escarabajo"

"Erato o la Dama del corazón"

"Leda y el cisne"

"Flora"

"Corazón sobre la tierra"

Su blog
http://piramideacostada.blogspot.com.ar/

Fue un placer compartir fragmentos de su obra con ustedes.