lunes, 3 de febrero de 2020

Encarcelada




Intento atrapar el infinito detrás de los barrotes, pero el azul es escaso, cubierto por nubarrones oscuros. La ciudad me confina entre sus muros bestiales.

La imagen refleja mi estado actual.

Este blog, que fue un rincón lleno de alas y trinos, se encuentra silencioso, melancólico. Todavía no me decido a soltarlo, aquí recibí mucho afecto, compañía y mi agradecimiento es enorme hacia todos los que pasaron -y pasan- dejándome sus cálidas palabras de estímulo.

Sin embargo, una voz interior me dice que se acabó, perdí el placer de escribir hace ya un tiempo. 

Me alejaré de a poco, porque me va a ser difícil. Fue mi nido, mi refugio, y como los pájaros, lo construí laboriosamente, con alegría. No quiero mantenerlo por obligación, a desgano. Cuando realmente sienta el impulso de publicar una foto, un texto, viejo o nuevo que surja espontáneo, no por la presión de mi autoexigencia, lo haré.

Mi espíritu y mi cuerpo están pasando malos momentos, necesito descansar. Más adelante los visitaré, nunca los voy a olvidar.

Gracias a todos y un abrazo inmenso, queridos amigos.


©  Mirella S.   (texto y fotos)  2020