¿Es posible que me mire al espejo y casi no me reconozca?
Los cambios no se produjeron de un día para el otro. Fue un
paulatino rodar hacia algo diferente, hacia algo —o alguien— que no soy.
¿El vejamen impiadoso de los años? Observo en el botiquín del
baño el óvalo de la cara que ha perdido contundencia. Mi mano, más frágil y
huesuda, aparta de la frente el pelo húmedo después de la ducha. Tampoco es
eso. El saqueo del tiempo es lo que menos me alarma. Es otra cosa,
imperceptible, perturbadora.
Le adjudiqué la culpa a mi vista, fui al oftalmólogo: nada había
empeorado. Después pensé en esa medicación para la taquicardia, volví al
cardiólogo. También pedí un turno con el clínico, esta extraña ansiedad me
empuja seguido hacia cualquier espejo para confrontar el avance de esas
variaciones.
No puedo definir qué me pasa, como si debajo de mi cara hubiese una
que se está formando y no se parece a la mía. Y cuando me concedo un vistazo de
reojo al cuerpo entero, también veo líneas que se diluyen para dar paso a otra
figura. La batalla entre lo que muere y lo que quiere vivir… tal vez.
Mientras se depila las cejas Sandra tiene un sobresalto. Ese
lunar en el borde del ojo es nuevo. ¿Desde cuándo está ahí? No lo había visto
antes. Lo toca apenas: es redondo, nítido, color café y sin relieve. Una peca,
nada para asustarse, sin embargo, porqué esa crispación en el estómago.
Tomó mucho sol, es verdad, y está nerviosa por los exámenes, sí,
pero esto es distinto. Acerca más su cara al espejo, con el cepillo de la
máscara para pestañas suspendido en el aire.
Entonces las ve: un par de profundas arrugas. Dos surcos
paralelos en la piel lisa y bronceada se extienden hasta la sien. La sensación
en el estómago crece: el horror de envejecer a los veinte años. Tengo que dejar
de tumbarme al sol como un lagarto, le dice Sandra a esa cara, a su reflejo.
Hoy resistí la tentación de mirarme en el espejo para comprobar si mis ojos seguían oscureciéndose. El celeste pálido se ha tornado de un gris tormentoso, casi negro, y el lunar junto al ojo se borró.
Alguien de la oficina me dijo: Ana, estás muy linda, te quedan fantásticos
los lentes de contacto de ese color. Cómo adelgazaste… a que estás enamorada.
¿A mi edad?, quise contestar, pero me callé. Se está notando y
no puedo explicarlo.
Detrás del miedo hay un estupor alegre que, por momentos, canta
en una risa que no es mía. Cuál infierno o cuál faceta ignorada, cuál paraíso
perdido quiere tomar la supremacía.
El cansancio la agobia, le pesan las piernas, le duelen las articulaciones. Sandra dejó Pilates, el gym, aumentó de peso y se recluyó en su cuarto.
No se presentó al parcial, mira detrás de los vidrios de la
ventana cómo el ocre del otoño avanza desmesuradamente sobre los árboles de la
calle, cómo seca las hojas y las derriba en remolinos crocantes. Cada tanto toma
el espejo de mango largo con dedos que tiemblan y observa los progresivos
estragos.
Ya no le echa la culpa al agujero en la capa de ozono, a las
mutaciones provocadas por los rayos ultravioleta, a su obsesión por verse
lustrada como un mueble de caoba. Hay una cosa grotesca que, impunemente, la
destruye.
Su último recurso es apelar a un sarcasmo que no le es propio.
Se dirige a la superficie plateada del espejo y dice: espejito, espejito…
dime: quién es la más bella.
La desconcierta el gesto amargo y extranjero que se le forma en la boca. Los
ojos —antes dos grandes moras húmedas— están brumosos, como el sol de junio,
como los plátanos desvestidos, las veredas llenas de hojas muertas, donde ya
nada es inocente.
Su madre la mira en silencio, no le exige más que salga, que
vaya a la Facultad. Ella también tiene miedo. Ahora trae a la casa a
especialistas, que la revisan y se van sacudiendo la cabeza.
Lo que está agazapado cobró fuerza, pugna por salir con total descaro. Lo comprendí ayer, cuando por primera vez me miré al espejo con una felicidad casi feroz, a pesar del secreto remordimiento de estar robándole el alma —o el cuerpo— a alguien.
Me mudé, cambié de trabajo. Un día me impidieron entrar: no me
conocían.
El mundo tiene un tinte lila, igual a los amaneceres de verano.
No sé cuánto puede durar la sensación hipnótica de ser joven. El tiempo es un
pergamino antiguo que se desenrolla y vuelve a enrollarse, lenta o vertiginosamente.
No sé en qué fase estoy, pero me intuyo como una Nosferatu que le devora la
vida a otro.
¿Dónde se habrá refugiado la vieja Ana? Quien sabe porqué la
imagino lejos, marchitándose detrás de unos vidrios, mientras contempla cómo el
otoño se convierte en invierno.
©
Mirella S. — 2010 —
En todo corazón invernal
existe una vibrante primavera;
y detrás del manto de cada noche
hay una sonriente aurora.
Khalil Gibran
HAY MUCHAS REALIDADES QUE TENEMOS QUE ACEPTAR Y UNA DE ELLAS; ES QUE LA VIDA DEBE SEGUIR SU TRANSCURSO NATURAL. UN TEXTO FENOMENAL. APRENDO AQUÍ.
ResponderEliminarBESOS
La vida transcurre, nos guste o no, pese a todos los intentos que hagamos. Pese a cómo nos miremos en los espejos y veamos lo que queremos o lo que no.
EliminarGracias por tu amable visita.
Abrazo.
es muy bueno,hay misterio en este escrito,será que la vieja Ana está en el lugar de Sandra,y viceversa?muy bueno Mirella
ResponderEliminarQué suerte que te gustó, es un cuento mío un poco atípico.
EliminarHay algo de lo que decís.
Saludos
Mirella, el texto es acaparador, no me deja que me vaya, quiero saber que es, que está pasando, adivinar, las conjeturas no me sirven. Un abrazo
ResponderEliminarEster, esa es la tarea del lector, buscar su propia respuesta.
EliminarLa historia ya no me pertenece, es de cada uno de los que la leen y cada uno saca sus propias conclusiones, diseña su propia historia sobre el bastidor de la mía.
Un abrazo.
La vida nos va dejando marcas, al principio apenas las notamos pero si lo nota nuestro cuerpo, es la ley más antigua y no nos acostumbramos a ella, pero nada mejor que readaptarnos contínuamente a nuestros cambios, sentirnos joven por dentro para serlo por fuera.
ResponderEliminarBesos,
Gracias Sau, este es un cuento que escribí hace un par de años, cuando me gustaba incursionar un poco en la literatura fantástica.
EliminarEl paso del tiempo es una de las cosas más difíciles de aceptar.
Un abrazo
Atrapante relato, y un gran manejo de las imágenes, fui envejeciendo y rejuveneciendo con ellas..."El tiempo es un pergamino antiguo que se desenrolla y vuelve a enrollarse, lenta o vertiginosamente". Sos grossa!Beso
ResponderEliminarGracias Patzy, me alegro que disfrutaras de la historia.
EliminarUn gran abrazo.
Yo los incito a abandonar la ignominia del espejo, de los relojes, de los almanaques. Los incito a vivir. Un abrazo.
ResponderEliminarSería fantástico ¿no? Para que resultara lo tendríamos que hacer todos.
EliminarDarío, un abrazo
Hay gente que eso de cumplir años y hacerse viejo lo llevan muy mal. He conocido personas que a partir de los sesenta o sesenta y cinco años, han asimilado muy mal la vejez, algunos hasta han caído en una profunda depresión y les ha costado la muerte. Hay que olvidarse de los espejos, de esas arrugas y bolsas de los ojos, y de todo lo que se nos queda mustio mientras nos hacemos viejos. Las pecas y lunares que salen de la noche a la mañana si que hay que vigilarlo porque puede tratarse de algo malo. Aunque yo lunares y verrugas tengo unas cuantas y no les hago ni puñetero caso. Vivamos el día a día y olvidémonos de los años ya que si jodida es la vejez, peor es no llegar a contemplarla. Buen texto Mirella. Besos y gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarRafa, no es tan fácil aceptar la decadencia del cuerpo cuando afuera te proponen la eterna juventud de plástico.
EliminarLo importante es mantener la del espíritu, no perder el entusiasmo, las ganas de aprender de nuevas experiencias.
Un gran abrazo.
el espejo está en nuestras palabras y en nuestros gestos
ResponderEliminarTambién somos esa pequeña parte que mostramos.
EliminarSaludos.
Un escrito excelente.
ResponderEliminarLe damos, demasiada importancia a algo muy natural.
Besos
Quizás le damos esa importancia porque de afuera nos llueven mensajes "anti-age".
EliminarGracias Vero por la visita.
A veces es mejor no mirarse demasiado en los espejos, su reflejo no suelen enseñarnos nuestros sentimientos y nuestro yo real, que es el que llevamos dentro.
ResponderEliminarMe atrapó el relato Mirella. Un Besote :)
Nieves, en el cuerpo queda grabado todo lo que vivimos, son nuestras marcas especiales, nuestra historia.
EliminarSiempre es un gusto que te acerques por aquí.
Abrazo
Todos cuando nos miramos al espejo vamos descubriendo una cana nueva, una arruga... y cuando no nos miramos nos duele la espalda y nos va pesando cada vez más la vida. Llenarla de cosas y dejar un poco aparcado el remirarnos, tal vez estaría bien, y vivir, vivir, que de eso se trata hasta que nos llegue la hora.
ResponderEliminarBesicos.
Ana, es así, vivir es lo primero y en cada etapa de la vida hay belleza y alegría. Nuestro trabajo es encontrarlas.
EliminarGran abrazo.
Una temporada tuve empapelado el espejo jajaja, lo que me mostraba no lo reconocía.
ResponderEliminarUn abrazo
Buena idea Esme. Cuando no nos miramos al espejo podemos desentendernos de lo aparente y centrarnos en lo inmanente.
EliminarGracias por pasar.
Otro abrazo.
Hay una transmutación de una en otra como teniendo la necesidad de pasarle el muerto, bueno la viejera de una a la otra, lo cual no mitiga la perplejidad de ambas protagonistas, que son la misma, que somos todos.
ResponderEliminar"No sé cuánto puede durar la sensación hipnótica de ser joven", yo tampoco.
Abrazo hipnótico.
Igualmente la que rejuvenece en algún momento volverá a envejecer y el círculo se cerrará en el mismo punto.
EliminarGracias Jaal, un abrazo.
para este relato te dejo un poema que escribí en el 2007
ResponderEliminarAutoestima versus Mercado
La facha es importante
y la figura acompaña
el ego se hace dominante
que a tus valores empaña.
Las medidas sí son claves
para seguir en competencia
los excesos no te hacen
candidata ideal en apariencia.
A dieta y ejercicios con locura
buscas la aprobación
creyéndote más segura
sales a mostrar tu condición.
La censura perdura
hasta terminar la función
vuelves luego a casa
creyéndote ser la mejor.
Te miras al espejo
insatisfecha de lo que ves
con horror en tu reflejo
molestándote otra vez,
son esos años traicioneros
los que quieres borrar
asumirlos no es tu proyecto
la cirugía no ha de esperar.
====================
La verdadera fuente de la juventud radica en el amor
pero no ese amor estético y de retail
sino aquel que es capaz de traspasar el tiempo y la vida
feliz fin de semana
Gracias Elisa por el poema y estoy en un todo de acuerdo con vos.
EliminarAbrazo.
es espejo de uno mismo. A veces es muy cruel, a veces nos dice cosas muy duras, pero es el único que no miente.
ResponderEliminarexcelente texto. Un poco Atipico de todo lo que he leído de ti pero es genial.
un abrazo
carlos
Carlos, no es un cuento reciente, a veces me gusta incursionar en distintos géneros, me alegro que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
EL TIEMPO ES CRUEL Y DESPIADADO CON LOS ROSTROS Y LOS CUERPOS. YO SOY DE MIRARME MUCHO POR LO COQUETA QUE SIEMPRE FUI Y VEO COSAS QUE NO ME GUSTAN... Y POR AHI NO QUIERO ACEPTAR EL PASO DEL TIEMPO... Y ME CUIDO MUCHO PERO IGUAL NO SOY AQUELLA, LA DE LA FOTO... ME VEO DIFERENTE Y ME DUELE, ME PONGO TRISTE. ES QUE NO ACEPTO...
ResponderEliminarBESOS
EXCELENTE TU TEXTO COMO SIEMPRE MIRELLA.
UNA GRAN ESCRITORA.
Pero hay que aceptarlo Luján, de otro modo uno se pierde de vivir lo que depara cada etapa y quedarnos estancados en el pasado no es positivo.
EliminarGracias por tus palabras y por acercarte siempre.
Un abrazo.
UF, los espejos... Me gustan bien poco los espejos, los rehuyo personalmente y el uso que les doy es el imprescindible para cerciorarme de que voy presentable. Pero me fijo muy poco, no deseo fijarme más de la cuenta.
ResponderEliminarEn cuanto al relato, combina dos perspectivas, dos posturas, dos historias... Dos son las voces narrativas y una trama común: el tiempo reflejado en el espejo, ese tiempo que huye (tempus fugit). Atrapa y está muy bien escrito, Mirella.
Un abrazo.
Sí, Isabel, lo mínimo indispensable, porque las mujeres tenemos un ojo despiadado para con nosotras mismas.
EliminarGracias por el comentario muy acertado y por la visita.
Un abrazo
Profundo y real tu escrito, los cambios en ese aspecto son duros para los que no cultivan otra cosa...la juventud se valora en exceso en nuestra sociedad, tal vez por eso la adoramos...triste...
ResponderEliminarBesos
Es verdad Pluv. No saben más que inventar para prolongar la belleza exterior, la tersura, en detrimento de la otra, la que no se ve.
EliminarGracias por estar.
Un abrazo.
ResponderEliminarDe los espejos el peor es el interior. Cuando te miras en el azogue, tratas de recomponer tu imagen hasta encontrarte... o asumirte. Si te miras en el interior... es despiadado, solo lo engañas a ratos.
· un abrazo
· LMA · & · CR ·
Bueno Bolo, todos tenemos oscuridades y errores, pero también aspectos positivos que debemos reconocer e integrar.
EliminarGracias por la visita y otro abrazo.
A los 20 años ya tu personaje había centrado todos sus valores exclusivamente en la apariencia. Ser joven es un sabor intenso de la vida, y cómo dijo un filósofo: "Los jóvenes son tan tontos que ni siquiera se dan cuenta que son jóvenes."
ResponderEliminarAl pseer ésta intensidad tienes capacidad de aprender y beber de muchas fuentes en la vida que te forman para ésa realidad que dice:
"La vida es perra y luego te mueres".
Cuando aceptas ésto; todo lo demás es un regalo y hay que celebrarlo.
Carlos, no sé si la "vida es perra". Nosotros la volvemos complicada con nuestras complejidades.
EliminarLos regalos hay que aceptarlos, aún los que no nos gustan, porque podemos capitalizarlos y aprender de la experiencia.
Gracias por tu visita.
Saludos.
Ni que hubieses estado en mi espejo y en ms zapatos todo el verano pasado para inspirarte, Mirella. Me siento tan identificada con Sandra...
ResponderEliminar"El saqueo del tiempo es lo que menos me alarma. Es otra cosa, imperceptible, perturbadora."
Es el abismo de oscuridad que nos habita y emerge de tanto en tanto y sólo se va cuando encendemos la luz.
Aparte de La Biblia, leí mucho a Carl Gustav Jung y su teoría de la sombra: fascinante lectura e interpretación de esa bipolaridad que somos y asumimos en nuestros tiempos como patológica e incluso medicamos. Sin embargo, es nuestra esencia y en ella reside nuestra endeble sanidad y humanidad. El Yin y el Yang...
Ya va a exorcizar a esos fantasmas que distorsionan la imagen que le devuelve el espejo, pero antes deberá descender a los abismos de su propia sombra, confrontarse con su oscuridad, escuchar el mensaje que tiene para decirle, descifrarlo, sanar sus heridas, emerger y crecer como persona, lo cual puede suceder a cualquier edad y muchas veces a lo largo de la vida.
Entonces, recién entonces, se encontrará con una nueva Sandra a quien le gustará verse en el reflejo que le devuelve el espejo. O quizás guardará el espejo porque, probablemente, deje de depender de él para verse con los ojos de la cara, no el de su mente.
Muy bello, como siempre, Mirella. Todo un placer leerte y llevarme el mensaje que siempre me dejan tus textos y la cita final, que esta vez podría se mal juzgada como un cliché dulzón y positivista aunque es muy, muy cierta.
Un beso y gracias!
Fer
Gracias Fer, tus comentarios son siempre bien jugosos.
EliminarDe Jung leí "Recuerdos, sueños, pensamientos", pero en Astrología vimos bastante de su teoría sobre la luz y la sombra y realmente somos seres bipolares, cuanto más en sombra tenga nuestra conciencia ciertos patrones de conducta habituales, más difícil será que los podamos modificar.
Me alegra que te haya gustado el texto.
Un abrazo.
Profundo texto y real, eso es lo que duele. Basar nuestra vida en la apariencia, el espejo te muestra una imagen, pero la importante es la interior, a veces hay personas que por ser muy jovenes equivocan los valores.
ResponderEliminarmariarosa
La juventud tiene cosas hermosas que añoramos: la espontaneidad, cierta inocencia, el empuje, la vitalidad. Pero en cada etapa de la vida podemos encontrar las posibilidades que ofrece y aprovecharlas al máximo. Eso sí, el espíritu debe mantenerse siempre joven.
EliminarGracias por acercarte, Mariarosa.
Besos.
GRACIAS AMIGA POR TUS PALABRAS Y POR VENIR A COMPARTIR UN RATO DE TU TIEMPO CON ESE TÉ SIMBOLICO QUE ME GUSTA HACER.
ResponderEliminarTE DEJO TODO MI CARIÑO
UN BESO GRANDE.
PD NO HAY MODO QUE LO ACEPTE, YA LA PSICÓLOGA ME DIJO QUE ME QUEDÉ DETENIDA EN EL TIEMPO. IGUAL YO TRATO DE SER FELIZ, NO ES TAN PREOCUPANTE.
Luján, lo importante es que vos te sientas bien y a gusto con tu elección.
EliminarTe agradezco mucho la visita.
Un fuerte abrazo.
muchas gracias por tu huella
ResponderEliminarte dejo un abrazo de lanita pa'estos fríos que ya se sienten
:D
Gracias Elisa, es un gusto dejar huellita por tu casa.
EliminarGracias por el abrazo con tibieza de lana, hoy viene muy bien.
Otro para vos.
Gostei imenso do texto, profundo e cheio de magia. Os espelhos na maioria das vezes assustam. Boa continuação
ResponderEliminarGracias Edu por el trabajo de leer en otro idioma.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Saludos.
El espejo es el enemigo de la evolución natural, del paso del tiempo, o mejor dicho no es el espejo, sino el constante bombardeo mediático de cómo debemos aparentar, hasta hacernos creer que si no damos la imagen requerida somos menos personas. Y nosotros, ilusos creyentes, buscamos a quien echar la culpa de esa trasformación natural que nos hace odiar nuestro reflejo, y no tenemos valor para romper el espejo.
ResponderEliminarTu estilo narrativo, limpio y directo al corazón, me ha enganchado a tu blog. (aunque Fer- bocajarro- ya me habló muy bien de ti).
Un bsazo Mirella.
Tu seguidor,
Spaghetti.
¡Gracias Spaghetti! A Fer le gustan mis textos y los promociona, le voy a pedir que sea mi representante... jajaja.
EliminarLa obsesión por el aspecto quita autenticidad, y no nos hace aceptar que cada etapa de la vida tiene su florecimiento, su belleza propia.
Espero que estés cómodo en el nido y vuelvas cada vez que tengas ganas.
Abrazo.
Este muchacho la tiene tan clara con el espejo. Yo no lo puedo romper tan fácilmente: todavía creo que trae siete años de yeta...
EliminarLos represento a ambos, pero les aviso que cobro en euros y me quedo con el... 40% de las ganancias. Deal?
No, broma, broma: no necesitan representante alguno, qué va. Un gusto que se hayan encontrado, che!
Besazo a los dos!
Fer
P.D.: Mirella, a Spa y a mí mandanos "Besos", "Bsos", o "Bsazos", Oki Doki?
Supongo que Spa se refería a una rotura simbólica. Ni loca me arriesgo a los famosos siete años de desgracia...
EliminarOK, Bsazo Fer.