Tardó en
contarle a César la visita a la casa de Micaela. No estaba de ánimo para su usual
gesto satisfecho que significaba: viste,
tenía razón. Sin embargo, en esa oportunidad, él escuchó el relato con interés,
sin interrupciones y cuando terminó le tomó la mano y dijo:
—Lástima que no
me avisaste, te hubiera llevado en el auto. El regreso en compañía no habría
sido tan duro —hizo una pausa y preguntó—: ¿Qué vas a hacer con Bruno ahora que
sabés la verdad?
—No sé, todavía
lo estoy procesando. A él no creo que le importe mucho mi opinión.
Agradeció la
actitud de César. Por encima de sus aires de sabelotodo que la inhibían y
fastidiaban, era un buen tipo. Tenían una convivencia formal, plagada de
objetos de valor, comodidades y apariencias que excedían el gusto sencillo de
Piera.
Así como a los
quince años se preguntó qué había visto Mica en Bruno, ahora, en esta rememoración,
se pregunta qué le atrajo de César. Probablemente la deslumbró su savoir faire, el hecho de que se hubiera
fijado en ella y la eligiera alguien con tanto futuro.
En los cinco
años de matrimonio aprendió a cuidar su aspecto, a ser más comunicativa. Pero
no lo suficiente, había defraudado a César, que en su rol de Pigmalión, esperaba
transformarla de simple margarita en una orquídea de lujo. Necesitaba a una
mujer fulgurante que lo acompañara en el ascenso laboral, que destacara en los
eventos organizados por el estudio jurídico prestigioso del que anhelaba ser
socio antes de los treinta y cinco.
Lo logró por su
capacidad y obstinación y sin la presencia de ella, a quien no le interesaba
salir de su condición de flor silvestre que, trabajosamente, se asomaba por
entre los hierbajos de una realidad en la que no sabía desenvolverse.
César, además de
ofrecerle confort material, la inició en la exploración de su cuerpo, del
placer que podía proporcionar y proporcionarse en la unión con otro cuerpo. La
pericia de sus manos y sus labios le extrajeron de cada poro espasmos de
deleite, despabilándola de su timidez.
En los primeros
tiempos Piera pensó que eso era el amor y que buscaba algo más que no existía.
Para ese hueco, esa carencia inexplicable, tenía una imagen que la rondaba a
menudo. Visualizaba el cuidado y bello jardín de su casa natal, pero al que le
faltaba el cobijo del limonero tan querido.
¿Y César, la
había amado? Seguramente, a su manera, donde lo externo prevalecía por encima
de la interioridad. No se conocieron, no traspasaron el límite de la piel, solo
habían compartido cenas, fiestas, viajes y los entretelones de su carrera
promisoria.
Quizás el amor sea
una suma de misterios, de pliegues y
dobleces entre la carne y el alma, un entrar y salir por puertas giratorias,
desnudos y encorvados por el peso de dioses y demonios, personales y ajenos.
Meses más tarde,
cuando ella le dijo que se iba, leyó la decepción en la hondura de su mirada. Pensó
que, probablemente, por la pérdida de esos años en alguien que no valía la pena
o por no haber sido él quien tomara la iniciativa. No debía ser fácil para uno como
César que lo dejaran.
Desde la nueva
óptica que le ha dado la experiencia, Piera no está tan segura de que haya sido
así, en aquel entonces vivía a la defensiva, creyendo que el mundo
menospreciaba el más insignificante de sus actos.
César no la
disuadió ni intentó prolongar el matrimonio, fue cortés y recurrió a frases
convencionales sobre la diversidad de intereses y afinidades.
Cerraba la etapa
de su matrimonio ¿qué habría para ella afuera? Después de vivir entre algodones,
en un mundo al que no pertenecía, solo deseaba encontrar el propio, aquel que
le colmara ese hueco.
Sinopsis
Piera (1970): rememora y reflexiona sobre momentos claves de su historia. Es maestra de arte y artista plástica. También decide recurrir a la escritura para profundizar más su viaje al pasado.
Luciana (1932-1980): su madre, mujer de carácter fuerte, en la casa todo giraba alrededor de ella. Muere cuando Piera tiene diez años.
Renzo (1928-1996): su padre, al poco tiempo de enviudar se casa con la Segunda. Es profesor de francés, italiano y latín. Cae en depresión con la muerte de Luciana.
Elio (1952): el hermano dieciocho años mayor, muy querido por Piera. Es periodista. Estuvo poco en la casa, durante la dictadura militar tuvo que exiliarse.
Bruno (1954): el segundo hermano, con el que se lleva mal y Piera lo considera el culpable de que Elio tenga que abandonar para siempre la casa paterna. Ella desconoce el motivo de la pelea entre los hermanos. Es agente financiero.
César (1962): abogado, Piera se casa con él a los veintiún años y se separa cinco años después. Es César quien le da indicios sobre el secreto familiar.
Micaela (novia de Bruno) y Elio eran amantes. Piera la visita y, agresivamente, le confirma la sospecha de César.
César (1962): abogado, Piera se casa con él a los veintiún años y se separa cinco años después. Es César quien le da indicios sobre el secreto familiar.
Micaela (novia de Bruno) y Elio eran amantes. Piera la visita y, agresivamente, le confirma la sospecha de César.
Quite a plot and scenario.
ResponderEliminarMust be based on someone we know.
😏
It's not autobiographical. The characters and the plot are invented.
EliminarBut I feel close to Piera's personality.
Thanks, Rick.
Kisses.
Cerrar una etapa para abrir otra donde Piera buscará ser ella misma. Siempre es un misterio el poder que nos atrae hacía una persona o cosa.
ResponderEliminarA seguir Mirella.
Besos.
Está en un momento bisagra, en el que pueda ir descubriendo su propio camino y lo que quiere para ella.
EliminarSeguiré, Laura y gracias por acompañarme.
Un abrazo.
Yo creo que con César no le ha ido muy mal, aunque fuera él, quien destapara la caja de los truenos. Ya veremos que rumbo toma Piera, porque todavía tiene toda una vida, aunque el seno de su familia le sigue marcando mucho, y sobre todo los hermanos, que creo que siguen siendo la clave principal de la historia. Y quizás desde mi punto de vista, quien más pierda de todo eso sea Micaela. A la espera quedamos
ResponderEliminarBesos y abrazos querida Mirella.
Con César aprendió muchas cosas y ella no reniega de su matrimonio, solo que no era el amor o, por lo menos, lo que esperaba ella que fuese el amor en esa etapa de su vida.
EliminarLa familia es la marca de base en todos y Piera la vivió con mucha soledad, recibió poco afecto, única niña en un ambiente de adultos.
Gracias, querido Rafita, por estar siempre.
Abrazote.
Yo prefiero las margaritas a las orquídeas de lujo.
ResponderEliminarClarísimo.
Besos.
Es una flor tan linda, con su ojo de sol y los petalitos blancos.
EliminarTodo mi agradecimiento, Torito, por tu infaltable presencia.
Besos.
Personaje díficil es Piera, no la logro entender. Toma y deja. Se siente ignorada y al fin creo que es ella la que no se ayuda.
ResponderEliminarBueno, hay que esperar para lograr entender el motivo de sus actos, te sigo.
maiarosa
Tiene una personalidad compleja y está en una etapa de rebeldía, con ribetes de resentimiento por la escasez de afecto que viene arrastrando de su infancia. Es inmadura, todavía no sabe cómo ayudarse.
EliminarGracias por persistir, Mariarosa.
Besos.
Una saga llena de sensaciones. Promete
ResponderEliminarBesos
Un gusto que la historia te cree esas expectativas... ojalá logre mantener el interés.
EliminarGracias, Óscar, con muchos besos.
¿Cesar es generoso?, ¿Piera está perdida? La saga familiar no se apartará, espero saber mas,,, Un abrazo
ResponderEliminarSí... sí y sí a todas tus preguntas. La semana próxima sabrás un poquito más.
EliminarUn enorme gracias como el abrazo que te mando.
"Quizás el amor sea una suma de misterios, de pliegues y dobleces entre la carne y el alma", que gran frase, Mirella. En el capítulo de hoy nos muestras algo más del matrimonio con César, de las contradicciones de ambos... como debe ser, puesto que ¿no es la contradicción y la duda lo que nos hace avanzar? Un abrazo!
ResponderEliminarMe alegra que te gustara la metáfora, es tan difícil describir el amor.
EliminarLos seres humanos somos la contradicción en dos patas y donde más la mostramos es en la familia y en el matrimonio.
De acuerdo, las dudas permiten que cuestionemos el sitio en el que estamos y busquemos uno que nos calce más.
¡Muchas gracias, David, con un fuerte abrazo!
Iba a citar justo la misma frase que David, Mirella. Piera es uno de esos seres extraños, difíciles de comprender, porque parece que fueran de otra sintonía. Un bicho raro, como decíamos el otro día. Toda gran sensibilidad creo que lleva el agregado de un gran sufrimiento.
ResponderEliminarUn abrazo grande, amiga!!
Es de otra sintonía, también es un bicho raro y dentro de ese sufrimiento de falta de pertenencia, está buscando su lugarcito en el mundo, aunque vaya a contramano.
EliminarGracias, amigo, un abrazo grandote.
Las cosas de la familia hay que mirarlas de palco. Lo mejor no es entrometerse, nada se gana y al contrario se pierde mas.
ResponderEliminarBesos
Si formás parte de la familia y hay cosas que no cierran no es bueno quedarse con la intriga. Si mirás de afuera, claro, que se arreglen ellos.
EliminarGracias, Chaly, besos.
La sencillez de las personas es hermosa como esa margarita.
ResponderEliminarBesitos :)
La sencillez, ser uno mismo y no que te impongan estilos, eso hay que respetarlo.
EliminarUn abrazote, Nieves.
Duda, sin estar segura, a pesar de la experiencia vivida con César, si el amor es una suma de misterios. Piera reflexiona, revisa el pasado triste con la mirada de la estima disminuida, siempre cavilando acerca de ese hueco. Piensa que de eso se trata, de encontrar el mundo que lo complete. Piera desgaja, expone sus sentimientos, señala sus vivencias en la búsqueda que la lleve a descifrar el sentido de sus pasos.
ResponderEliminarEste sexto capítulo de la entrega de la historia de Piera es sencillamente hermoso. Una belleza, Mirella.
Ariel
Piera, debido a su inexperiencia con el amor, tiene creencias equivocadas. Se deja arrastrar por la admiración hacia una figura como la de César y piensa que eso, junto con el placer físico, es el amor.
EliminarEl hueco le viene de una infancia en la que se sintió -y la hicieron sentir- de poca importancia dentro de la familia.
Gracias, Ariel, un gusto que te fueras contento.
Abrazo grande.
Creo que esta es una gran oportunidad de crecimiento para Piera, para abandonar esa comodidad a la que estaba aferrada hasta ahora. Me gustan las mujeres fuertes, decididas e independientes, y estoy segura de que nuestra protagonista puede serlo también, si quiere.
ResponderEliminarDicen que no hay mal que por bien no venga, así que es posible que esta ruptura matrimonial traiga nuevos horizontes que descubrir.
La belleza y el cuidado de las palabras del texto son fantásticos, Mirella.
Un fuerte abrazo.
Piera es frágil y es fuerte al mismo tiempo; lo que más deseo mostrar de ella es que es una buscadora incansable. Esos años junto a César le sirvieron para darse cuenta de que por allí no iba su camino y está aprendiendo de sus errores.
EliminarGracias por tus elogiosas palabras, Sofía, estoy muy atenta a la forma, ahora con menos tiempo para corregir como mi obsesión me lo pide, tengo que adelantar textos, cosa que por suerte hice en agosto para no estar con el agua al cuello.
Un abrazo grandote.
En éste capítulo de transición has profundizado más en el tipo de relación con César, dejando patente la clase de matrimonio que tienen, en realidad por interés de ambos, el de Piera por sus ansias de salir de la casa familiar, el de él por el brillo social que da una esposa adecuada, todo ello compaginado con el bienestar y la amabilidad educada de la convivencia. No deja de ser una relación superficial aunque durara determinados años. Me parece que a ningunos de los dos les resultó traumática la ruptura, salvo el amor propio herido de César.
EliminarHay una frase que al ser una pregunta creo que quedaría mejor con los signos de interrogación, es ésta:
“hizo una pausa y preguntó—: Qué vas a hacer con Bruno ahora que sabés la verdad”
Tengo curiosidad por saber que va a ser de Piera, con la que me siento algo identificada, en la nueva etapa de libertad...veremos.
Un beso Mirella, hasta el próximo y a ver qué pasa.
Todo sirve para madurar si uno quiere, incluso un matrimonio donde abunda lo frívolo y lo superficial. No hay que olvidarse que le sirvió también para hacer un buen aprendizaje sexual (jeje)...
EliminarAgregué los signos de interrogación, tenés razón, pensé que era suficiente el qué acentuado.
Ya irás viendo cómo se desenvuelve Piera en su nueva vida y cómo enfrenta los acontecimientos que la esperan.
Agradezco mucho tus comentarios, Isabel, siempre tan positivos.
Besos, guapa.
Piera me parece una mujer muy auténtica, me gusta esa manera de reconocer lo que César le ha aportado, aunque no haya sido lo que ella esperaba, pero me parece muy bueno ser capaz de reconocer lo que te aportó el otro para poder seguir creciendo, cerrar puertas dejando dentro lo bueno que hubo sin corrientes de aire molestas, reconocer para poder avanzar y crecer.
ResponderEliminarA ver en la próxima entrega qué hace Piera.
Un beso enorme Mirella
También creo lo mismo, sacar lo positivo de toda relación y seguir para adelante. Piera ya se siente bastante atormentada con la indiferencia y el poco afecto que recibió de su familia para agregarle algo más, que en el fondo no fue tan malo. Solo una relación que no era para ella.
EliminarGracias por seguir la historia, Conxita.
Un gran abrazo.
Esto avanza, y yo que me alegro, que ya me has enganchado.
ResponderEliminarOjalá Piera encuentre lo que busca, aunque pienso que ni ella misma lo sabe. Pero, claro, habrá de pasar por múltiples aventuras para que la novela se nutra y podamos seguir con ella su camino iniciático, su viaje hacia sí misma, su construcción como persona.
¡Ánimo, Mirella!
Un beso y mucha fuerza.
Un verdadero placer que te haya interesado la trama, Isabel. No sé hasta qué punto de la vida de Piera voy a llegar, creo que la historia no da para tanto. Ahora lo siento así. Tengo adelantadas unas seis publicaciones y sigo trabajando.
EliminarMuchas gracias por tu ánimo, querida Isabel.
Abrazo grande.
Ojalá todo final se finiquitase con un nuevo despegue para ambas partes por igual... y como éste; ya que el resultado sería el emprender de nuevo un vuelo por separado, pintarse las alas y seguir compartiendo de vez en cuando, un buen trago de a dos.
ResponderEliminarExisten.
Doy fe.
Yo compartí y sigo compartiendo uno muy similar.
Es un regalo de los Dioses, ya que la mayoría, acaban mal... muy mal. Y también doy fe...
Es gratificante el no mirar ya atrás, sino un hacia adelante, en miradas que bifurcan pero siguen deseándose un nuevo camino.
Besos, Bella Dama.
Tiene hilo este relato... y en tu telita, nos tienes ahí, atrapados.
;)
Hay parejas que se separan de la peor manera y acarrean toda la vida resentimiento y amargura. Cuando ambos se dan cuenta que la cosa no da para más, que se apagó el fuego, que cada cual quiere seguir un camino distinto, lo mejor es hacerlo civilizadamente y a otra cosa.
EliminarGracias y contenta de tenerte atrapada en esta trama.
Un gran abrazo, querida Zarcita.
Buenísimo como siempre Mire. Te contaré que me he sentido identificado con varios aspectos de César pero también con algunos de Piera, y también he visto algo de ti en ella.
ResponderEliminarTambién creo que esto terminará en una novela. Quizá ahora no lo veas así, pero quien sabe. El tiempo nos lo mostrará.
Pasando a otra cosa, casi al final, aquí: "o por no haber sido él en tomar la iniciativa", se te fueron algunas palabras, quizá: por no haber sido él quien tomara la iniciativa.
Un placer como siempre.
Te abrazo muy fuerte.
Beeesos
¿Con cuáles aspectos te sentiste identificado con César? Me dejaste la gran incógnita, Gildo... eso no se hace... jejeje! La identificación con Piera sí puedo imaginármela.
EliminarEsta historia va a terminar en una especie de "novela corta para blog". No tengo interés de que sea otra cosa. Mientras tanto sigo escribiendo para no quedarme sin material para publicar.
Gracias por la corrección, amigo, ya lo arreglo.
Beeesos y abrazos, Gildo.
¡Hola, Mirella!
ResponderEliminarVoy captando aspectos de Piera mientras transcurre la historia, en esta la veo una mujer decidida y sabia que supo comprender que a pesar de todo lo ofrecido por César y que ella a su vez correspondió como supo y de mejor manera, de que el verdadero amor no se encuentra afuera por muy confortable que aparente ser "el buen vivir", se valoró y emprendió camino que más le iba con su idiosincrasia.
César por su parte, creo que fue cortés con ella hasta el último momento.
Principio y final, como todo en la vida, lo importante es asumir las circunstancias sin que quede traumas o rencor.
Bello retazo, amiga. Me gustó mucho.
¡Un fuerte abrazo!
¡Mila, contenta de tu regreso a la web! Espero que hayas disfrutado de un grato descanso.
ResponderEliminarGracias por engancharte con Piera y sus desventuras familiares y maritales. Pensó que cualquier lugar sería mejor que quedarse en el triste e indiferente clima de su familia pero, si bien no la pasó mal con César, finalmente comprendió que tampoco ese era su sitio. Y seguirá buscando...
Un gran abrazo y nuevamente gracias.
Los errores son los que nos van poniendo en el camino más próximo a lo que queremos para nosotros. No hay otra.
ResponderEliminarMuy agradecida por seguir la historia, Julio, es grato saber que te gustó.
Muchos saludos y buen domingo.
Hola Mirella. Antes de nada, gracias por pasarte por mi blog.
ResponderEliminarVeo que tienes un estupendo relato por entregas, pero como ya lo está iniciado voy a intentar leerlo desde el principio para seguir el hilo y estar a la altura de los demás cuanto antes.
Un fuerte abrazo.
Ha sido un gusto conocerte, Ziortza.
EliminarTomate tu tiempo, publico una vez por semana y te agradezco mucho que el relato te interese como para que lo leas desde el principio.
Un abrazo grandote.
Otra muestra del poderío de Piera. Hasta lo deja al marido. Anque hoy en día es algo común, no es sencillo tomar esas determinaciones. Yo aplaudo a esta mujer.
ResponderEliminarSaludos.
Esta parte ocurre a mediados de los noventa, cuando la mujer empezó a intentar ser más independiente, sobre todo en lo emocional.
EliminarMe pone contenta que te agrade este personaje, un tanto complejo.
Gracias por tus opiniones, Raúl.
Un abrazo.
Piera es una mujer muy valiente, Mirella.
ResponderEliminarDejar atrás una vida cómoda para encontrarse con uno mismo, hace que sea real, auténtica y fuerte. Ese valor la honra mucho.
Es triste cuando una relación de años termina, pero sin los llantos, se nota que no hubo amor solo compromiso.
Besos.
Fue una buena decisión terminar algo que no estaba destinado a durar. Y afortunadamente para Piera, todo fue civilizado y en términos cordiales.
EliminarGracias, Irene por la lectura y por dejar tus impresiones.
Un besazo.