Sin Gea, nada existiría. Las mujeres en las que predomina el elemento tierra,
damos una forma definitiva a las cosas.
En nuestro interior alojamos y nutrimos las semillas. Al ser fecundadas
engendramos todo lo que florece; como la fruta, respetamos los ciclos del
tiempo.
Nos aproximamos a lo tangible a través de los sentidos: olemos, observamos,
palpamos, paladeamos los sabores de lo existente, por eso nuestro ritmo es pausado.
Estamos inmersas en el mundo físico, en el que arraigamos las raíces y constituimos
la base sobre la que se construye.
Al cuerpo lo consideramos un útero sagrado, sujeto a las leyes de la
materia. Como arcilla primordial, la satisfacción de los sentidos y lo instintivo,
convive con la luz del espíritu. Se nos tilda de lujuriosas y hedonistas, pero
seguimos el ejemplo de la inmensa corporalidad de la montaña, que se asienta en
la tierra y su cumbre se eleva en un intento de alcanzar lo trascendente.
Comunitarias, aplomadas y objetivas, brindamos confort y proyectos. Somos
el reposo del guerrero, Penélopes pacientes. Persistir en la espera y la
lealtad es nuestro estandarte. Somos el pecho que alimenta, la piel que cobija,
la mesa servida.
Por ser las sacerdotisas que preservan las tradiciones, aunque nuestro
contacto provoque delicias, ellos a veces se van, aburridos de la estabilidad, de
los rituales cotidianos. No sabemos compartirlos, porque lo nuestro es nuestro y de nadie más. Si nos defraudan
la materia se seca y como Deméter, protectora de la tierra cultivada, también
tenemos el poder de volver estéril lo fecundo.
No invitamos a la aventura, nuestra función es la de proporcionar una
estructura firme para la edificación de lo duradero, de la pertenencia, pero hay
circunstancias en las que, por urgencias del cuerpo, caemos en la tentación.
El hombre de Agua se siente
contenido en la firmeza de nuestras carnes, mientras que el de Fuego después de encendernos, nos vuelve
desierto. El de Aire brinda su
frescura, nos divierte al revolvernos la hierba del pelo y nos sume en el caos
de su imprevisibilidad.
La naturaleza que nos conforma se manifiesta en modos diferentes. Podemos
ser arenas movedizas y devoramos al que nos pise. O nos curvamos y ofrecemos la
consistencia pétrea de la espalda para que el elegido nos use de apoyo en su
ascenso. Algunas somos de barro, de polvo, humus sustancioso o greda que se deja
moldear.
Cuando no estamos armonía nuestro apetito se vuelve desordenado y nos
tornamos lúgubres, escépticas, inertes, opresivas, tozudas.
Encontramos complacencia en el objetivo cumplido, en las labores ejecutadas
con eficiencia y el momento ansiado es el de la cosecha. No perdemos tiempo en
lo que no vaya a dar frutos.
El mayor deseo emocional es implicarnos, ser necesarias, proveedoras y arquitectas
de los pilares que sustentan la vida. El máximo temor es perdernos solas en el
camino de lo que muta abruptamente.
© Mirella S. —Enero 2014—
1. Óleo de Richard S. Johnson
2. Arte digital de Mónica Alagna
Se dice que el Fuego y el Aire ascienden,
que el Agua desciende
y que la Tierra es el piso estable del resto.
Ana Lía Ríos
Me he buscado en la tierra, como me busque en el fuego, y voy encontrando glebas y briznas, voy a esperar a que se complete el ciclo y entonces sabre si soy lo que siempre he querido ser.
ResponderEliminarAbrazos
Con unos elementos nos identificamos más que con otros; es bueno buscarse, Ester, después cotejar. Siempre aprendemos algo más de nosotros.
EliminarGracias y ++++ abrazos.
Toda una lección sobre uno de los elementos naturales.
ResponderEliminarAdmiro esa tierra, por lo que de firme tiene. Una, que es airosa, bufa de acá para allá según el capricho de las ventoleras. Aunque creo que tengo un ascendente de tierra, eso creo, que de estas cuestiones no sé mucho.
Me gustó el enlace con la mitología.
Un beso, Mirella.
A alguien aéreo un poco de tierra le viene bien, para que vuele menos y tenga un contacto más concreto con la realidad.
EliminarSiempre busco alguna analogía con lo mitológico, que también me interesa mucho.
Gracias por tu opinión, Isabel, y un abrazo grande.
La Pachamama es significativamente imprescindible para nosotros
ResponderEliminary nuestro habitat
todos dejamos la huella de carbono
somos tierra junto con todos los elementos y metales
buena semana Mirella
abrazos
pd...entre el cielo Kiën y Kun la tierra, nacen todos los exagramas en el I CHING
EliminarLa tierra es energía condensada y lo más material que tenemos es nuestro cuerpo.
EliminarEl I Ching lo estudié hace mucho, es muy complejo y hay que saber un montón para animarse a interpretar una tirada.
Gracias, Elisa, un abrazo y un fermoso fin de febrero.
pues yo me he tirado algunas, y vaya que que cosas más locas me han pasado jajaja
Eliminardesde 1998 que lo tengo y que de vez en cuando realizo las tiradas
:D
Tiene cualidades extrañas que hacen poner en duda a la hora de acercarse y comprometerse con una de estas mujeres, pero un revolcón en la esta tierra no vendría nada mal ;)
ResponderEliminarSaludos.
Seguramente, como la gran mayoría masculina, habrás preferido la de fuego, que no pasa desapercibida, y lo fogoso siempre atrae, pero cada uno de los elementos tiene algo especial para ofrecer, Raúl. Será cuestión de animarse y ver qué pasa.
EliminarGracias y saludos.
Definitivamente no soy tierra, pero qué lindo las describís. Especialmente esta parte: "...nuestra función es la de proporcionar una estructura firme para la edificación de lo duradero..."
ResponderEliminarUn beso grande!
Como es el elemento con el que menos me identifico, me costó bastante armar este texto.
EliminarSi te gustó, entonces logré describir bastante bien sus características.
Un abrazo, Dana y gracias por la visita.
Y la mejor función ser una misma, obrar de acuerdo con nuestro criterio sin servir a intereses de nadie.
ResponderEliminarEso sería lo justo, Tracy, pero hay muchas que todavía dependen emocionalmente de otros.
EliminarGracias y besos.
La mujer es clave
ResponderEliminarProfe: ¡descubriste la pólvora!
EliminarJajaja... gracias y un abrazo.
Me gusta ese tipo de tierra....!!! ;)
ResponderEliminarGracias, Estela, bienvenida. Me alegro que te gustara.
EliminarSaludos.
Soy de la opinión que cualquiera de los cuatro elementos guarda misterios y poderes increíbles, nos atraen con ese puntito de reparo que siempre da lo hermoso y desconocido.
ResponderEliminarYo como siempre, con esas contradicciones mías, siempre me he sentido de agua, aunque no sepa nadar...
:)
Mil besos Mirella !!
Los cuatro son fascinantes y cada uno cumple una función única e indispensable.
EliminarA veces la persona de agua sabe el poder que tiene este elemento y le da miedo meterse en ella.
Gracias, Nieves y un gran abrazo.
Encantado con esta entrega y este párrafo me retegusto
ResponderEliminar"El hombre de Agua se siente contenido en la firmeza de nuestras carnes, mientras que el de Fuego después de encendernos, nos vuelve desierto. El de Aire brinda su frescura, nos divierte al revolvernos la hierba del pelo y nos sume en el caos de su imprevisibilidad."
Supongo debe ser porque´eso creo, soy de aire.
Un beso Mirella, felicidades. Son fascinantes estos ensayos.
Bueno la próxima entrega es precisamente sobre el Aire, si bien está encarado desde lo femenino, quizás en algunos aspectos te identifiques.
EliminarUn gusto saber que estás disfrutando de esta temática.
Abrazos, Gonza y gracias por comentar.
ResponderEliminarHola, Mirella S.
Obras atractivas.
Usted es el excelente artista.
Doy las gracias por su apoyo habitual y abundante.
Que tengas una buena semana.
Un abrazo.
Desde Japón, ruma ❃
Thanks for your comment, Ruma.
EliminarKisses.
Conocí y tuve una relación con mujer de tierra (Capricornio) yo que soy de agua, me pareció espléndida y la ideal para mí, todavía la recuerdo, pero me enganché con una de cáncer, somos dos de agua, todavía, le tengo que aguantar el salvavidas, es cuando aparece el recuerdo de la otra, nívea y esbelta, y me cuestiono las decisiones que tomé, merezco penitencia y, la peor es ver ese salvavidas.
ResponderEliminarEstas entradas sobre los cuatro elementos me tienen imantado, Mirella, te mando un pack de besos y abrazos!!
Eduardo, sos terrible... querías ser el amante de la de fuego, después te enamoraste de una tierra capricorniana, finalmente te enganchaste con una pobre cangrejita con salvavidas o que ella te usa de salvavidas, eso no me quedó claro.
EliminarCuando leas la de Aire espero que no te traiga antiguas nostalgias...
Me alegra que te interese el tema, no es algo muy usual en los hombres.
Un abrazo.
Me he sumergido tan a fondo en todas las clases que ya no sé lo que soy, pero al final de todo, la labor cumplida es lo que importa.- Besicos.
ResponderEliminarExactamente, Angelines, los tres tipos de tierra, una más blanda, otra más fértil o más seca, tienen el mismo objetivo: la tarea terminada de la mejor manera.
EliminarUn fuerte abrazo y gracias.
Genial. Boquiabierta me quedo. Muchosbesos, linda
ResponderEliminarGracias, Soco, me gratifica que te haya enganchado el tema.
EliminarEsta noche, un abrazo tormentoso.
De los cuatro elementos todas tenemos un poco. Buen trabajo Mirella, te haz informado ricamente y nos vas transmitiendo tu sabiduría.
ResponderEliminarmariarosa
La tierra nos conecta con la realidad y nos baja de las nubes en las que a veces nos subimos.
EliminarEstoy gratamente sorprendida que el tema haya pegado tanto.
Gracias, Mariarosa, con un abrazo.
Yo creo que soy un hombre de agua.
ResponderEliminarMuy buen trabajo...
un abrazote
carlos
Carlos, dijiste que eras de Escorpio... mmmmm vaya qué agua... jajaja...
EliminarGracias y un abrazo.
Combinación perfecta, tierra y agua. Sobre todo, para los que disfrutamos en el barro.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Hay barros medicinales que dejan la piel espectacular y ayudan para las articulaciones.
EliminarTodo tiene su lado positivo.
Gracias, Amando, con un abrazo.
Qué bonito lo escribes Mirella!!
ResponderEliminarAdmiro mucho el elemento tierra,por su paciencia y cuidado en el detalle.
Se aprende mucho de la tierra.
Besos
Puede parecer el más opaco de los elementos, pero es la base sostenedora sobre la que nos apoyamos y construimos.
EliminarMe alegro que disfrutaras de la entrada.
Besos, Gea y gracias.
Nos complacemos en hurgar en la tierra, buscar raíces y lombrices... Un abrazo.
ResponderEliminarCuánto descargaríamos si cada tanto pudiésemos meter las manos dentro de la tierra y sentir los terrones deshacerse entre los dedos.
EliminarUn abrazo, Darío.
Así como vos lo escribís...tan bello...ya me gustaría ser de todo un poco!!! Una especie de lodo (agua y tierra) que se reseca al sol (fuego), mientras el aire lo acaricia! Qué difíciles son los términos medios! Abbraccio amica!
ResponderEliminarLo más difícil es cuando hay mucho de un elemento y poco de otros (como en mi caso), entonces hay que hacer malabares para estar en equilibrio.
EliminarTanti affettuosi abbracci, Patzy.
Hola Sra, Mirella,
ResponderEliminarMe ha encantado este ensayo de tierra, aunque creo que soy la mujer de fuego porque soy sagitario jeje.
Pero no lo sé, yo creo que algo de todo debo tener...
Esperaré uh, aunque este pequeño párrafo me dejo pensado.
Cuando no estamos armonía nuestro apetito se vuelve desordenado y nos tornamos lúgubres, escépticas, inertes, opresivas, tozudas.
¡Pero sobre todo TOZUDA!
Buenas tardes.
Efectivamente, sos de fuego, Elisa, pero puede que tengas también algún aspecto importante en tierra...
EliminarMuchas gracias por pasar y me alegro que te haya gustado el texto.
Saludos.
Qué riqueza de visiones, hasta diría qué completa y perfecta !
ResponderEliminarLa tierra es bien femenina.
Abrazos querida Mirella.
Mille grazie per i tuoi commenti cosí gentili.
EliminarSi, la terra è donna.
Bacioni, Gen.
mmmm !!!! magnífico texto.
ResponderEliminarElemento tierra. Mujer tierra... enganchada al suelo, sin volar demasiado .... todos somos una mezcla de elementos pero esta tierra me encanta.
Abrazos
Quizás era el elemento qu esperabas, Esme...
EliminarSi es así me alegro que lo disfrutaras.
Un brazote.
Muy profundo lo que has escrito, enhorabuena,. un abrazo, feliz semana.
ResponderEliminarGracias Amapola por la visita y el comentario.
EliminarBuena semana, con un abrazo.
Qué poético, loca, ya por eso merece la pena leerte, aunque no creas en la astrología, que no es mi caso.
ResponderEliminarEn mi blog tengo escrito:
Siendo hija de la Gaia más honda, nunca debí volar.
Soy yo la que transgrede límites.
No sé de qué me quejo.
Así que ya lo ves, soy un signo de tierra con grandes contradicciones que me convierten en una paradoja con patas, de las muy poco recomendables. (ríome).
Me he visto reflejada en muchas cosas, Mirellísima, y en otras no, para mi desgracia.
Excelente trabajo y no sólo a nivel astrológico.
Abrazo, hermosa.
Es que todos tenemos energías contradictorias, Morg, claro que algunos más que otros... jeje... No creas que fui muy bendecida en el momento de mi nacimiento, la combinación astral que me tocó también es compleja, pero uno tiene que seguir con lo que tiene y hasta se acostumbra.
EliminarMuchas gracias, guapísima por tu comentario y el apoyo.
Abrazo fuerte.
Oye, tienes que publicar esto.
ResponderEliminarEsta serie de mujeres es una maravilla.
Besos.
¿Publicar? ¿Qué es eso, Torito... pagar para que me compren y lean cuatro gatos amigos...?
EliminarNo es para mí. Con la lectura de ustedes es más que suficiente.
Un besazo con gusto a hierba.
DE UN TODO!!!
ResponderEliminarBESOS
Qué bueno, Mirella, cuánta facilidad para transmitir en palabras tal cantidad de sensaciones.
ResponderEliminarTu habilidad como escritora es mucha, sin dudas.
¡Saludos!
ResponderEliminarEres como un libro abierto. Tengo que poner un marcapáginas para recordar por donde voy... o me pierdo.
Seguiré la saga.
· un abrazo
· CR · & · LMA ·
No te vas a perder, Bolo, publico uno por semana y en la próxima tengo el gusto de poner una de tus fotos...
EliminarEspero te guste como queda con el texto.
Otro abrazo.
Mirella eres tan inteligente y cuentas con esa capacidad tan asombrosa para escribir, que yo a veces también me pierdo: "no doy más de sí" querida amiga. Lo que me ha quedado más o menos claro, es que las mujeres son un encanto. Cuando vuelva a nacer, porque yo sé seguro que me vuelve a reencarnar aunque sea en forma de pepino, quiero tener tus amplios conocimientos.
ResponderEliminarFuerte abrazo Mirella.
¡Gracias, Rafa piropeador! No creas que tengo tantos conocimientos, este es un tema que lo he profundizado mucho porque me apasiona, pero soy una completa burra para hacer cuentas.
EliminarEspero que en tu próxima reencarnación también nos encontremos. Tal vez en la misma huerta: vos un pepino y yo un coliflor.
Un fuerte abrazo y que tengas unos Carnavales muy divertidos .
Hoy me gustaría ser tierra, Un beso.
ResponderEliminar¿Por qué no? Hay que usar todos los aspectos que tenemos.
EliminarGracias, Amapola, con un beso grande.
Ahora que por fin regreso a tu espacio (me pierdo entre tanta entrada de blog y no doy a basto) me entero que estás publicando una serie sobre mujeres, y la parte que acabo de leer es estimulante y real. ¡Cómo las retratas! Quizá porque eres mujer o no hace falta serlo para reconocer y admitir algunos detalles de interés.
ResponderEliminarDe momento no te diré más que una cosa. Tendría que haber estado aquí antes jajaja...
Luego, espero que en esta misma semana, te seguiré leyendo. Tu narrativa es de las que calan, y hondo.
Que tengas una excelente semana.
Un abrazo.
Gracias, Josef, es real: no alcanzamos a leer todo lo que publican los blogs que seguimos. Hay momentos en que tengo que parar y me da pena, pero el tiempo no se estira como quisiera.
EliminarMe alegro que te gustara esta serie y pasa cuando quieras y puedas, sin obligaciones.
Otro abrazo.
Por eso me gustas tanto... por todas estas cualidades que posees.
ResponderEliminarRaiz, tolerancia, consideración y respeto.
Besos, bella dama.
Gracias, Zarza, pero no soy de Tierra, es con el elemento que menos me identifico, sin embargo, desde otras energías, trato de fomentar las virtudes que nombrás.
EliminarUn fuerte abrazo