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Acuarela de Alessandro Andreucetti |
Iba caminando por
esa ciudad a la que me condujo una decisión desesperada. Caminaba buscando una
calle sin hallarla, tan desorientada por dentro como por fuera.
Estaba completamente
perdida y él desbordaba furia, parecía un animal rabioso, pronto a desmenuzar
con sus colmillos a la vida misma. Él venía en sentido
contrario, la cabeza gacha, mientras que yo miraba un cielo propio. El topetazo
me aturdió, perdí el equilibrio y me habría derrumbado si su mano, como una
garra, no me hubiese sostenido.
Le vi los ojos:
dos pedazos de noche sin luna. Con el ceño adusto y la voz inhóspita, gruñó un disculpame. Esa sola palabra y el acento
nos unieron, proveníamos del mismo mundo; resultamos ser dos extraviados que se
chocan en un país lejano.
Cuando me recuperé
del impacto le pregunté si podía ayudarme con la dirección que buscaba. Él
seguía sosteniendo mi brazo y sólo afirmó con la cabeza. La oscuridad de sus
ojos se metió en los míos.
Era para el lado
opuesto, hacia donde él se dirigía. Me acompañó casi sin palabras, sus dedos
presionaban mi brazo desnudo. Hacía calor y perseguíamos la sombra de los
árboles.
Quería decirle que
me soltara, ya no hacía falta, había recuperado el equilibrio, pero me gustaba
la sensación de sostén, en esos momentos me era necesaria, como la plantita
endeble que se apoya en un tutor. Solo que no soy endeble, me hice de piedra. Sin
embargo, las circunstancias de aquel día me habían ablandado por el paso que iba
a dar. Cerraba puertas viejas en un intento de volver a fundarme.
Hice los trámites. Cuando salí él me estaba esperando. Preguntó si iba a quedarme mucho. Le
contesté que podía durante tres meses, después el destino diría.
El destino es un invento para escapar de nuestras
responsabilidades, replicó con una voz fracturada. Hablaba poco, pero
cuando lo hacía soltaba ese tipo de frases. No supe qué historia traía a
cuestas, yo tampoco le conté la mía. De vez en cuando se le evidenciaba la ira
en el tic de las mandíbulas, en los puños apretados o en las palabras que le salían
como si las mordiera.
Hubo una injusticia, de esas que no se perdonan, fue lo único que pude entender.
Hubo una injusticia, de esas que no se perdonan, fue lo único que pude entender.
Escapamos del
calor de la calle y nos metimos en un café. Lo miré devorando su sándwich:
parecía un perro atorrante —de esos que vagan por pueblos polvorientos— al que
le tiraron un hueso.
No tuvimos que apelar
a nuestro origen en común para acercarnos; quizás fue la sensación de
naufragio, el cruce de los ojos o sus dedos nuevamente en mi brazo, pero
terminamos en el cuarto de mi hotelucho. Éramos dos respiraciones anónimas, dos
soledades, dos desesperaciones, cada uno afligido por un furor distinto: el mío
vuelto hielo, el suyo latente en los gestos, en la voz.
En la cama, boca
arriba, miramos las paletas del ventilador de techo, que apenas desplazaban el
fuego de la atmósfera. El calor chorreaba por nuestros cuerpos como una medusa
líquida. Su boca era dura, voraz; las manos, en cambio, no parecían
pertenecerle: suaves, nostálgicas de piel.
Se quedó dormido y
hurgué en su mochila. Sólo encontré ropa gastada y sucia; en los bolsillos del
jean guardaba unos pocos billetes. De él me quedó un nombre ignoto en un
pasaporte oscuro de sellos. Se fue al amanecer, llevándose su ropa sucia, el
silencio y eso que lo arrasaba por dentro.
Al salir me saludó
con la mano en alto y murmuró gracias.
No esperó el ascensor, bajó por las escaleras a los saltos. Volví al infierno
del cuarto y cerré la puerta.
A veces me
arriesgo y tallo un diamante nuevo.
Qué buena historia! Verosímil, intensa, bien narrada, con fondo de soledad, desahogo y tristeza. Dos vidas que se cruzan un instante para crear con urgencia un oasis imprescindible, que de antemano sabían que desaparecería tan rápido como había emergido del desierto.
ResponderEliminarUn beso grande
Gracias Alejandro, estoy de vuelta, tratando de agarrar el ritmo, aunque me cuesta.
EliminarSi volvés a este post y podés, releélo, porque seguí unos consejos y ahora quedó más redondito, sin tanto preámbulo.
Un abrazo.
Me parece excelente, lamentablemente mi mi memoria no es tan buena como para recordar exactamente el anterior, solo recuerdo que también me gustó mucho.
EliminarBesos
Ale, al texto se le quitó el párrafo inicial y la última frase, que estaba al principio, tiene más contundencia al final. El resto quedó tal cual.
EliminarGracias por la revisita.
Abrazo.
Hola Mirella,conmovedora hitoria,tierna y dura,fría y salvaje,dulce y frágil...llena de encanto con un final lleno de soledad.Te felicito.Un beso.
ResponderEliminarRosa.
Sí, Rosa, el relato tiene ciertos extremos, me alegro que te haya gustado y gracias por pasar.
EliminarUn abrazo.
¡Muy buena historía, Mirella!
ResponderEliminarBesos
Muy amable, Vero y gracias por la visita.
EliminarBesotes.
Yo veo dispersa la primera parte, es más, veo que despotencia el relato.
ResponderEliminarPara no andarme por las ramas, te diré cómo me resultaría mucho más impactante...
Iba caminando por esa ciudad a la que me condujo una decisión desesperada. Caminaba buscando una calle sin hallarla, tan desorientada por dentro como por fuera.
Estaba completamente perdida y él desbordaba furia, parecía un perro rabioso, pronto a desmenuzar con sus colmillos a la vida misma.
Él venía en sentido contrario, la cabeza gacha, mientras que yo miraba un cielo propio. El topetazo me aturdió, perdí el equilibrio y me habría derrumbado si su mano, como una garra, no me hubiese sostenido.
Le vi los ojos: dos pedazos de noche sin luna. Con el ceño adusto y la voz inhóspita, gruñó un disculpame. Esa sola palabra y el acento nos unieron, proveníamos del mismo mundo; resultamos ser dos extraviados que se chocan en un país lejano.
Cuando me recuperé del impacto le pregunté si podía ayudarme con la dirección que buscaba. Él seguía sosteniendo mi brazo y sólo afirmó con la cabeza. La oscuridad de sus ojos se metió en los míos.
Era para el lado opuesto, hacia donde él se dirigía. Me acompañó casi sin palabras, sus dedos presionaban mi brazo desnudo. Hacía calor y perseguíamos la sombra de los árboles.
Quería decirle que me soltara, ya no hacía falta, había recuperado el equilibrio, pero me gustaba la sensación de sostén, en esos momentos me era necesaria, como la plantita endeble que se apoya en un tutor. Sólo que no soy endeble, me hice de piedra. Sin embargo, las circunstancias de aquel día me habían ablandado por el paso que iba a dar. Cerraba puertas viejas en un intento de volver a fundarme.
Hice los trámites(.) Cuando (él) salí él me estaba esperando. Preguntó si iba a quedarme mucho. Le contesté que podía durante tres meses, después el destino diría.
El destino es un invento para escapar de nuestras responsabilidades, replicó con una voz fracturada.
Hablaba poco, pero cuando lo hacía soltaba ese tipo de frases. No supe qué historia traía a cuestas, yo tampoco le conté la mía. De vez en cuando se le evidenciaba la ira en el tic de las mandíbulas, en los puños apretados o en las palabras que le salían como si las mordiera.
Hubo una injusticia, de esas que no se perdonan, fue lo único que pude entender.
Después, cuando revisé su mochila mientras dormía, sólo encontré ropa gastada y sucia; en los bolsillos del jean guardaba unos pocos billetes y un pasaporte oscuro de sellos.
Escapamos del calor de la calle y nos metimos en un café. Lo miré devorando su sándwich: parecía un perro atorrante —de esos que vagan por pueblos polvorientos— al que le tiraron un hueso.
No tuvimos que apelar a nuestro origen en común para acercarnos; quizás fue la sensación de naufragio, el cruce de los ojos o sus dedos nuevamente en mi brazo, pero terminamos en el cuarto de mi hotelucho. Éramos dos respiraciones anónimas, dos soledades, dos desesperaciones, cada uno afligido por un furor distinto: el mío vuelto hielo, el suyo latente en los gestos, en la voz.
En la cama, boca arriba, miramos las paletas del ventilador de techo, que apenas desplazaban el fuego de la atmósfera. El calor chorreaba por nuestros cuerpos como una medusa líquida. Su boca era dura, voraz; las manos, en cambio, no parecían pertenecerle: suaves, nostálgicas de piel.
Se quedó dormido y hurgué en sus cosas. De él sólo me quedó un nombre ignoto en un pasaporte falso. Se fue al amanecer, llevándose su ropa sucia, el silencio y eso que lo arrasaba por dentro.
Al salir me saludó con la mano en alto y murmuró gracias. No esperó el ascensor, bajó por las escaleras a los saltos. Volví al infierno del cuarto y cerré la puerta.
A veces me arriesgo y tallo un diamante nuevo.
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Creo que esa frase sería un final perfecto, enigmático y lleno de sugerencia. Lo que eliminé del principio lo siento divagante y de alguna manera tópico, como casi todos los intentos de justificación de las cosas que ocurren porque ocurren.
Me alegra verte de nuevo en marcha, Mirellísima.
Namasté.
Morg, muchas gracias por el trabajo que te tomaste con la corrección.
EliminarCuando escribí este relato, el mes pasado, estaba tan perdida como la protagonista y lo modifiqué montones de veces sin dar en la tecla.
Vos, en un periquete, le encontraste la vuelta justa.
Realmente toda la introducción estaba de más.
Mil gracias de nuevo y un abracísimo.
Mirella:
ResponderEliminarHe encontrado tu blog y he leído tu historia; me parece bien narrada con algunas cosillas que se podrían mejorar pero, en términos generales, me ha animado y la he leído con mucha atención.
Saludos desde Suecia.
Gustavo muy contenta de conocerte y bienvenido.
EliminarTenés razón, había una cuantas cosillas para corregir y siguiendo el consejo de Morgana, ahora quedó mejor.
Muchos saludos y nos seguiremos encontrando.
AMIGA, CREO QUE TE HA VENIDO MUY BIEN EL DESCANSO... AL PRINCIPIO ME PERDI UN POQUITO PERO DESPUÉS EL RELATO GANA MUCHO Y VUELVES A LO QUE NOS TIENES ACOSTUMBRADOS.
ResponderEliminarUN ABRAZO
CARLOS
Carlos, el descanso me vino bien hasta cierto punto, porque no pude escribir tanto como había pensado, pero a veces no es suficiente poner voluntad.
EliminarSi volvés por aquí, encontrarás el relato mejorado gracias al ojo clínico de Morgana.
Un abrazo.
excellent history. is an honor to read you kisses albert
ResponderEliminarThanks Albert, a kiss too.
Eliminar...ciao Mirella, storia affascinante per la rapidità di sintesi, per il vero che nasconde, che ogni essere ama perdersi per farsi trovare e ritrovarsi in se stesso...un caro abbraccio...
ResponderEliminarCiao Sergio, in certi momenti di oscuritá o di decisioni difficili,un incontro imprevisto può servire per andare avanti... Ti abbraccio.
EliminarUna interesante historia. Dos seres perdidos que se encontraron. Tal ves, un vaso de agua fresca entre la sed de sueños y esperanzas.
ResponderEliminarNo sé por qué, recordé la frase de Cortázar:
"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos":
mariarosa
Hay momentos en que un encuentro fortuito puede dar la fuerza para seguir.
EliminarGracias por pasar. Un abrazo Mariarosa.
Esas soledades desesperadas. Se encuentran, intentan un fugaz momento de unión y es eso: la fugacidad. Es como un flash. Me gusta la desesperación que lograste infundirle al texto. Porque creo que en el fondo ambos protagonistas están atormentados. Un abrazo y me alegro que ya estés de regreso!
ResponderEliminarTambién me alegro de haber vuelto, no me fue fácil pero lo necesitaba.
EliminarPienso que no hay que temerle a las fugacidades, hay momentos en que la vida brinda eso: un fósforo en la oscuridad que puede servir para indicarnos un camino.
Muchas gracias por venir y otro abrazo.
¿Me registran los pantalones?
ResponderEliminarLas mujeres somos así.
EliminarMe gusta la historia, los personajes, su dejo de soledad y vacuidad, su humana necesidad de conectar, su urbanidad, el detalle del hotel con el ventilador de techo y la liquidez del vínculo, tan característico de nuestros tiempos. Me gusta además el esmero con el que trabajaste para darle un nuevo look al blog. Es obvio por lo que veo que encontraste editores que de escribir saben, pero, si me lo permitís, te voy a dar un consejo, Mire: no te desesperes por complacer al lector que se presenta como crítico literario. Cada cual tiene su estilo, y lo que son fallas para algunos pueden ser grandes aciertos para muchos. Si fuese por los críticos, Hemingway no habría sido Hemingway, por nombrar sólo un ejemplo, porque rompía con todos los moldes y los conceptos preestablecidos de estilo. Pero era auténtico y vivencial hasta la médula e iba al meollo de la cuestión tan brutalmente como el tipo de tu relato. Seguí tu propio olfato que vas bien, Mire.
ResponderEliminarUn beso grande, nocturno y con frío!
Fer
Fer, no soy de las que se dejan influenciar o complacen. Pero sí estoy abierta a observaciones que me ayuden a mejorar. Sobre todo de personas que saben lo que dicen.
EliminarEl texto quedó tal cual, sólo se eliminó un párrafo inicial que no le agregaba nada al relato, mas bien lo diluía. Y la frase de cierre se perdía en esa parrafada.
Un beso enorme, con sol.
Me gusta el tono desolado de esta historia, la soledad de sus personajes y ese encuentro furtivo de desahogo momentáneo. La sociedad actual genera muchos personajes de esta especie y tú has sabido plasmar a dos de ellos.
ResponderEliminarBuen relato, Mirella.
Un beso.
Desolación, esa es la palabra que une a esos dos personajes, extranjeros y perdidos, cada uno en su propio vacío.
EliminarGracias Isabel por tu presencia.
Un abrazo.
A mi me gusta todo lo que escribes hija mía ya que le veo una imaginación atroz, y esos encuentros casuales que narras me parece que tienen y dan mucho morbo, aunque duren poco y luego cada cual salga por peteneras. Bueno ya sabes que peteneras, es decir algo que no viene a cuento, pero también te digo por si no lo sabes, que "petenera", es un palo o cante del flamenco. Creo que la historia de estos personajes está muy bien labrada, y con un estilo muy peculiar y propio como es el tuyo. Me alegro que publiques de nuevo Mirella, ya que siempre es un placer leerte. Muchas gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarBesos y abrazos apretados.
¡Gracias padre! Papi sería muy confianzudo...jajaja...
EliminarBueno, vos le entraste al relato por el lado del morbo, pero no lo hay en estos personajes. Sólo soledad y desesperación. Vidas que se cruzan en momentos difíciles para ambos. A veces el sexo es una forma de conectarse con lo vivo, lo vital, cuando se está muriendo por dentro.
Para mí también es un gusto muy grande tenerte por aquí.
Besos y abrazotes.
Precioso y desgarrado texto que nos narra un volver a empezar endurecida por la vida y en el quedan muchas vivencias e cualquier noche en nuestro vagar por la vida.
ResponderEliminarMe gusta mucho como escribes
Un abrazo,
Hola Sau, parece que los dos estamos de vuelta. Me alegro que te haya gustado el relato, que es triste, algo oscuro, pero que quiere reflejar el día de dos desesperados que se encuentran.
EliminarUn fuerte abrazo.
Maravilloso relato, Mirella! Qué te puedo decir? Soy tu fan, ya lo sabés, tenés un don, y nosotros también, como la protagonista de esta historia, nos dejamos llevar por tu mano. Grande abbraccio!(Tenés que publicar, no me canso de pedírtelo!!!)
ResponderEliminarGrazie Patzy per la generositá dei tuoi complimenti. In questo momento penso ancora di meno a publicare, perché scrivo poco e non ho nuove idee... Se dovrà essere sará, cosí diceva mia madre. Io non avrei mai pensato di aver un blog con i miei scritti e poi un giorno l'ho fatto...
EliminarUn abbraccione
E vedo che hai molti amici qui che lavorano nelle correzioni e consigli, che mi sembra bene, ma non devi perdere di vista che l'originalità e l'autenticità di un autore, è unica e originale. Devi vedere che molti dei tuoi lettori non siamo scrittori, e siamo rimasti sorpresi con la tua storia e, in ultima analisi, nel pubblico c´é di tutto un po´. L'essenza è tua, non smettere mai di scrivere! Ci sono pittori che hanno trascorso tutta la loro vita dipingendo ritratti, o personaggi "ingrassati", o uccelli ... ma ogni opera ha il loro fascino e il loro sigillo. Il tuo pubblico non vede se ti ripeti, perché dopo tutto, la vita è una costante ripetizione, la tua ricchezza è nel tuo modo di raccontare quelle storie. Cosí é come la penso io. Abbraccio.
EliminarGrazie Patzy per la tua preoccupazione, ma io non cambio il mio modo di scrivere, semplicemente accetto i loro suggerimenti perché hanno molta esperienza e soltanto faccio i cambiamenti che io considero siano giusti.
EliminarIn questo racconto ho tolto quello che era superfluo, il corpo del testo è rimasto uguale.
Io non voglio smettere di scrivere, solo che in questo momento mi trovo un po' bloccata. Anche questa crisi passerà.
Un bacione e ancora grazie.
Muy buen relato.
ResponderEliminarEstá bien construido y mejor escrito.
Besos.
Gracias Torito, muy contenta de tenerte por estas latitudes.
EliminarBesos.
Qué historia tan bonita, me ha encantado!
ResponderEliminarA veces las personas más desconocidas aparecen en el momento oportuno en que más las necesitamos.
Besoss
Ante todo bienvenida al nido, Vanessa.
EliminarEs bueno saber que lo que una escribe produce interés en los que leen, sirve de estímulo para seguir haciéndolo.
También te haré una visita.
Besos.
Que bien describes la atmósfera, un tanto inquietante, por momentos me dio hasta un cierto repelús, no sé quizás por la sensación de posesión que que se inhala en los personajes.
ResponderEliminarMe ha encantado, es de esas historias que se quedan dentro y tardas en olvidar.
Escribes de maravilla Mirella. Un besote :)
Que una historia se tarde en olvidar es un excelente piropo para el que escribe. Qué suerte que lo sentiste así, Nieves.
EliminarUn gusto que pases por aquí.
Otro besote. :—)
Bueno el relato, siempre manteniendo el interés, sembrando un quiero saber más. Un abrazo
ResponderEliminarEs importante mantener el interés, Ester, ya bastante aburrimiento hay en las pequeñas rutinas cotidianas.
EliminarGracias por leerme y un abrazo grande.
Seguramente hubo un aprendizaje; creo que toda situación clave de nuestra vida es una oportunidad para sacarle algún jugo y aprender algo de nosotros mismos y de los otros.
ResponderEliminarQue cada lector saque su conclusión al respecto.
Gracias Jorge y no me parece que seas un "huevón".... jajaja!!!
Un abrazo.
¿Por qué "falso" lo del pasaporte? Lo mencionás dos veces: pasaporte oscuro de sellos y pasaporte falso. O sea ¿cómo llegás a la conclusión de que el pasaporte del tipo era falso?¿Tenía un pasaporte danés y no hablaba una coma en danés?
ResponderEliminarMe hizo acordar un poco al madrileño.
Creo que la primera revisación de la mochila debería ir después de la escena del sandwich y cuando ya lo mencionás con claridad y dentro del contexto en la segunda vez que lo decís. O sea, no decirlo dos veces, sino circunscribir el hecho a una sola vez relatada completa.
Dos veces también hacés mención a que el tipo parecía un perro, primero rabioso, después atorrante.
Con respecto a lo de "editores" que menciona María Fernanda, creo que para una persona a la que le interesa armar bien un relato como sos vos, Mirel, ciertas ediciones le vienen de perilla, porque la ayudan a visualizar cosas que quizás te mataste por corregir y no alcanzaste a ver del todo durante las correcciones.
Como yo soy uno de tus "editores", creo que si partimos de la buena fe del que se toma la responsabilidad de leer el texto de un autor en serio y de escritor a escritor mencionarle ciertos aspectos que pueden hacerlo lucir mejor, el comentario debe ser bien recibido porque es una mano tendida en este mundo de ególatras, y estará en quién ve el gesto el decidirse a estrechar la mano o a ignorarla.
Una mano que se extiende no es una bofetada o un reprensión. Generalmente, suele ser una caricia.
Lehit
Hice las correcciones que me marcaste. Saqué lo del pasaporte falso, era una suposición de ella que no justifiqué; en cuanto al "pasaporte oscuro de sellos" es para decir que estaba lleno de sellos, de alguien que viaja constantemente.
EliminarDejé la revisación de la mochila para el final, de eso me había dado cuenta cuando lo escribí, pero como a veces corto demasiado, no lo saqué, erróneamente en este caso.
Si este relato te hizo acordar al del madrileño, hay otros que se parecen aún más. Me está pasando lo que traté de explicar en el post de "Época de crisis" y que después se desmadró.
Siento que me repito y que no tengo ideas nuevas y eso me está trabando mucho para escribir. Hasta diría que no tengo ganas de escribir, porque después veo que eso mismo lo había desarrollado en otra historia.
No sé cómo voy a seguir el blog. Después del esfuerzo que me costó, cerrarlo me da mucha pena, así que estoy viendo la forma de mantenerlo con material, tal vez más ajeno que mío, con una mínima frecuencia.
Ya sé que estos consejos son con la mejor intención y bien fundamentados, se lo aclaré a Fernanda.
Gracias por la caricia.
A mí lo del "pasaporte oscuro de sellos" me pareció una imagen muy conseguida. Enseguida vi mi pasaporte, todo manoseado y escrito por todos lados en cincuentamil idiomas.
EliminarAcordate lo que te dije una vez. No importa si la anécdota se repite. Lo que no debe repetirse en un mismo autor es la forma de encararla. Por eso te dije que me recordaba al madrileño.
No te dejes impugnar las ganas de escribir por la idea de que estás escribiendo siempre lo mismo. No importa si es lo mismo en anécdota, te repito, sino que lo que hay que buscar es armar otro retablo. Por ejemplo detenerte más en la psicología de alguno de los personajes. Tratar de indagar en los porqués. No someter el texto a la anécdota sino a la vivencia. Explorar en las sensaciones de la vivencia ¿me captás, Mirel?
Lehit
No me refiero sólo a la anécdota —los temas son limitados— sino a la mirada o al punto de vista de cómo la abordo. Y allí estoy bloqueada.
EliminarTe entiendo Gavrí y te agradezco las sugerencias.
Muchos saludos.
Nos encontramos así, como dos estrellas fugaces, perdidas en el todo. Nos damos de cabeza. Tropezamos. No hay otra forma. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí son las cosas, Darío: momentos, tropiezos, un acercamiento y seguir el camino...
EliminarUn gran abrazo.
sabes Mirella, no lo tomes a mal, pero recuerda
ResponderEliminarmenos es más
a veces quienes escribimos nos evadimos en detalles que nada aportan a la historia
lo mejor es ser conciso y directo
el efecto que produce es arrollador
cuando uno se vuela por las ramas como que diluye el relato y se pierden los hechos importantes
no es un mal relato, tiene partes buenas
pero así como otra comentarista te dice
hay que repasarlo un poquito
claro es tu criterio hacerlo, tomar o dejar estas sugerencias
de todos modos todos pasamos por este tipo de experiencias , no una ,
sino muchas muchas veces
no hay ningún autor que se salve, ninguno
besitos
Elisa, no tomo a mal los comentarios con observaciones para mejorar el texto, al contrario, ya lo modifiqué y podé dos veces desde que lo publiqué.
EliminarCuando veas que algo sobra o no está bien resuelto, me gustaría que lo señales bien claro, porque de otro modo no estoy segura a qué te estás refiriendo. Así como hicieron Morgana y Gavrí.
Muchas gracias y un abrazo.
qué bueno que no lo tomes a mal
ResponderEliminar-pronto a desmenuzar con sus colmillos a la vida misma
-dos pedazos de noche sin luna
- La oscuridad de sus ojos se metió en los míos (de estas dos frases solo dejaría una, ya que repite información en muy corto trecho y se sobreentiende la idea )
como ya lo has corregido no acoto nada más, de todos modos son sugerencias, besitos
Lo de "la oscuridad de sus ojos..." está en función del efecto que le producía a la protagonista la mirada de él. Quizás no sea la mejor manera de decirlo, pero no se me ocurre otra en este momento.
EliminarIgualmente muchas gracias y un besote.
Muy buena historia de corazones solitarios, Mirella. Nos contás un momento en la vida de alguien, simple, sin giros ni sorpresas, e igual nos tenés pegados a la pantalla. Es fugaz ese momento, sí, pero de esos que quedan en la piel para siempre.
ResponderEliminarNotable trabajo.
Saludos.
Ahora tiendo a escribir pequeños retazos de vidas, instantes, que pueden ser intensos o simplemente algo que produjo movimientos internos. Es bueno saber que te interesó y te agradezco mucho el comentario.
EliminarAbrazo.
me ha gustado mucho tu texto, no leí el anterior así que no tengo puntos de comparación, lo que sí resalto es que plasmas muy bien el sentir confundido de la protagonista y aquellas cosas que se hacen sin sentir culpa.
ResponderEliminarte sigo leyendo.
Las modificaciones fueron sacar un párrafo del inicio que estiraba la entrada al relato sin aportarle demasiado y algunas repeticiones, pero todo lo que leíste estaba en el original.
EliminarMe alegro que pasaras por acá y que te haya gustado el texto.
Espero pronto leer algo tuyo también.
Besos, Jenny.
Fantástico, me encantó.
ResponderEliminarSe perciben en tus letras los sentimientos de ambos protagonistas, todo a flor de piel. Llegás al lector, genial...
¡Saludos!
Hola Juan, bienvenido y muchas gracias por comentarios tan elogiosos.
EliminarMuchos saludos.
Madre mia...hay tantos corazones solitarios en este mundo en el que vivimos...y tu has retratado un para de ellos y lo has hecho tan biewn que he podido visualizar el relato...me ha conmovido
ResponderEliminarUn abrazo
Escribir sobre corazones solitarios no es demasiado difícil, todos en alguna estapa de nuestra vida sentimos soledad y desesperación.
EliminarPero hacer conmover a través de una historia, eso no es tan sencillo.
Si lo logré, es bueno saberlo, porque es el objetivo principal de quien escribe.
Un gran abrazo, Teresa.
GUAUUUUUUU, GENIALLLLLLL, ME ENCANTASTE CON TAN TREMENDO RELATO.
ResponderEliminarBESOS
Gracias ReltiH, me pone muy contenta haberlo conseguido.
EliminarUn gran abrazo.
La narrativa no necesita verosimilitud cuando está tan bien contada...cuando se acerca al deseo común de quienes te leen.
ResponderEliminarUn bsazo
Como sé que no se puede conformar a todos, tampoco lo intento, pero tengo algo muy instalado en mí y es una exigencia de hierro. Tiene su pro y su contra: por un lado me empuja a mejorar a superarme, a no "creérmela"; por el otro, a veces, me bloquea y me inhibe.
EliminarGracias por tus palabras, Marcelo y me alegro que hayas vuelto a postear. Te debo la visita. Ya voyyyyyy....
Bsazo.
feliz fin de semana Mirella
ResponderEliminarbesitos y buenas vibras
acá puro frío, re feo el día estuvo
pero el calor humano siempre arriba
:D
Gracias Elisa, de este lado de la cordillera, tenemos 26º... una exageración para la época.
EliminarBesos.
Ignoras que, de mañana, antes de despertarte, yo también hurgué en tu bolso. Estaba vacío. Sentí terror, por eso me fui a brincos por la escalera. No es conveniente amar a alguien con el bolso vacío.
ResponderEliminar(El otro extraviado)
Jajaja... Amando me gusta tu humor.
EliminarHiciste bien en irte, porque de otro modo hubieras tenido que pagar la habitación. Todavía estoy pensando cómo voy a hacer para escabullirme sin que me atrapen.
(La que se extravió y no se encontró)
Hola Mirella, muy buenos días señora.
ResponderEliminarHe caído en tu blog a través de la página "100-mentiras". Me gusta cotillear a los seguidores de grandes blogs de literatura personal porque pienso que sus asiduos también tienen la misma virtud, las palabras. He estado en lo cierto. Me ha bastado leer esta entrada para afirmar que tienes el don de la expresividad, me gusta tu forma de escribir, me recuerda mucho a la mía propia, así que me quedo aquí, en tu espacio personal.
Antes de irme, y si eres tan amable de permitírmelo, me gustaría invitarte a mis dos blogs:
1. "Diario de una chica positiva": mis escritos literarios, si te gusta leer literatura personal y optimista:
http://insolitadimension.blogspot.com.es/
2. "Tomb Raider Manía": toda la información sobre la franquicia de Tomb Raider (videojuegos, películas, modelos, figuras, cómics).
http://tombraidermania.blogspot.com.es/
Felicidades por tu página y un fuerte abrazo desde el Sur de España, Mirella.
M.
Gracias Melodie por pasar ¡bienvenida linda malagueña!
EliminarUn gusto tener visitantes nuevos y me da alegría saber que te gustó lo que encontraste.
Un abrazo.
Muy bueno Mirella, seguiré leyéndote seguro. Soy Lola la amiga de Fer, aquella que nunca contestó a tu comentario en mi blog. Un abrazo Lola
ResponderEliminarNo te preocupes Lola, muchas gracias por pasar y volvé cuando quieras.
EliminarUn abrazo.
Mirella, un relato muy interesante!! Voy un tanto atrasada con los post, pero leo cada tanto! Felicitaciones!
ResponderEliminarUn beso.
Está bien, Mercedes, lo importante es que cuando puedas pasar lo disfrutes.
EliminarMe alegro que éste te haya gustado.
Besos.