La pasión por aprender a escribir
(Mis desventuras como tallerista)
A Guadalupe Wernicke
Desde muy
jovencita tuve el anhelo, casi obsesión, de escribir
correctamente, perfeccionarme en el uso y en la combinación de las
palabras, saber estructurar las ideas
En cuanto
pude, decidí que lo mejor era ir a un taller literario. No a cualquiera, al que
estuviese coordinado por alguien con experiencia y oficio: un escritor.
Busqué uno
a quien yo admirara por su obra y que dirigiera un taller de escritura.
Estas
fueron mis peripecias.
Escritor
1: cuentista
prestigioso, en ese entonces estaba por publicar su primera novela. Petiso,
gruñón, de mal carácter. El taller siempre empezaba una hora más tarde, cuando
él estuviera dispuesto a concedernos su tiempo.
Fumaba en
pipa, una tras otra, el ambiente era irrespirable. Yo, con mi almita anhelante
de saber, aguantaba, mientras él nos leía capítulos de esa novela y pedía
nuestras opiniones.
Los
talleristas éramos alrededor de diez (la mayoría mujeres, obvio). Todos
chupamedias del Maestro, por lo tanto los elogios —por la que sería su obra cumbre— eran como
los pétalos que se arrojan al paso del Emperador.
Yo
esperaba el turno para leer mi cuentito, acontecimiento que se produjo varias
semanas después de haberme integrado al grupo.
Mi voz
temblaba un poco, pero inicié con entusiasmo. Cuando terminé la respuesta del
Maestro fue contundente: "No podía estar peor escrito, arruinaste la
idea".
Al poco
tiempo, dejé de concurrir.
Escritor
2: seguí
buscando y di con otro cuentista destacado. Alto, bigotudo, con un sentido del
humor agridulce, fumaba unos puros malolientes que me producían accesos de tos.
Tampoco tenía muchas ganas de coordinar un taller. Lo dijo abiertamente: lo
hacía por razones económicas.
Veinte
mujeres y un par de hombres, nos apiñábamos en el comedor de su casa, a veces
dos compartiendo la misma silla. Hablábamos poco de literatura, él prefería
contarnos sobre sus múltiples divorcios, amores y desamores.
Teníamos
que escribir textos muy cortitos, porque si no él se desconcentraba. También
aquí los discípulos eran unos chupamedias (menos una) y cumplían con el
requisito a rajatabla. Nunca me adapto bien a las normas y escribía como si mi
tarea consistiera en contar la historia del mundo.
Para
cuando finalmente me tocó el turno (él había estipulado un sistema por orden
alfabético, para no herir susceptibilidades), había elegido un cuento
particularmente largo. En la mitad de la lectura, levanté la vista debido a un
ataque de tos por el humo y vi que el segundo gran Maestro, bostezaba detrás de
su cigarro. Empecé a leer más rápido, acometiendo el texto como si fuese una
maratonista.
La
respuesta fue: "No está mal, pero tenés que cortarle por lo menos tres
cuartas partes."
No fui
más.
Escritor
3: menos
conocido, pero varias de sus novelas fueron llevadas al cine. Tenía un estilo
algo carveriano. Petiso, gordito, pelo canoso que empezaba a ralear, amable,
reposado, nos servía café o mate. Fumaba cigarrillos, un paquete entero durante
la hora y media del taller.
Yo era la
única dama, rodeada por cinco masculinos, seis con el profe.
Me
trataban con guantes de seda, ni que fuera un frágil bibelot que se fuera a
romper ante la menor expresión de crítica. No les gustaba lo que escribía y no
sabían cómo decírmelo. Sólo uno de mis compañeros me elogiaba, pero más tarde
descubrí que sus intenciones para conmigo no eran estrictamente literarias.
Se hablaba
un poco de política y mucho de fútbol. Como era la única que llevaba material
para leer, el profe tenía unas ideas muy originales de cómo debían terminar mis
cuentos, y me explicaba detalladamente esas sugerencias. Los demás talleristas
se sumaban, para demostrar quién era el más creativo en modificar mis
historias.
Abandoné
al cabo de unos meses.
Me dije,
nunca más un escritor.
Fui
entonces a otro taller a cargo de una profesora de letras. Ella sí corregía la
forma y dejaba en paz el contenido. Nos hablaba de los modificadores
monovalentes y bivalentes. Una clase se dedicó a mostrar lo mal que usábamos
las conjunciones adversativas y consecutivas.
Duré poco.
Creo que soy una persona difícil de conformar.
Estuve
varios años donde lo único que escribí fue mi nombre y datos en algún
formulario de orden administrativo.
En el
2010, algunas palabras se despertaron de su letargo y tenían la necesidad de
enlazarse entre sí y contar historias.
Busqué por
Internet un lugar cerca de mi casa. Me interesó un Taller de escritura
creativa, coordinado por Guadalupe
Wernicke.
Fui, me
gustó y sigo yendo. Encontré respeto; comprensión de mis textos; lecturas que
me abrieron a autores nuevos, desconocidos para mí; un ambiente cálido y una
muchacha encantadora que nos estimulaba a escribir, utilizando técnicas
variadas, explorando temas, incentivando la observación y a tener activos los
cinco sentidos.
Y la
catarata de palabras, conservadas detrás de un dique de frustraciones, se
desbordó y todo lo que voy posteando en este blog es un producto de su taller.
Estas
fueron mis experiencias, que comparto con ustedes.
Cada uno
puede contar las propias —si las tuvo— o qué piensa de este fenómeno que
pulula, creo, en muchos lados del mundo, incluso en forma virtual, llamado
Taller literario...
"Las palabras, las oraciones, las ideas,
por más sutiles o ingeniosas que sean,
los vuelos más locos de la poesía,
los sueños más profundos, las visiones más alucinantes,
no son sino toscos jeroglíficos cincelados con dolor y pena
para conmemorar un acontecimiento
que es intransmisible."
Henry Miller
(Sexus - La crucificción rosada I)
He sacado varias conclusiones de tu experiencia, entre ellas, que el humo del tabaco no es compatible contigo :-).
ResponderEliminarHe disfrutado de tu humor ácido sobre algunos de esos talleres y cómo algunos de ellos son solo un modo de engordar el ego del profesor.
Y en cuanto a mi experiencia en este tema, muy escasa, por mi ubicación no tengo acceso fácil a ellos, así que, a través de internet,aprendo de personas que creo que escriben bien, como tú, y escribo y escribo...
Un abrazo
Victor, en última instancia es la mejor manera: escribir, corregir y leer mucho (pero a los grandes escritores, no a mí... jajaja).
EliminarGracias por pasar y me alegro que te haya divertido el texto.
Sí, odio el humo de todo tipo de tabaco, sacaste una conclusión exacta.
Un abrazo
ResponderEliminarObviamente, tu recorrido, al final, ¡ha merecido la pena!
Yo no tendría paciencia, ni para empezarlo.
· Saludos
· CR · & · LMA ·
Ñoco, uno de mis principios es perseverar, perseverar... a la larga se encuentra lo que se busca.
EliminarClaro, hay toda una fase intermedia que es de aprendizaje de todo tipo... que después puede servir para escribir un post en el blog (me río).
Una abrazo y gracias por la visita.
Nunca leo nada mas que blogs
ResponderEliminarNo he ido a ningun taller literario
me encantaria reunirme con los locos de las letras
me gusta tu entrada
un besos
Mucha, tengo que dividir mi vida en antes y después del blog.
EliminarAntes leía muchísimo; ahora -apenas- y cosas breves.
En cuanto a los locos de las letras, hay que elegir muy bien: algunos están muy locos (de ego).
Gracias por pasar
Un abrazo
me gusta tu ironía y tu natural sentido del humor. Sacaste jugo del taller aunque ya te digo que yo no iria...
ResponderEliminarMe quedo con la frase de Miller
Besos
Pluv, aunque en el momento en que se lo vive no lo parezca, siempre se saca provecho de todo lo que nos pasa.
EliminarLa frase de Miller, lo resume todo.
Abrazo
Muy bueno tu humor, aunque a mí me parece que tu no precisas de esto de los talleres literarios. Dicen que se aprende, pero creo que algunos van más que sobrados como tú caso, para tener que acudir a ellos. Seguro que hay de alumnos más aventajados que los profesores.
ResponderEliminarBesos Mirella.
Rafa, el escritor 1 y el 2 sabían mucho, pero no les interesaba enseñar. No sabían enseñar, eran escritores.
EliminarPero cuando no estaban subidos a su trono y se dignaban dirigir su mirada hacia los aprendices, a veces, dejaban caer algunas joyitas, para tener muy en cuenta.
Gracias por la visita y otro beso.
NO SOY EL MAS INDICADO PARA DAR UNA OPINIÓN; NO TENGO FORMACIÓN LITERARIA. RELATAS Y CONSIDERO, ME SIENTO COMO EN UNA CLASE. GRACIAS POR COMPARTIRNOS PARTE DE TU VIDA.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Relti, yo tampoco tengo una formación literaria, más que esas esporádicas pasadas por los talleres. Tal vez la más importante sea haber leído mucho.
EliminarGracias a vos por venir por aquí.
Otro abrazo.
Me encantaría tener ocasión de asistir a algún taller literario, las verdad es que ahora es cuando me está "picando el gusanillo" como se suele decir por aquí, no sé si en mi pueblo se dan curso de este estilo pero me sorprendería si no se hiciese ya que se dan cursos de cosas de lo mas variopintas.
ResponderEliminarMe encanta este homenaje literario que nos has regalado
Un beso Mirella :)
Nieves, me da la impresión que talleres literarios hay en todas partes. Virtuales hay muchísimos. Seguro que donde vives algo habrá.
EliminarSi tienes ganas, date el gusto y probá.
Un abrazo fortachón
Yo no sé si sirven. Tus experiencias pasadas parecen duras. Pero vos escribís de una forma tan minuciosa y delicada, que uno tendería a creer que han servido. Un abrazo.
ResponderEliminarComo dije más arriba, de todo podemos sacar un aprendizaje, si estamos dispuestos y abiertos.
EliminarGracias Darío, por tu forma de ver lo que escribo.
Abrazo
No olvidar a Guadalupe, claro.
ResponderEliminarNoooo, Guadalupe es sagrada!!!!
EliminarEl taller literario precisa de dos componentes fundamentales:
ResponderEliminar- el coordinador (persona dispuesta a enseñar lo que sabe en pos de sus discípulos)
- el talento del concurrente (por el tema de que aquello que Natura non da, Salamanca tampoco empresta).
De ahí aparece la interacción y se empiezan a notar todas esas cosas que contás en el post.
El coordinador no tiene interés en enseñar;
el coordinador tiene interés en escuchar alabanzas;
el coordinador no puede comer de lo que escribe pero con el taller se la rebusca y le pone un poco de onda porque los humos no le están haciendo toser el cerebro del ego todo el tiempo);
el coordinar ama lo que hace y le pone pasión, aunque las piedras no escriban.
En el medio están todos los de medio pelo (valga redunda) que como ni escriben bien ni saben mucho, son los que enseñan y arruinan a los que si son escritores y que les pagan por ser arruinados (diría un amigo mío de nariz prominente) porque no tienen consciencia de que ya son escritores.
No se puede abordar la enseñanza literaria sin pasión, sin entrega y sin generosidad. En realidad, ninguna enseñanza se puede abordar sin esos tres componentes.
Lo peor de los talleres literarios son sus coordinadores que, en la gran mayoría de los casos no saben como para enseñar y solamente buscan un rédito pecuniario sin siquiera manejar bien las normas de la gramática.
Pero esa experiencia se aprende después de haber desembolsado bastante dinerillo que paga esos fracasos.
Con otros escritores amigos, dirigimos un taller virtual (www.ultraversal.com) de técnica literaria, gratuito, porque esa es la idea general que nos mueve: ayudar en el repecho a los que encaran la montaña de modo que no se queden sin aire por el camino.
Digo esto no por hacerle propaganda al Taller sino porque el mío es el enfoque del "coordinador". Jajajajajaja
Besotes
Eva, se nota a la legua que sabés de lo que estás hablando. Tus comentarios son siempre excelentes y los disfruto mucho.
EliminarYa fui invitada al taller de Ultraversal, por tu amigo de nariz prominente. Es muy interesante la propuesta, pero lo virtual no es lo mío. Tengo más que suficiente con el blog.
Gracias por estar y te devuelvo el besote.
Hola: me ha resultado muy interesante tu entrada. He pasado por dos talleres. El primero una maravilla, fui durante tres años y lo poco que sé, lo aprendí con el escritor Marcelo di Marco. Aprendí a corregir que es lo esencial en literatura.Hoy visito un taller con una profesora de letras, muy buena, pero no es igual. Mi problema es que el taller de di Marco está muy lejos y cada visita me llevaba de seis a siete horas entre viaje y taller.
ResponderEliminarHoy di Marco tiene charlas en you tube donde explica sus conocimientos:
ww.youtube.com/user/TallerCyC?feature=watch
Puede que a alguien le interese, es simple y directo para enseñar.
Un abrazo.
mariarosa
Gracias María Rosa, por contar tu experiencia y por la dirección de youtube.
EliminarUn abrazo
Yo pasé unos talleres en escritores.org una pagina española, creo que radican en barcelona y fue muy productivo. dos de cuentos y dos de novela.
ResponderEliminarlos cuatro me encantaron y aprendí un chorro...
Y fueron virtual... muy bueno materiales, muy buenos instructores...claro que faltaba ese contacto directo. Pero no me quejo
un abrazo amiga
carlos
Carlos, a veces el "contacto directo" viene un poco ahumado... jajaja! Lo importante es que le sacaste provecho.
EliminarLo virtual, hoy día que se dispone de poco tiempo, es práctico, no hay que trasladarse y si es bueno, todavía mejor.
No va para mí, el blog cubre mi tolerancia hacia lo virtual.
Un abrazo.
Creo que se de algunos de esos escritores, no por haber ido a sus talleres...trabajé en el medio.
ResponderEliminarLos "conocidos" tienen lo que todos tenemos en cuestión de carácter, pero además mucho ego. Que bien podemos tenerlo vos o yo, sólo que ellos lo exageran y lo malinterpretan. Salvo algunos que disfrutan tanto tanto que ni se dan cuenta cuando le piden una firmita por aquí, otra por allá.
Con los dedos de una mano te cuento a quienes le interesamos como lectores.
Es muy interesante verlos del otro lado y no solamente en el escritorio de la Feria...
Tengo ganas de hacer un taller para corregirme, no soy nada correcta.
Besos!
(el escritor 2 se afina las puntas del bigote?)
Es verdad Dana, hay mucho ego suelto, poca paciencia, ninguna metodología y no les interesa la docencia. Ese tipo de escritores lo hacen por un interés puramente pecuniario y para tener una cuota extra de adulación.
EliminarEl escritor 2, no es el que estabas pensando, ya falleció.
Un abrazo.
El problema de esos talleres, es que es imposible aprender algo si el supuesto "docente" te coarta con mil y un ataques, la manera mas fácil sería. Clases en que nos muestren las buenas formas y luego nos te permitan libertad.
ResponderEliminarSergio, además de no ser docentes, tienen la tendencia de querer perpetuarse en los alumnos, quedan conformes si uno les imita el estilo. Entonces los "discípulos" escriben todos a la manera de...
EliminarGracias por pasar.
Besos
Yo creo que el mayor reto del escritor que dicta un Taller es conseguir que los que concurren encuentren "su propia voz". Eso es un trabajo arduo, porque las voces no vienen definidas y la mayoría de los concurrentes copian la de alguien al que respetan y además les gustaría escribir "como tal" o se limitan a repetir tópicos recontra manidos, porque esa es la idea que tienen de lo que es "escribir".
ResponderEliminarUn escritor no es nada sin su voz. La voz define al escritor, lo distingue del resto de los demás escritores y además, lo define como arquitecto de su obra.
Un Taller debe ayudar al descubrimiento de "la manera de decir" de cada quien. Inclusive cuando a alguien le mandan un trabajo para dar una opinión, es fundamental situarse "en la voz del otro" y tratar de entender el mecanismo íntimo de su narrativa si consideramos que vale la pena el texto y si no, hay que ser sinceros y decir: no, dedicate al crochet, porque tampoco se debe engañar a nadie y hacerle creer que con cuatro herramientas que le expliques, va a nacer un escritor. La canalización del talento mediante las herramientas es lo que hace a un escritor. Las herramientas solamente hacen a un técnico, pero falta en el sustrato que puede estar excelentemente escrito, ese hálito en el que sopla el alma del autor sobre la emoción del lector.
La mayoría de los escritores que conozco son avaros de conocimiento y de recursos y cuanto menos puedan enseñar de "cómo se hace" y que aún así la gente siga concurriendo "por la fama del maestro" aunque el maestro les agüe el talento que traen (casi Mirella y su primer maestro), mejor.
Es un ramo difícil y mejor si hay menos competidores buenos y muchos de medio pelo que nunca serán "el maestro", porque de eso se trata: en el país de los ciegos el tuerto reina.
Nadie se hace escritor de la noche a la mañana o por ciencia infusa. Es una profesión de sacrificio y humildad, porque lo primero que hay que analizar es que por muy bien que escribamos, todos los textos son perfectibles y nadie tiene "la verdad absoluta". Hay grandes genios incógnitos y grandes burros laureados.
El problema de los Talleres también es una especie de corporativismo que se forma entre "el maestro" y "sus aduladores", porque, no nos engañemos, cualquier escritor sabe que tiene un escritor adelante cuando lo lee y a más de uno se le revuelve la hiel, entonces, a ese lo hunde porque es un potencial espacio en alguna estantería que uno de los libros del "maestro" no ocupará y se dedica a los que le rinden pleitesía y que él moldeará según su ego le indique.
Los artistas no se pueden sustraer a sus egos.
Algunos dan Talleres solamente para satisfacer esa parte, escuchar las alabanzas de las que andan escasos porque la producción no es constante y ralea y es necesario tener aceitado el mecanismo del envaselinado porque si no, el ego se vuelve en contra y deprime a su portador.
Otros dan Talleres porque directamente piensan que son escritores y que están capacitados para darlos y no entienden la diferencia entre un complemente que empiece con "de" y otro que piense con "en" y ni siquiera perciben el peso fundamental de una coma. Esos sostendrán que "la literatura es una ruptura del código o peor aún, del idioma" porque ellos no saben como se usa el único código que la literatura debe conservar para que los lectores comprendan a los autores o sea, no tienen puta idea de como usar el idioma en el que escriben.
Y así, podríamos enumerar casos y sazones hasta aburrirnos todos. Ergo, vuelvo a mi idea original: un Taller que no consigue que el escritor encuentre su "propia voz" no sirve, por más herramientas que Salamanca preste para lo que le ha dado Natura.
Shalom
Gracias por tomarte todo este tiempo para comentar el post.
EliminarYa lo explicaste tan bien y tan claro, que no me resta más que volver a agradecer tu dedicación y tu experiencia.
Abrazo, Gavrí.
Yo jamás hice ni haría un taller literario. En mi opinión, son fábricas de paquetitos de convencionalismos sentenciados por un otro que cree saber.
ResponderEliminarEl mejor taller se hace con los grandes, con esos que están el la biblioteca, y si de dudas gramaticales o de estilo se tratase, hay infinidad de libros teóricos que hablan de eso. Y si alguien quisiera profundizar más, pues hay más libros todavía que tratan de semiología, crítica literaria, etc.
Claro, pero hay una cuestión básica, el proyecto de escritor tiene que darse cuenta si lo que está haciendo al menos tiene un cierto nivel, lo cual, según se ve claramente, es MUY difícil.
En fin...
Un abrazo.
HD
Humberto, hay de todo, como en botica.
EliminarMis primeras experiencias, por mi inexperiencia y por las ansias de superar obstáculos en la forma de expresarme, me condujeron a los "prestigiosos".
Me gusta estar en un grupo de "aprendices", lo sigo siendo; me gusta aprender (y me sigo repitiendo) cualquier mínimo conocimiento en el arte de escribir. Todo sirve y también, si el grupo es piola, compartir dudas, aprensiones y análisis de otros autores.
Un abrazo y gracias por la visista.
WOW... la verdad sos una genia escribiendo, y gracias por compartir el pequeño detalle de que los talleres literarios deben darlos los que se especializan en letras, y no los escritores, me parece un dato genial!. Yo tmb lo creo asi, porque cada persona es un mundo, y nadie puede venir a pedirte que le borres a lo que tanto te costo imaginar y escribir TRES CUARTAS PARTES! Seguí asi porque tenes talento en lo que hacés. Un beso!
ResponderEliminarSil, un taller debe darlo alguien que sienta pasión por enseñar, que sepa cómo hacerlo y con respeto por el texto del otro.
EliminarTambién puede ser un escritor, pero no por plata o por ego, únicamente por amor a la literatura y para transmitir a los talleristas su experiencia.
Hay que dar con el coordinador adecuado y también con el grupo adecuado. El grupo es el otro plato de la balanza.
Un beso grande, linda.
Como eu gostava de passar para o papel tudo o que me vai na alma.
ResponderEliminarAdorei o teu blog e já sou seguidora.
Bom fim de semana cheio de pensamentos coloridos.
Bjs
Linda menina, gracias por la visita y por leerme a pesar del idioma.
EliminarPasé por el tuyo, pero no sé portugués y el traductor arruina los textos.
Saludos y un buen fin de semana también para vos.
Cuando se insiste en una cosa al final se consigue.
ResponderEliminarTu lo has hecho.
Un abrazo
Gracias Esme, siempre hay algo para cada uno esperando a la vuelta de una esquina. Hace falta paciencia y seguir buscando hasta encontrarlo.
EliminarAbrazo.
Interesante racconto.
ResponderEliminarUn gusto leer las experiencias que tuviste. Eso mismo te habrá afirmado más en lo que tú quieres y puedes.
Un abrazo ý buen finde...
Gen, me afirmó en la convicción de que escribir forma parte insoslayable de mi vida.
EliminarA pesar de los tiempos de silencio, siempre vuelvo a este gran amor.
Gracias por pasar y un abrazo.
Tus experiencias son muy interesantes, aunque un poco descorazonadoras. Realmente nunca he asistido a talleres literarios, aunque hubo un tiempo en que me interesé por escribir guiones de cine y asistí a cuatro o cinco talleres sobre el tema. Me gustaron, pero la verdad es que hbaía leído ya tanto sobre escritura de guiones, que en realidad no me aportaron demasiado.
ResponderEliminarHe leído muchísimos libros sobre escritura creativa, eso sí. Me gustan mucho, en general. Tengo libros sobre escritura creativa de autores tan diversos como Stephen King o García Márquez.
El año pasado me aficioné a un taller literario que encontré en internet. Realmente eran archivos en formato audio, en forma de lecciones. Las descargaba de internet y las escuchaba en un reproductor de mp3 en mis ratos libres. Estaba muy bien. Te dejo el enlace de la página por si te interesa: http://www.ivoox.com/podcast-podcast-taller-literario_sq_f1579_1.html
Un abrazo, Mirella.
EME, hay de todo, a mí me tocaron esas experiencias en otros momentos de mi vida, pero ahora encontré un taller en el que me siento muy cómoda. Hay que dar con el le cuadre a cada uno.
EliminarPor Internet hay mucha oferta, pero a mi lo virtual me cansa. Si a vos te sirvió, cumplió con su cometido.
Por aquí también hay muchos libros sobre cómo escribir y tener ideas creativas, con ejercicios prácticos, pero no leí ninguno.
Gracias por tu visita y nos seguimos leyendo.
Abrazo
Nunca he asistido a un taller literario.Tus experiencias demuestran que son muchas las personas que desde alto pedestal coartan nuestra creatividad...es difícil erigirse en crítico de todo acto creativo.Creo que tienes mucho talento , y que el autodidactismo en literatura es muy enriquecedor.Un cálido abrazo.
ResponderEliminarJuan, a veces se necesita una voz de afuera que te conduzca un poco, sobre todo al principio. Claro que no es fácil dar con la persona adecuada. Pero igualmente toda experiencia enseña.
EliminarGracias por pasar
Un abrazo
Grazie Cristina & Francesca, per la visita. L'inglese lo scrivo male, l'italiano un po' meglio... ma non troppo.
ResponderEliminarSono passata a dare uno sguardo al vostro blog, che è veramente carino.
Una domanda: voi capite lo spagnolo? Perchè io pubblico racconti e novelle e c'è tanto da leggere...
Un abbraccio
Me encantó tu blog. Te sigo. Te invito a pasar por aquí, saludos.
ResponderEliminarhttp://xiomisabel.blogspot.com/
Gracias por pasar por aquí, Xiomi, bienvenida.
EliminarApenas pueda te devolveré la visita.
Saludos
¡Epa! Realmente interesante el tema de tu experiencia en talleres, también gracioso si no fuera penoso por el tiempo y la guita invertida en esos tipos narcisistas y ridículos. Me hubiese gustado saber el nombre de esos "escritores", solo por curiosidad y para estar prevenido por si me ensarto con algún libro de ellos, cosa muy difícil, pero bué...
ResponderEliminarPasa algo similar con los psicoanalistas, la mayoría de las veces el paciente es más inteligente que ellos, lo dijo Norma Aleandro en un reportaje y juró no caer mas en esa!!
Abrazote, Mir (Muy ameno tu blog)
No podía faltar tu curiosidad, Edu, siempre querés saber algo más. No te vas a ensartar con sus libros:
Eliminar1º porque no leés...
2º porque son muy buenos escritores, uno falleció hace diez años.
Me alegro que te diviertas inspeccionando mi blog, hay bastante material y no tenes que gastar un solo mango (qué caros están los libros).
Besos agradecidos.
Me defraudas, Mir, con ese 1ª punto donde juzgas que no leo, no se en que te basas para afirmar una sentencia tan contundente, todas las mujeres son rápidas para el prejuicio...El punto 2º es cuestionable en que son "buenos", con las conductas que mostraron en los talleres apuesto a que fueron cuatro de copas en la literatura!!
Eliminar¡Ahhh...! Me gustaría saber sus nombres, no puedo dormir sin esos datos, quizás con un email...
Besaso, Mir!!
El punto nº 1 lo acabás de confirmar en una recomendación que hiciste en g+ del libro del Gabo que ni leíste. De todos los que tenés en el freezer...
EliminarYo los considero buenos a esos escritores, el hecho de que sean malos coordinadores de un taller no quita que escriban bien.
Lo voy a pensar, no quiero que sufras insomnio.
Los párpados han quedado tiesos de estar abiertos...Esperar, esperar... la vida es una sala de espera continua...
EliminarLo tuyo, Edu, ya es una curiosidad que linda lo patológico... jajajajajaja...
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