Los Reyes del
Prado Esmeralda eran queridos por su pueblo, pero tenían una enemiga terrible:
la Marquesa Manos Negras, que practicaba la magia. La llamaban así porque un
día, preparando una de sus pociones, se
le derramó sobre las manos que tomaron el color del carbón.
Cuando la Reina
tuvo una hija buscaron una madrina. En esa región se acostumbraba que fuese un
hada. Eligieron a una bellísima, llamada Estrella Fugaz. El Hada Mayor no
estaba de acuerdo con la elección, era demasiado joven y sumamente despistada.
Sin embargo, ante la insistencia de los Reyes, accedió.
En cuanto la
Marquesa supo a quién habían designado como madrina de la princesita, se frotó
la negrura de sus manos: había llegado el momento de la venganza.
El Hada Mayor le
hizo a Estrella Fugaz mil recomendaciones antes de su partida. Ella, apenas
dejó la Nube de Oro donde vivían las hadas, olvidó los consejos y se distrajo
siguiendo un pájaro de alas azules. El Hada Mayor, que era precavida, envió
también a Luciana, la supervisora de las hadas jóvenes, para solucionar
posibles inconvenientes.
En el palacio
los Reyes y sus invitados estaban nerviosos por la tardanza de la madrina. La
Marquesa, desde su escondite, espiaba lo que ocurría en el salón. Con un disfraz
de hada, se había puesto guantes blancos y portaba una varita de su
fabricación. Se dirigió a la cuna y dio inicio a la ceremonia:
—Te llamarás
Blancaluna y serás la Princesa de la Noche. Exangüe y fría, luminosa como un
faro encendido en las tinieblas del cielo, todos te amarán, aunque permanecerás
siempre sola, lejana e inalcanzable. Tendrás por compañeros al viento y a las
nubes; no podrás hablar con ellos porque eres muda y las nubes sordas y
cambiantes: van donde las lleva el viento. Del color de la crema batida y redonda
igual que una esfera, vendrá el tiempo en que te irás encogiendo y te convertirás
en un gajo cada vez más fino hasta desaparecer por completo. Pasados unos días
crecerás de nuevo, recuperando de a poco el volumen de tu cuerpo, para declinar
una y otra vez. Así será mientras el universo exista.
Y la tocó con su
varita.
El hada Luciana
había reconocido a la Marquesa. De inmediato se volvió invisible, se aproximó a
la cuna de la pequeña y la cubrió con su cuerpo transparente. En el apuro de
servirle de escudo se le cayó la varita protectora.
Enseguida que la
Marquesa terminó el maleficio, pareció que la princesita se cubría de una
extraña palidez e irradiaba un halo plateado. Los presentes vieron con horror
como una claridad circular salía por la ventana. Estrella Fugaz, que acababa de
llegar, al comprender lo ocurrido, asustadísima, se ocultó detrás de una
columna. A los pocos segundos estaba pendiente del ir y venir de un enorme
escarabajo azabache.
El Rey llamó a
los soldados de la guardia para que detuvieran a la falsa madrina, pero la
Marquesa había desaparecido y nunca más supieron de ella.
La Reina corrió
hasta el balcón y comenzó a llorar inconteniblemente. Era una noche ventosa de
invierno. Las lágrimas de la Reina se deslizaban por la baranda del balcón y en
el aire frío se congelaron en el acto, transformándose en gotas de cristal. El
ventarrón las elevó, las diseminó como una llovizna de brillantes y rodearon a
Blancaluna que, en su plenitud, refulgía en
la oscuridad.
El silencio
triste del salón fue interrumpido por un llanto suave proveniente de la cuna.
Todos se acercaron a mirar y allí estaba la princesa, agitando sus manitas. Hubo
abrazos y exclamaciones de regocijo y los presentes se preguntaron quién había
ocupado el lugar de la niña, quién era Blancaluna.
El Hada Mayor,
que había observado los acontecimientos sin moverse de la Nube de Oro, compareció
ante los Reyes.
—Es Luciana, que
para salvar a la princesita, demostró su valor y nobleza. Ella es Blancaluna y
será de gran ayuda para los caminantes, iluminará los senderos para que no se
pierdan y continuará ofrendando su generosidad y hermosura. Tampoco estará
sola, las lágrimas vertidas por el amor de una madre la acompañarán siempre.
A Estrella
Fugaz, debido a su irresponsabilidad, la echaron del reino de las hadas y desde
entonces vaga en el cielo, sin rumbo fijo.
© Mirella S.
Que preciosidad de cuento Mirella. Besos.
ResponderEliminarGracias por leer siempre, Elizabeth.
EliminarUn gran abrazo.
El mejor regalo de Reyes tu vuelta;)
ResponderEliminarVolver a leerte, y sentir la magia de tus cuentos y tus letras.
El final es precioso. Bella esa Blancaluna, y todo tu universo.
Me hiciste volver a sentirme niña.
Un abrazo enorme, y millones de besos, Bella Dama.
Volví hoy, pero no sé por cuánto tiempo. Intento retomar la normalidad, pero estoy muy complicada.
EliminarTuve la necesidad de sentir la inocencia y la despreocupación de la niñez, época en la que nos sentíamos protegidos y no éramos los que tomábamos las decisiones.
La agradecida soy yo por tu presencia y tus palabras, querida Eva.
Un abrazo enorme.
·.
ResponderEliminarHas hecho bien en recuperar el cuento. Es una pena que no crea en las hadas pero me hubiera gustado mucho tener un hada de cabecera. Tal vez la inocencia me hubiera durado más tiempo.
Cuídate Mirlo.
Un abrazo y buenos deseos para este nuevo año.
· LMA · & · CR ·
Mis disculpas por el cambio de nombre, mi mente está bastante desordenada. Tampoco creo en las hadas, pero me encanta que alguien las inventara.
EliminarBuen año también para vos, Alfonso
Abrazos.
Asisto una vez más al privilegio de poder leerte.
ResponderEliminarEres la Reina Midas de las palabras.
Todo lo que escribes lo conviertes en oro.
Besos.
Estupendo elogio, Xavi, te lo agradezco. Soy crítica con mis textos, pero este cuento me gusta y me recordó el entusiasmo con que escribía en esa época.
EliminarAbrazos y besos.
Es una preciosidad Mirella, me has hecho sentirme niña y recordar aquellos cuentos que me leían con tanto amor. Es bueno no perder nunca a la niña que fuimos y poder sonreír con ternura imaginando a esa hada buena y a la torpe Estrella Fugaz...pues que ¡¡¡siga vagando!!!
ResponderEliminarUn beso querida Mirella.
Con los tiempos en que vivimos esa parte infantil se desvanece cada vez más rápido. Es bueno revivirla, aunque sea de tanto en tanto y volar por mundos irreales, mirar la luna e imaginarle historias.
EliminarGracias y un fuerte abrazo, Conxita.
¡Qué mérito! Un cuento de esos que ya parecen no existir, o yo no los conozco. Mientras iba leyendo sentía todas esas emociones que me producían los cuentos en la niñez.
ResponderEliminarGracias por este regalazo.
Me alegra muchísimo saberte de nuevo por estos lares y has llegado de la mejor manera el día adecuado.
Un fuerte abrazo
Es un cuento "a la antigua", que escribí hace tanto que ni me acuerdo el año. Ya publiqué algunos y quedan más, pero son muy largos para un blog.
EliminarMe da gusto que te haya producido lindas sensaciones.
Gracias y un gran abrazo, Pilar.
¡Un cuento de hadas! Con sus colores brillantes y su moraleja esperanzadora, su hada mala y su hada buena, los contraste de luz y sombra y la sensación de luminosidad que produce el leerlo.
ResponderEliminar¡Ohhh qué bonito Mirella!
Gracias querida Isabel por dejar tus impresiones, me pone contenta que lo disfrutaras, con todos los ingredientes clásicos de los cuentos de hadas.
EliminarUn besazo de los grandes.
Me alegro de leerte otra vez, Mirella.
ResponderEliminarDesconocía que escribieses cuentos infantiles, pero veo que conoces todos los ingredientes para escribirlos: hadas buenas y malas, hechizos, reyes y princesas, entre otros; eso sí, dándole tu toque particular.
Un fuerte abrazo!
Hubo una época en que me gustaba escribir cuentos infantiles. Ya publiqué algunos (no todos son de hadas y brujas) y me quedan otros guardados en una carpeta.
EliminarEn la literatura infantil la estructura es simple, lo importante es la mirada o el modo de contarlo. Qué bueno que descubrieras "mi toque".
Mil gracias, Sofía, con un abrazo grande.
Con la actitud desaprensiva que demostró Estrella Fugaz no creo que le dé la mente para convertirse en malvada. Más bien la imagino curioseando los misterios del universo.
ResponderEliminarGracias por los buenos deseos, que retribuyo multiplicados.
Un abrazo, Julio.
E' bello che tu sia tornata a scrivere, un racconto meraviglioso che riporta la mente a tutte quelle fiabe indimenticabili che hanno accompagnato la nostra infanzia portando serenità e magia, ricordando quel mondo incantato che è dentro di noi ed il desiderio di noi grandi di rimanere magicamente bambini. Sono un po uscita fuori dal tema della tua storia, ma a risvegliato in me ricordi che porto dentro. Un immenso abbraccio carissima.
ResponderEliminarÈ un racconto molto vecchio, non mi sento in condizioni de scrivere nulla per il momento, ho la testa piena di preoccupazioni.
EliminarTi ringrazio tanto per lasciarmi le tue impressioni.
Abbracci, cara.
Hermoso, me gustan desde que era así de chiquitita las historias de castillos y hadas y finales distintos!
ResponderEliminarBeso bella!
Gracias, Dana, es necesario a veces volver a la infancia, como un refugio. Esa fue mi intención al releerlo.
EliminarBuen año y besotes.
Como me gusta verte de nuevo !!!! Recuperar antiguos trabajos es volver a vivir aquellos tiempos...
ResponderEliminarUn gran abrazo y cuídate mucho
En tiempos duros salir un poco de la realidad y volar a otros mundos fantásticos es como tomarme las vacaciones que no tendré.
EliminarGracias, Esme, con un enorme abrazo.
Un cuento de esos que se leen con la boca abierta. Toda una leyenda que reúne todas las características de la mitología. Narrado con tu maestría en el uso de las palabras para conseguir esa musicalidad, esa lectura que se paladea línea a línea. ¡Qué gran regalo nos trajiste para 2018! Deseo que se hayan podido solucionar esos problemas personales. Un fuerte abrazo!!!
ResponderEliminarMe gustaba escribir cuentos infantiles, especialmente en mi adolescencia. Fue una etapa muy bonita que en estos días quise rescatar.
EliminarMe alegra que lo disfrutaras y gracias por tus estimulantes palabras.
En cuanto al problema de salud de mi hermana, ha quedado muy mal, la ingresé en una institución porque necesita de cuidados especiales.
Estoy tratando de volver a tener cierta normalidad en mi vida, aunque anímicamente no consigo reponerme. Gracias por tu interés, David.
Un fuerte abrazo.
Tiene el sabor de los cuentos infantiles clásicos. Un argumento sencillo sin excesivas complicaciones, la dualidad entre el bien y el mal, la protección como eje central, el premio o el castigo por las acciones propias, y la magia que tan lejana recordamos pero que ojalá nunca deje de acompañarnos. Un abrazo Mirella.
ResponderEliminarHe escrito otros con argumentos más modernos y más cantidad de aventuras, pero son muy largos para un blog. No es fácil la literatura infantil, ya hace tiempo que no consigo hilvanar ninguna historia.
EliminarGracias por tu lectura, Jorge, un fuerte abrazo.
Pues si tienes muchos más cuentos de estos en el baúl de los recuerdos deberías sacarlos a la luz, porque este es realmente precioso. Con cuentos como este nos haces recordar tiempos pasados de una niñez, que sin duda salvo excepciones fueron mucho mejores que otras épocas más tristes y dramáticas que a mucha gente le toca vivir, como creo que a ti te ha sucedido, ya que tu vida me parece que no ha sido un camino de rosas. Y ya lo último lo que tu pobre hermana. Y además volviendo al cuento, creo desde mi punto de vista, que crear poesías y cuentos, es de las cosas más complicadas que hay en las letras y la literatura en general. Sobre todo los cuentos infantiles, tienen que estar muy bien hilvanados, para que calen en la mente de un niño; porque convencer con letras y agradar a un niño, con lo listos que son, es tarea complicada. Me alegro mucho de tu vuelta Mirella. Muchas gracias por todo y recibe besos y abrazos a mansalva.
ResponderEliminarSon demasiado largos, debería revisarlos y publicarlos en varios capítulos y ahora no estoy ni con tiempo ni ganas. Tal vez en el futuro...
EliminarEs verdad, Rafita, mi vida no fue un camino de rosas, como a tantos que se fueron de su patria natal y tuvieron que empezar en una tierra desconocida y, además, la vida no se presentó demasiado fácil. Creo que por eso, desde muy chica, me dediqué a buscar en el dibujo y en la escritura un mundo propio.
Te agradezco enormemente el afecto y la comprensión.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
Tristemente yo tampoco creo en las hadas,...pero haberlas haylas....
ResponderEliminarPrecioso cuento Mirella.
Son creencias de la niñez que se van borrando.
EliminarDe pronto, podemos encontrarlas en algunas personas.
Gracias, Norte, me da gusto que la lectura te haya gratificado.
Un abrazo.
Me has hecho volver a mi infancia y a la ensoñación de los cuentos de hadas, a éste le has dado tu sello personal. Saludos mágicos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y contenta de que pasaras un buen momento, María.
EliminarBesos.
Precioso Mirella. Volver a recordar es como bien dices rescatar la infancia y vivir de nuevo los recuerdos.
ResponderEliminarDeseo que tu hermana esté mejor.
Buen fin de semana.
Besos.
Tuve la necesidad de salvar viejas creencias mágicas para seguir adelante en una realidad muy dura.
EliminarGracias por los buenos deseos para con mi hermana, lamentablemente, quedó muy afectada y se puede hacer muy poco para revertir su situación.
Que tengas un hermoso domingo, Laura.
Un abrazo grande.
Revolver el baúl de los recuerdos para sacar lo más lindo que tenemos da cierto descanso a la pesadumbre. Está bueno que compartas esto con tus amigos que te venimos a leer y comentar. Es una belleza de cuento como te dijeron todos. Y debe ser agradable para vos que lo puedas mostrar con orgullo porque eso también te debe acariciar el alma. Siempre necesitamos que alguien nos ofrezca sus palabras de aliento. Nos hace estar acompañados. Y qué mejor excusa que un poco de literatura para que podamos conversar de cosas que es imposible que nos hagan daño o nos lastimen. Tu cuento, Mirella, tiene una ternura infinita, porque no solo dominás el arte de enlazar palabras sino que sabés llenarlas con los sentimientos más puros, tejiendo historias como ésta.
ResponderEliminarUn abrazo grandote.
Ariel
Tus comentarios son siempre hermosos y gratificantes, los disfruto mucho.
EliminarEste cuentito no lo publico con orgullo, lo hice para conectarme con el sentimiento positivo que me produjo al escribirlo y al releerlo. Como si fuera una tabla a la que aferrarme.
Muy agradecida por tus palabras, querido Ariel.
Un enorme abrazo.
Hermosa historia Mirella, me encantó.
ResponderEliminarmariarosa
Me da mucho gusto que la disfrutaras, Mariarosa.
EliminarBesos.
Habrá que aprender a depender menos de la magia para enmendar nuestros errores?
ResponderEliminarSaludos,
J.
La magia puede dar un toque especial en nuestras vidas, pero los errores hay que resolverlos con voluntad y mente clara.
EliminarMuchas gracias, José y retribuyo tus saludos.
¡Precioso! Cuánto tiempo que no leía un cuento de hadas. Creo que se me ha quedado en la cara la ternura y la ingenuidad que la inocencia transmite.
ResponderEliminar¡Qué arte el tuyo! Cualquier género que trates te sale redondo.
Abrazote, Mirella.
¡Qué lindo comentario, María pilar, lo agradezco mucho!
EliminarContenta de haberte entretenido con mis letras.
Otro abrazo grandote, guapa.
Vuelves con un cuento de hadas entre las manos, muy canónico, contando una historia de sacrificios, del bien y el mal y un poco de cosmogonía cuando la estrella fugaz tiene que vagar eternamente. Es casi como una nana, un cuento para dormir en una infancia feliz.
ResponderEliminar¡Un abrazote, Mirella! ^_^
Quizás por eso los escribía, para inventarme una infancia feliz, donde el "bien", de alguna manera triunfaba, aunque fuera con sacrificios.
EliminarGracias por tu lectura y un abrazo grandote, Marta.
Me alegro haber podido tener el placer de leer este bellísimo cuento. Gracias Mirella y abrazos :)
ResponderEliminarVeo que paulatinamente vas leyendo mis anteriores publicaciones, Eric.
EliminarLas gracias te las doy yo por tu tesón y paciencia.
Abrazos.