Él y ella
caminan apenas rozando el suelo, porque sus mentes vagan en otras dimensiones
de sí mismos. Recorren las geometrías cóncavas y convexas de Escher, suben o
bajan por escaleras que no conducen a lugares definidos, son puentes hacia
nuevos dédalos.
Se cruzan de vez
en cuando y, en ese momento, por un lapso brevísimo, algo se expande o se
dilata como una burbuja que crece y después, ante la levedad de un soplo, se
evapora. Es la intuición de un encuentro que no se produce: mientras uno sube,
el otro baja y cada uno es fiel a su elección.
Ella tiende a
bajar. Él, por el contrario, trepa por los peldaños, atraviesa corredores que
lo empujan hacia arriba. Sin embargo, no están seguros si suben, bajan o van en
las dos direcciones, de otro modo no se cruzarían.
Son visitantes
de un ámbito escalonado donde no prima la materia con sus egoísmos,
enfermedades y deseos que la consumen, la fagocitan. Tampoco son espíritus
superiores, acarrean sobre sus espaldas miserias diferentes.
Él despliega en
su mente banderas revolucionarias, utopías desgarradas y vueltas a zurcir.
Tiene el corazón surcado por cicatrices y cansancio.
A ella le gusta
asomarse a un pozo sin fondo, con su caña de pescar verdades que, con el
tiempo, va descartando una a una y flota
como un ectoplasma en una búsqueda encarnizada.
Cuando se
cruzan, no se miran, pero se reconocen. Ella lo percibe como un apócrifo Cristo
Pantocrátor bizantino. Para él, ella es una diosa pagana inaccesible, igual que
una estatua de granito.
No permanecen siempre
en el laberinto, viven también en el exterior. Allí sonríen, hablan, ejecutan
tareas, le dan permiso a la carne para que exprese sus necesidades. Acarician,
se dejan acariciar, gozan a través de los sentidos. Ella se deleita con uvas
moradas, huele nardos; él paladea vino añejo, mira los matices del crepúsculo.
Alguna vez creen
haberse visto en medio de la multitud, en la calle de cualquier ciudad. Ninguno
de los dos se ha dado vuelta para cerciorarse. Saben que se toparán en
algún recodo de los pasillos o en el rellano de ese palacio hecho de escaleras,
él subiendo, ella bajando. O al revés.
© Mirella S.
— 2017 —
Que bonito
ResponderEliminarBesos
Resulta gratificante que lo consideres así.
EliminarGracias, Chaly y besos.
These Escher drawings always make me dizzy.
ResponderEliminar(and I'm usually dizzy without them. 😏)
Happy Last Day of January.
xx
I love Escher and the labyrinthine world of his drawings.
EliminarThanks for visiting this nest.
Kisses, Rick.
No conocía el vídeo, si a Escher, alguna vez he escrito sobre él, pero el verlo en movimiento es curioso. Desencuentros, incluso podemos sospechar que pertenecen a épocas diferentes, me haces pensar y buscar el modo de que se tropiecen pero siempre acabo topando con Escher. Abrazucos
ResponderEliminarEl video lo encontré por casualidad y me pareció una perlita. Sobre Escher hay un mundo por descubrir y tal vez, en algún momento, si está en su destino, los dos personajes puedan coincidir. Entonces empezaría otra historia, mucho más real.
EliminarGracias y besotes, Ester.
Me ha gustado mucho Mire. Las palabras van regresando, o quizá sólo estaban escondidas las desgraciadas o traviesas.
ResponderEliminarMe parece que es una metáfora de la vida, de los encuentros que tantas veces no se dan por mil causas.
Te abrazo fuerte.
Beeeesos
Las palabras van saliendo desganadas, tengo que sacarlas con tenazas y, además, que forjen algo coherente. Este texto es bastante surrealista y puede tomarse como una metáfora de lo que puede ser y nunca será.
EliminarGracias, Gildo, otro abrazo y beeeeso.
Apreciada Mirella:
ResponderEliminarEste texto que nos ofreces parece la descripción del ser humano, representado por un hombre y una mujer, a partir de lo onírico; pero, me parece, que es el más fino y hermoso recurso para mostrarnos lo complicado que es el mundo de los seres humanos tan antípodas y, a veces, tan similares.
Recibe mi abrazo.
Es así, Gustavo, el ser humano está lleno de complejidades, a nivel de relaciones y también a nivel existencial.
EliminarAgradezco mucho tu comentario tan positivo.
Un abrazo.
Así es la vida, como la que representa Escher
ResponderEliminarUn laberinto incomprensible por el que vagamos y nos perdemos, también nos encontramos.
EliminarBesos, Tracy.
Me parece MÁGICO!!!
ResponderEliminarDELICIOSAMENTE MÁGICO!!!
Besos.
Muchas gracias por la efusividad de tus mayúsculas, Torito.
EliminarBesos.
(¿Será por el video o por el texto? Ahora me vino la duda...)
Me encanta Mirella ...ves como ya estás en plena producción !!!!!
ResponderEliminarAbrazos
Estoy tratando de arrancar, pero me cuesta un triunfo cada palabra, cerrar una idea...
EliminarMe pone contenta de que te haya gustado, Esme.
Un abrazo.
muy bonita entrada, todo, el video, el texto, el dibujo, saludos y feliz semana.
ResponderEliminarBienvenido, Jesús, gracias por dejar tus impresiones.
EliminarUn gusto que te vayas satisfecho.
Muchos saludos.
El se llama Es
ResponderEliminarElla cher
Fantástico. Besos
Le diste el cierre perfecto, profe.
EliminarGracias por estar siempre.
Abrazo.
Fantástico texto, Mirella. Habla de contradicciones, de diversidad, de desencuentros... Podemos interpretarlo de distintas maneras, tu nos has puesto imágenes, el lector sus propios demonios particulares. Yo he sacado una pareja cuyas inquietudes vitales, sus metas, su deambular es irreconciliable, fuera de la pareja cada uno brilla en su camino, juntos parecen apagarse, perderse en sus diferencias. Aunque algo sutil, imperceptible parece unirlos sin saber por qué, ¿tal vez amor?
ResponderEliminarUn abrazo!
Los textos se van modificando bajo la mirada de cada lector, cada uno le agrega su punto de vista, sus emociones y el texto, sin saberlo, se enriquece y de ser una pequeña alfombra, se convierte en un tapiz cubierto de dibujos y colores.
EliminarMe alegra mucho que lo disfrutaras, David.
Gracias por acercarte.
Un abrazo.
Estas inspirada, floreciste una muy buena idea y te quedó una obra brillante, es una de las mejores que he leído; estás en un gran momento!!
ResponderEliminarAbrazo múltiple, Mirel!!
No estoy inspirada, todo lo contrario, este texto salió con la ayuda de Escher, pero me da gusto saber que lo nominaste entre los mejores que publiqué.
EliminarGracias por venir siempre, Edu.
Un abrazo.
Si ya la vida de uno mismo le resulta difícil entenderla y analizarla, explicarla como tú los has hecho, me parece mucho más difícil y complejo, ya que cada persona es un mundo, y bastante complicado, y ya no hablemos de la vida en pareja. En el vídeo queda patente de cual es su finalidad, y el punto de vista. Muy buen trabajo.
ResponderEliminarBesos y abrazos querida Mirella.
Cada persona es un mundo en sí misma, complicado e inentendible incluso para ella.
EliminarEn cierta forma este texto y el dibujo de Escher sugieren también el individualismo, la falta de comunicación de estos tiempos, donde todos subimos y bajamos, corremos, cada uno en lo nuestro, pulsando móviles, enviando mensajes, pero sin conectarnos con el otro.
Un abrazo enorme, Rafa y muchas gracias.
Puede ser que al leerme hoy aquí digas ¡que creída! o se cree el ombligo del mundo
ResponderEliminarsabes? en este maravilloso texto me he visto reflejada, ( nos .. he) así ando entre idas y venidas , en un laberinto sin fin de encuentros y desencuentros, de sueños que tropiezan con realidades insalvables, por mucho que sea el empeño y cada vez mas enrevesado este laberinto que se acerca , si no me alejo, a la mas dolorosa locura y eso que dicen que los locos son felices
me encantó y sí como siempre me tocas la fibra
a Escher lo descubrí un buen día y me enamoré de su obra, de sus imposibles ... adorables imposibles¡
Un besito y un abrazo inmenso ( y gracias por tus palabras... corazón)
Eso nos está pasando a todos, muchas veces me identifico con lo que leo y también me ocurrió con tus poemas. El ser humano tiene múltiple facetas, pero nos parecemos en una cuantas.
EliminarEscher ha hecho unas ilustraciones maravillosas con la técnica litográfica y con temas impactantes.
Gracias y besos, querida María.
Así estamos todos los seres humanos hoy, y tal vez el laberinto sea la pantalla del celular.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que sí, se reciben y envían miles de mensajes, se cuenta todo y estamos más incomunicados que nunca.
EliminarGracias y saludos, Raúl.
Qué don tan maravilloso tienes,Mirella.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por tu generosa apreciación, Geha.
EliminarOtro abrazo.
Me encanta leerte Mirella, es todo tan bonito lo que escribes...
ResponderEliminarBesitos
Me da mucha alegría que lo sientas así, Nieves.
EliminarGracias por tu presencia y un gran abrazote.
La vida es así, un grande laberinto, suerte que vamos descifrando la salida.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos.
No soy tan optimista sobre si logramos descifrar la salida. Pienso que vamos circulando por distintos niveles y en algunos tramos nos sentimos más libres y seguros que en otros.
EliminarUn gran abrazo y muchas gracias, Laura.
Fantástica idea. Aprovechar a Escher para construir un relato de encuentro-desencuentros, un relato que podría trasladarse a este mundo virtual opuesto al mundo real.
¿Nos reconoceríamos en una calle de Buenos Aires?
un abrazo
· LMA · & · CR ·
Tal cual, Bolo. Escher no conoció este mundo virtual, pero lo debe haber intuido, porque sus dibujos de escaleras y palacios con gente que parece no verse son un reflejo de de lo que pasa en la web.
EliminarNo sé vos, yo no te reconocería... o sí, tal vez por la cámara.
Abrazo.
Me ha encantado volver a encontrarme con este dibujo :) ¿Viste la peli de Bowie 'Dentro del laberinto' en la que recrean esa inquietante casa sin leyes de la física? Una pasada ^^
ResponderEliminarMe alegra tu disfrute, Hoden, Escher fue un grande. Lamentablemente no vi la peli de Bowie, la voy a buscar.
EliminarGracias por el dato y por la visita.
Un abrazo.
A veces los seres humanos se desencuentran , quién sabe por qué y tal vez hubieran sido felices o no. Son cosas de la vida o mejor dicho, vidas contadas con tu tradicional maestría. Interesante historia Mirella.
ResponderEliminarmariarosa
La vida está llena de desencuentros, de relaciones o de hechos que parece que no son para nosotros. Es uno de sus grandes misterios. Nos cruzamos con situaciones y personas que siguen de largo, a veces volvermos a verlas, pero resbalan por nuestras vidas.
EliminarUn gusto que te interesara el relato, Mariarosa.
Besos.
Es como si hubiera un tiempo exacto para todo y bastan unos segundos para que los encuentros se desbaraten. O te encontrás siempre con alguien con quien nunca cambiarás palabras. Serán cosas del destino...
ResponderEliminarUn abrazo, Julio.
Es como adentrarse en un laberinto dentro de otro...el mundo inabarcable, controvertido e infinito de Escher en el interior de este otro intrincado mundo llamado realidad.
ResponderEliminarEn ambos es posible reconocerse sin hallarse nunca...
Fantástico y no tanto...pero como siempre:genial
Besos.
Lo que llamamos realidad tiene mucho de fantástico si nos ponemos a mirarla detenidamente. Y más en estos tiempos. Cada uno tiene su propio laberinto que se mezcla con el de otros.
EliminarUn gran abrazo, Marinel y gracias.
Te ha salido una historia preciosa al hilo de Escher, llena de humanidad. Precisamente por ser tan humana, es universal: vamos buscando al otro sin llegar a encontrarlo nunca y cuando lo encontramos dejamos pasar la oportunidad.
ResponderEliminarUn texto alegórico que favorece la reflexión.
Un abrazo muy grande, Mirella.
Es un honor que me dejes este comentario tan elogioso, Isabel. No son buenos tiempos, desgano y problemas de salud, pero de vez en cuando trato de escribir algo, a pesar de que las ideas no abundan.
EliminarUn fuerte abrazo, amiga.
UN TEXTO CON ESA MÍSTICA MALDITA, ÉPICA Y SURREALISTA. EXCELENTE.
ResponderEliminarABRAZOS
Un gran abrazo, Adolfo y contenta de que te gustara.
EliminarMirella, me pone muy contento saber que seguís escribiendo estas cosas tan hermosas. Tal vez vos no fuiste a Escher sino que el vino a vos desde algún lugar del laberinto de la memoria a "dictarte" este relato de desencuentros. Me gustó mucho el juego que hacen tus personajes en ese bajar y subir, sin estar seguros de nada, como la vida misma. Una alegoría de los maravillosos infinitos posibles de las litografías. Es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ariel
Había empezado con los primeros párrafos y lo dejé porque quedé trabada. Tengo un librito con las litografías de Escher y después de ojearlo pude seguir y terminarlo.
EliminarSeguramente, él, desde su infinito, me guió por el laberinto hacia ese final.
Gracias, Ariel, por tus comentarios tan elogiosos.
Un abrazo.
Mientras te leía Mirella pensaba en esas escaleras metafóricas de la vida en las que nos movemos las personas, unas veces arriba y otras abajo, en función de cada persona y la fuerza de voluntad y en ese montón de encuentros y desencuentros en los que parece que busquemos sin encontrar.
ResponderEliminarMe alegra que poco a poco vayas encontrando las palabras que tanto consuelo brindan.
Un beso enorme Mirella
Las historias de las personas están tejidas de encuentros y desencuentros, que son aleatorios: yo estaba allí y el otro también, pero nunca nos hablamos o apareció un motivo trivial e iniciamos una conversación.
EliminarMuy agradecida por tu comentario, Conxita.
Un gran abrazo.
Qué chulada, Mirel. Perdona la demora, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Ya los sabes desde siempre, soy fan, pero muy fan, de tu pulsión narrativa. Te abrazo, hermosa mía. Espero estés bien.
ResponderEliminarYo demoré mucho más en contestarte, Ovi.
EliminarNo son buenos tiempos para mí y estoy pensando en dejar el blog o, por lo menos, hacer un alto.
Gracias por tus cálidas palabras, compa.
Abrazo grande.
Hola Mirella.
ResponderEliminarUn gusto volver a leerte y quedar prendada entre las lineas del relato, en esta historia de hoy que me parece haber viajado a los confines de dos mentes que no se reconocen por estar siempre entre mundos que desconocen. Ese laberinto entre encuentros y desencuentros en los que ninguno parece ser real. Solo cuando se equiparan con el traje de calle cada quién tiene una vida que imaginan reconocer de verdad.
Me llevaste a un fantástico viaje del interior al exterior de uno/a mismo/a.
Te deseo mucha inspiración y ganas para seguir con tus letras.
Un fuerte abrazo.
Muy amable Mila y contenta por lo que te sugirió el texto.
EliminarNo queda mucha inspiración y además no estoy pasando un buen momento.
Veremos qué rumbo toman las cosas.
Un enorme abrazo.
Si han de encontrarse lo harán, no importa el lugar ni el momento.
ResponderEliminarSuerte,
J.
Muy pragmático, José, así será.
EliminarGracias por la lectura.
Saludos.
Eres una escritora maravillosa, Mirella.
ResponderEliminarTe mereces todo el reconocimiento del mundo. Me fascinas.
Besos.
Un gusto que lo sientas así, Celia.
EliminarNo busco ni espero reconocimiento, escribo porque está en mi naturaleza, aunque cada vez me cuesta más. Tal vez ya no tenga mucho más que contar.
Gracias y un fuerte abrazo.
Magnífico y simbólico texto y como msiempre impecable en la narración.
ResponderEliminarPerdona el retraso en darte las gracias por el regalo del libro, una joyita que guardo con cariño y que a mis nietas y a mi hija también les ha encantado.
Espero que vayas mejorando en salud, en ganas y en felicidad. Te quiero mucho
No sabés cuánto te agradezco que leyeras el libro y lo hayas compartido con tu familia. Estoy atravesando otro momento oscuro y este regalito que me hacés es una linterna para no aflojar.
EliminarTambién estás en mi corazón y deseo lo mejor para vos y los tuyos.
Un abrazo inmenso, Soco.
Me ha gustado muchísimo, y el final lo bordaste. Y este fragmento " Ella lo percibe como un apócrifo Cristo Pantocrátor bizantino. Para él, ella es una diosa pagana inaccesible, igual que una estatua de granito." Esos dos polos opuestos, que se atraen sin pensarlo siquiera.
ResponderEliminarDe todas formas en este laberinto que es la vida, quien sabe, todo es posible, con sus mil y una posibilidades, y mientras tanto, subamos y bajemos...
Un relato fascinante.
Besos, Bella Dama.
Gracias por todas tus lecturas, Eva.
EliminarCon las vueltas que tiene la vida nunca sabemos qué nos deparará, ya sea subiendo, bajando o doblando una esquina.
Un abrazo enorme, linda.