En el camino
Las
cascadas reflejan la tonalidad esmeraldina que les otorga el follaje de los
árboles. El lamento de un pájaro rasga la tarde y yo en la orilla me
estremezco, los pies desnudos aferrados a la aspereza de las rocas.
El sol desciende, la
temperatura también. No sé dónde estoy, tomé una carretera al azar: ¿en qué
recodo me perdí? Se acerca la noche, deberé volver. A qué sitio, si acabo de
escapar.
No encuentro respuesta. ¿El
rumbo soy yo, con mi búsqueda? Quiero creerlo, estoy rumbeando hacia otros
territorios y delineo un esquema de mis actos futuros, igual que un cartógrafo
con Parkinson.
Más adelante veo el arco de
una playa de piedras blancas como terrones de azúcar. La libertad es algo
próximo y rutilante: es esa playita, el agua que forma un vórtice y corre
lejos. Mis pupilas ensombrecidas la esquivan en el temor de enturbiarla.
Me gustaría oír a mis
espaldas una voz que pronuncie mi nombre, escuchar pasos que se aproximen, unos
brazos rodeándome. Que haya palabras susurradas junto a mi cuello, palabras
húmedas, con gusto a nostalgia. Dedos que recorran mis omóplatos, la cintura,
en el intento de rearmar las piezas de un derrumbe.
Que esas manos tiemblen.
Darme vuelta y reconocer, por fin, el puerto, el muelle que albergará mi
deriva.
Para eso falta mucho,
apenas salí a construir un camino.
Hola Mirella.
ResponderEliminarun bello relato, un camino nuevo que se abre y nuevas esperanzas se adivinan en este texto. Que logres encontrar el mejor camino, ese que huele a jazmines y sueños nuevos.
mariarosa
Gracias, Mariarosa, el aroma de jazmines es tan único que todo lo cura. Los sueños nunca faltan.
EliminarUn abrazo grandote.
Cómo es el ser humano de contradictorio o caprichoso: huye para ser encontrado.
ResponderEliminarGracias por dejar estas letras, Mirella. Ya sabemos que estás.
Saludos.
A veces escapamos para encontrarnos, pero también deseamos que nos encuentren.
EliminarSomos muy contradictorios, ambivalentes.
Gracias, Raúl, un abrazo.
Escapar esperando que nos sigan, sin Internet escapamos de la rutina pero a cada rato comprobamos la conexión para no alejarnos demasiado. Un abrazo
ResponderEliminarEso es lo que estuve haciendo toda la semana, llamar a la empresa y verificar si volvía la señal... otra forma de escapar a la rutina, porque Internet ya es tan necesaria como la luz, el gas. En fin, ya se arreglará y volverá a su velocidad normal.
EliminarUn abrazo leeeeeento, como la conexión.
Me has hecho pensar en una cosa.
ResponderEliminarEn que cada vez hay menos voces que digan mi nombre...
Es duro, eh...
Besos.
Por tu blog pasan muchísimas voces, no podrás oírlas, pero todas te nombran y te aprecian.
EliminarUn fuerte abrazo, Xavi.
Me ha dado la impresión de alguien que ha terminado una historia de amor, que es un camino construido por dos, y busca retomar sus pasos para definir una nueva senda.
ResponderEliminarVeo que también escribes microrrelatos, Mirella, no se si ya sabes que tengo un podcast en el frecuentemente narro este formato de historias. Me encantaría leer una de sus obras, espero que la idea te anime.
Disfruta tus días offline, será una buena excusa para darte un caluroso "bentornata".
¡Cuántos errores en un solo comentario¡ Mil disculpas Mirella, las cosas que trae el escribir caminando.
EliminarEs alguien que escapa en busca de sí misma y cuando se hace ese camino la soledad es la compañía, entonces se necesita recordar la presencia de alguien que alguna vez estuvo, no importa si reciente o no, para encontrar un momento de cobijo.
EliminarSí, sabía lo del podcast, Eduardo, lo escuché una vez. Elegí el micro que quieras, para mí sería un honor, desde ya te agradezco mucho y me encanta la idea.
Un fuerte abrazo.
Hermoso relato amiga :)
ResponderEliminarMe alegro de que se haya arreglado ese problema de conexión. (al menos un poco)
Es una maravilla poderte leer siempre amiga :)
Besos!!
Va lenta, pero por lo menos tengo conexión. A mí me da un gusto enorme que vengas a leerme.
EliminarUn besazo, Nieves.
Qué comparación tan poética...la búsqueda de un camino, la búsqueda de un amor...y el puerto tan deseado en el que uno quisiera anclar. Genial! Abrazo, MIrella...de a poco reaparezco.
ResponderEliminarMe alegra que estés nuevamente activa por la web, de verdad te extrañé. También quedo contenta de que siempre te guste todo lo que escribo.
EliminarGracias, Patzy, abrazo grande.
Precioso relato, y espero que eses problemas se te vayan solucionando.
ResponderEliminarBesos Mirella.
Gracias, Rafa, por lo menos tengo conexión, parece que hubo un problema grande con el cableado después de una tormenta que tuvimos. Esto es el Tercer Mundo, amigo.
EliminarUn beso.
Todo está por andar
ResponderEliminarCaminante no hay camino, se hace camino al andar...
EliminarBesos, profe.
Un relato genial.
ResponderEliminarYo estoy otra vez por aquí...
besos
Gracias, Karin, me da gusto la visita y que te fueras conforme.
EliminarBesos.
El relato tiene los mismos colores que la imagen que lo acompaña, una gama alegre, de anhelo, todos los deseos son coloridos, la esperanza tiene colores de luz, buscar nuevos caminos enciende un arco iris a cada paso ¡Excelente lo que trasmite tu relato!! ¡Ojalá coincida con el presente de la autora y el optimismo sea su paleta para pintar sus palabras, siempre!!
ResponderEliminarAbrazo multicolor, MIR!!
Había terminado de escribir la contestación y se cortó Internet.... grrrrrr... Espero que ahora lo consiga enviar.
EliminarTe decía que no coincide demasiado con el ánimo de la autora, pero que ella con buena voluntad, trata. En cuanto al optimismo, la verdad que no hay para derrochar.
Gracias, Edu, por tus palabras alentadoras y coloridas, vienen bien.
Un abrazo
hermoso texto. algo nuevo por venir siempre es bienvenido.
ResponderEliminarbesos
carlos
Tendrías que leer la historia de HD. En ella cuenta la historia narrada por el personaje que el perro lo atacaba todas las noches... en la mía se cuenta la historia pero por el perro. jajajaja Domitila era la dueña de la madre del Orejudo y el protagonista de HD era el hijo de Domitila... Una cubana que radicaba en BA desde el 60 que salió huyendo de la dictadura de los castros... hay mucho mas para añadirle a la historia jajajaja
ResponderEliminarabrazos
carlos
Gracias por la explicación, Carlos, en la relectura comprendí que Domitila no era la madre del Orejudo... jajaja... Cuando nombraste Ituzaingó, me resultó extraño que supieras de esa localidad.
EliminarMe alegra que te gustara el texto.
Un abrazote.
Íntimo y cercano, Mirella. La búsqueda de uno mismo que, también, implica la búsqueda del otro, aquel que esperamos.
ResponderEliminarY lo mejor es comenzar a caminar. Poco a poco, llegará todo.
Un beso
Nunca dejamos de caminar, a veces sólo llegamos hasta la esquina, pero en esos metros pueden pasar tantas cosas, cambiar de emociones, de punto de vista....
EliminarGracias, Isabel, un gusto tenerte por estos lados.
Besos.
Por suerte el pasado se va olvidando de mi, ya no esucho sus voces llamando mi nombre.
ResponderEliminarBesos
Eso es muy importante, Chaly, el pasado forma parte de nosotros, lo tenemos incorporado, pero no nos sirve acarrearlo como un peso muerto sobre los hombros.
EliminarGracias y un beso.
uno siempre se busca otros lo encuentran o creen saber de uno
ResponderEliminara veces entre tanto buscarse se pierde
al final quienes quedan con suerte recuerdan un instante que no necesariamente fue el original
y así nos vamos construyendo verdades a medida
mirada subjetiva que vela el tiempo caprichoso
hermoso trabajo
abrazos gorditos y buen fin de semana
La reconstrucción del pasado varía según las etapas y los estados de ánimo, hay épocas en que sentimos que nos hirieron y en otras nos parece que las cosas no fueron tan tremendas. También exageramos en las idealizaciones.
EliminarSi buscamos hacia adentro siempre aprecerá alguien que refleje nuestro estado de ánimo y si estamos abiertos nos ayudará a aclararnos.
Gracias, Elisa, abrazos y que tengas un buen fin de semana.
muchas gracias Mirella por tu palabra en mi rincón
Eliminarpasa un precioso fin de semana
abrazos energéticos
:D
Gracias, Elisa, un excelente fin de semana también para vos.
EliminarAbrazote.
ESE CIERRE, GENIAL!!!!!
ResponderEliminarABRAZOS
Siempre aprecio el entusiasmo con que leés mis textos.
EliminarGracias, Adolfo, con un abrazo.
El viaje hacia adentro es el más largo, no se acaba nunca la búsqueda de uno mismo porque estamos en constante evolución, pero fíjate, cuando uno se asume y se reconoce, aunque no sea absolutamente porque ya digo que es imposible, y deja de esperar ser reconocida en toda su plenitud por otro, cuando una deja de buscar un ser que la complemente a todos los niveles, aparece, y es esa fuerza que te levanta en vilo y te motiva a seguir caminando.
ResponderEliminarY no será nunca lo que él sienta por ti, sino lo que tú sientas por él.
Lo inevitable.
Me ha parecido un texto precioso, Mirellísima, utópico, romántico y pleno de sugerencia. Sin duda, muy tuyo.
Abracísimo, amiga mía.
Gracias por dejar tu huella también por aquí, Morg.
EliminarUn abracísimo doble.
Cuando escribí ligera de equipaje, hablaba de esta huída y búsqueda al mismo tiempo. Es curioso que huyamos buscando. Y es que somos una bella paradoja existencial...
ResponderEliminarLa permanencia de la memoria de nuestra levedad vestida o revestida en otras bocas, como significante de lo que somos, fuimos, y tal vez aún el tiempo nos permita que seamos.
Un abrazo y todos mis besos, bella dama.
Ya te dije que me chifla como escribes, ¿verdad? ;)
Cuando queremos buscarnos hay que huir del mundanal ruido, porque inmersos en su caos no nos vemos ni nos sentimos. Imposible auscultar nuestras emociones.
EliminarEsos momentos sutiles del pasado son como suaves caricias y hacen que la búsqueda sea menos árida, porque también constituyen parte del equipaje.
Un gusto que quedes "chiflada" con mis textos.
Abrazos y besos, linda Zarza.
Gracias por el piropo o cumplido, que sé viene del corazón. Me gusta pensar que hay caminos abiertos delante de nosotros, especialmente en los momentos en que siento los pies pegados al piso. Y es que siempre podemos elegir y en cada elección se nos abre un camino. Puedo elegir quedarme donde estoy o arriesgar unos pasos, aunque al principio no vea ni sepa que rumbo he tomado.
ResponderEliminarNuestro pasado nos constituye, es como si fuera el esqueleto, pero día a día hay que activar músculos, permitir que la sangre circule, renovar células.
A pesar de los baches de Internet, nos seguiremos encontrando en los caminos.
Jorge, un fuerte abrazo.
Comencé a leerte e intuí un drama en el trasfondo de tus letras; y, debo reconocerlo, me angustié un poco (mérito tuyo como autora).
ResponderEliminarAl llegar al cierre del texto, la angustia despareció y me surgió un suspiro: la protagonista del relato no perdió la oportunidad de volver a encontrar el amor.
Excelente, como siempre.
¡Saludos!
No quería angustiar al lector, Juanito, pero si lo logré es porque el texto te llegó mucho, cosa que por otra parte me complace. Me alegro que el final te quitara esa sensación.
EliminarGracias por darte siempre una vuelta por el nido.
Abrazo.
Qué bella prosa Mirel. En cada párrafo hay una imagen que nos lleva por un paisaje casi paradisiaco. Toda ella es como una analogía de la descripción de la búsqueda en donde están los deseos. Es como un plano secuencia donde vemos avanzar a la protagonista por distintos estadios, todos llenos de vida y mucha serenidad, hacia si misma.
ResponderEliminarUn pacer leerte.
Beso, preciosa compañera.
Ya te dije -y te repito- que me encantan tus comentarios y los análisis que hacés de mis textos.
EliminarEl placer es mío en recibir tus visitas y tus palabras.
Un abrazo, Gonza.
Creo que sí, que el camino lo vas construyendo con el rumbo que te vas fijando, sobre la marcha. Y ya sabes, no importa el destino, importa el camino, y lo que en él encuentres. Por eso, dentro de unos días estaré de nuevo, en el Camino.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Muy cierto, Bolo, en cambio en estos tiempos la mayoría se desespera por llegar a un destino.
EliminarQue disfrutes de tu camino y supongo que volverás con fotos magníficas.
Muchas gracias y un abrazo.
Maravillosa prosa, Mirella, y tengo la sensación de que el camino ya está construido, y tú nos coges de la mano con tus palabras y nos dejas pasear por él. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEl camino se va construyendo con cada paso, incluso con cada parada.
EliminarGracias, Alfredo, un gusto tenerte por aquí.
Un abrazo.
Muy buen micro-relato Mireya es muy inspirador y emotivo. He disfrutado mucho con su lectura. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy amable, Lumy, es un gusto que te hayas ido satisfecha con la lectura.
EliminarGracias y abrazotes.