del cuento "El príncipe feliz", de Oscar Wilde.
¿Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia...?
¿Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia...?
La estatua infeliz del Príncipe de los mares mira a la golondrina que duerme en el puño de la espada. Ya no tiene el rubí. La muy ladrona se lo robó, seguramente para empeñarlo y jugárselo al Loto o, peor todavía, a algún matungo* del
hipódromo. Clavado que le batieron una fija* y la boluda perdió todo.
Desde el alto pedestal en la Plaza Mayor puede ver a través del ventanuco
de una bohardilla zaparrastrosa a un chico enfermo, mientras la madre recibe al
cliente en el baño, porque no hay otra cama. El pibe delira en la piecita
helada y le parece que un caballero engalanado lo mira con piedad desde un lugar remoto.
El Príncipe piensa que la golondrina es una urraca disfrazada que lo
despoja. Se llevó todas las láminas de oro con que estaba recubierto y debe
haber hecho buena ganancia ahora que el metal precioso cotiza tan alto. Apuesta que después
compró dólares y vestida de “arbolito”* se habrá parado en la calle Florida
voceando “vendooo... vendooo”.
Si se pudiera mover la decapitaría con un solo golpe de la espada, pero es
de piedra y a él se le herrumbraron las articulaciones con la humedad que viene
del río.
Sabe que no va a durar mucho, los del gobierno están peleando con el
alcalde de la ciudad porque le da la espalda a la Casa Anaranjada. Una falta de respeto, dijo la Reina, una provocación
para desestabilizar su reinado. Al alcalde le importa un pito la estatua
emblemática, pero se opone a sacarla para llevarle la contra a Su Majestad.
El aspecto del Príncipe se ha vuelto deslucido y los turistas ya no se
detienen a disfrutar el fulgor del oro besado por el sol. Sin su valiosa
piel, se lo ve ceniciento, la cara y las manos descubren su vejez
milenaria.
Aún le quedan los ojos, dos zafiros que resplandecen de ira al ver las
miserias de la ciudad, la desidia de la gente, la basura que se apila en las
esquinas, los atracos brutales, la corrupción descarada de las autoridades.
El Príncipe de los mares no es feliz y no le importa cuando lo bajan del
pedestal y lo dejan tirado entre los hierbajos hasta que alguien dictamine su
destino.
Tampoco le importa que unos cartoneros* se lleven los zafiros. Lindas piedritas pa’ que los pibes jueguen a las bolitas,
les escucha decir. Total no le sirven, ya ha gastado sus últimas lágrimas.
Glosario:
Matungo: caballo viejo y achacoso.
Batir una fija: dato que da como seguro el triunfo de un caballo en las carreras.
Arbolito: persona que ofrece en la zona céntrica compra o venta de dólares, ilegalmente.
Cartonero: persona que recolecta cartones entre la basura.
© Mirella S. 2013
Matungo: caballo viejo y achacoso.
Batir una fija: dato que da como seguro el triunfo de un caballo en las carreras.
Arbolito: persona que ofrece en la zona céntrica compra o venta de dólares, ilegalmente.
Cartonero: persona que recolecta cartones entre la basura.
© Mirella S. 2013
Por si alguien quiere saber sobre el tema:
http://www.lanacion.com.ar/1620853-colon-el-nuevo-miembro-del-circulo-rojo
Por si alguien quiere leer (o releer) el cuento de Oscar Wilde
http://www.medellindigital.gov.co/Mediateca/repositorio%20de%20recursos/Wilde,%20Oscar/Wilde_Oscar-El%20Principe%20Feliz.pdf
http://www.lanacion.com.ar/1620853-colon-el-nuevo-miembro-del-circulo-rojo
Por si alguien quiere leer (o releer) el cuento de Oscar Wilde
http://www.medellindigital.gov.co/Mediateca/repositorio%20de%20recursos/Wilde,%20Oscar/Wilde_Oscar-El%20Principe%20Feliz.pdf
La tontería es infinitamente
más fascinante que la inteligencia.
La inteligencia tiene sus límites,
la tontería no.
Claude Chabrol
Como me gusto leer tus giros porteños, bueno me gustó todo el relato, la foto de la estatua también, y tu imaginación que resume todo lo que me ha gustado y me ha hecho disfrutar leyéndote. Voy a volver a leérmelo ahora otra vez.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Bueno Ester, gracias por dedicarme una doble lectura y que la disfrutaras, con argentinismos y todo.
EliminarAbrazo al estilo porteño.
nada queda en pie
ResponderEliminarDe seguir así los gobiernos no respetarán ni la historia.
EliminarSaludos, profe.
Pobre Príncipe del mar, el mismo final infeliz que Don Cristóbal: ¿para eso fue hasta las Indias?... tengo los ojos irritados de tanto mirar aviones... la casa es anaranjada o rosada?...
ResponderEliminarahh! me olvidaba... la reina me pareció bastante cretina...
abrazo
La casa pretendía ser rosada, pero la repintaron hace unos años en un tono subido y horrible que tira al naranja...
EliminarNo te equivocaste con la reina.
Un gran abrazote, Lucre.
todo cae por su propio peso
ResponderEliminarabrazos
Esperemos que en algún momento ese peso muerto que cargamos, caiga democráticamente, no de otra manera.
EliminarBesos, Elisa.
Gracias por estar.
No alcanzo comprender lo de Claude Chabrol.
ResponderEliminarLa inteligencia es limitada, por más inteligente que se sea, en cambio para la tontería no hay ningún límite.
EliminarAdemás de leerte te oigo.
ResponderEliminarAunque no lo creas es así.
Y me gusta.
Besos.
¿Me oís con mi tono porteño?
EliminarTengo que tener cuidado, como la mayoría de los que leo y me leen son españoles, se me están pegando algunos de "vuestros" giros.
Gracias, Xavi, con un beso grande.
Voy para allá con un martillo. Necesito un pisapapeles para el despacho, y creo que los pies irán bien al caso.
ResponderEliminarSon un poco grandes -la estatua es muy alta- y no te va a quedar espacio libre para escribir.
EliminarUn abrazo, Amando.
Me ha encantado, pero es que además, la frase de Claude Crabrol es una verdad muy grande.
ResponderEliminarEn esa frase de cierre está resumido todo el episodio.
EliminarUn fuerte abrazo, Angelines.
Como me gusta tu relato de hoy...
ResponderEliminarOriginal e ingenioso. simpático y encantador.
Bella metáfora de la sociedad actual, que se derrumba.
Abracísimo, Mirell
Gracias, Soco, en un acto aparentemente de poca importancia, se condensa en qué sociedad nos hemos convertido.
EliminarBesos enormísimos.
Supongo que hay príncipes, como don Cristóbal, que no merecen ningún reconocimiento. Un adelantado del exterminio. Un abrazo.
ResponderEliminarDarío, no quise hacer una apología de Colón, la estatua es una escusa para mostrar otra realidad. Usé el cuento de Wilde como recurso, tal vez no debería haberlo escrito desde el punto de vista de la estatua.
EliminarSólo quise señalar la estupidez humana, el gasto de tiempo y recursos en algo totalmente secundario y menor comparado con otras necesidades apremiantes, que no son atendidas.
Esa fue mi intención.
Un abrazo.
Aunque también tenemos a quien le gustaría hacer una estatua a Hitler!!! Es terrible!
ResponderEliminarSí, hay monumentos impensables, que, como son obras de arte, todos los admiran.
EliminarBustos de Nerón, Calígula, Papas asesinos, reyes del terror... y la lista es infinita.
Precioso este príncipe tuyo querida Mirella, y que bien que los has relatado. Por cierto se ve que tienen miedo que la estatua salga por piernas. Gracias por explicar el significado de las palabras: Matungo, y Batir una fija. En cuanto a arbolito, aquí lo entendemos como árbol chico. Genial la frase de Claude Chabrol.
ResponderEliminarRecibe muchos besos Mirella.
Rafa querido, me gusta de tanto en tanto, y según los argumentos que desarrollo, usar coloquialismos. Puse la definición porque ustedes son mayoría absoluta, para que entendieran bien el signifcado.
EliminarVan de vuelta muchos abrazos.
Como siempre, exquisita redacción, Mirella. Fluida de leer, impactante de principio a fin.
ResponderEliminarLas descripciones de nuestra agitada sociedad y sus miserias, y de las desavenencias de sus dirigentes políticos, es el trasfondo ideal de la historia: ¡cuánto bien nos haría mejorar el diálogo con quienes piensan distinto, buscando el bien común de todos y la solución de los problemas que nos aquejan (en lugar de poner como el escalón más importante nuestras egoístas aspiraciones personales...)!
¡Saludos!
Así tendría que ser Juanito, pero en cambio estamos en una pelea continua y estéril.
EliminarGracias por acercarte siempre y me alegra de que te haya gustado.
Muchos saludos.
Es un cuento que siempre me ha parecido demasiado triste, para mi demasiado desolador por mucho que siempre intente reflexionar sobre su hermoso mensaje.
ResponderEliminarTu versión me ha gustado mucho, no exagero cuando te digo que ha conseguido que olvide mientras te leía la sensación que siempre me causa este príncipe a mi ... y eso es fantástico!
Mil besos Mirella :)
Ese cuento lo leí cuando tenía doce años, me acuerdo que lloré a mares y me quedó grabado.
EliminarAhora lo utilicé para transmitir una realidad que también da para llorar.
Te mando un beso enorme y hasta prontito.
Que me quiten los ojos, he visto todo lo que tenía que ver, basta ya !!!. Es toda una declaración de intenciones aplicable perfectamente a España. Totalmente actual.
ResponderEliminarAbrazo Mirella.
Actual y casi mundial, porque en ciertos actos menores, en apariencia de poco peso, vemos reflejada la estupidez de la dirigencia política y su nula capacidad de gestión.
EliminarGracias Jaal y un gran abrazo.
Mirella, es tan patética la actualidad, que verlo escrito con esos toques de "humor/reflexión" hace que por lo menos se me escape una sonrisa. No hay nada como la NECEDAD. Un necio/a es peligroso pero mas que nada para los otros. Caer en manos de un necio es casi trágico. Y este mix que hiciste con el Príncipe Feliz, lo deja bien claro.
ResponderEliminarMuy bueno, mi amiga. Un beso!
Gracias Bee, aprecio y comparto tu comentario. Esto es lo que nos toca vivir, veremos qué podemos aprender como sociedad.
EliminarUn beso grande.
Leí las dos versiones, la tuya me gusta más, es lanzada, audaz y la frase de Chabrol le pone el moño para redondear una actualidad absurda que nos toca vivir, sobre todo a los porteños de Buenos Aires (Un país aparte) que padecemos siempre a gobernantes provincianos, generalmente caudillos con veleidades de mesías.
ResponderEliminarQuizás, algún día, un porteño presidente!!
Saludos!!
Sí Eduardo, Baires, un triste país aparte, que se mira el ombligo y no ve más allá.
EliminarQué optimista de pensar que un presi porteño podrá sacarnos a flote... yo lo veo tan distante e imposible... con lo que tenemos a la vista.
Gracias por la visita y muchos saludos.
Sin dudas, este último comentario es la definición de Argentina. Buenos Aires, ciudad, La cabeza de Goliat, con sus ínfulas. Afuera, nosotros,los "provincianos". Terrible. Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre fue así, desde que me acuerdo el interior vive en un estado de dependencia.
EliminarDarío, vos que sos un lector de "la primera hora", sabés que no trato temas políticos.
Este post, sin embargo, me salió de las entrañas, tal vez producto del hartazgo o del asco.
Algo nos está pasando. Y te pongo un ejemplo muy tonto: la mayoría de los que me dejan comentarios son de España o de algún país sudamericano. Sin embargo entrando en Blogger y al mirar la discriminación de visitas por países, los argentinos son los que más entran, pero los que menos dejan comentarios. Seguidores, contados.
Siento que hay una inercia, una falta de compromiso, nos da lo mismo. Yo no sé nada de política, sólo me gusta mirar las pequeñas cosas, que son las que nos terminan definiendo.
Un abrazo grandote, para que llegue hasta tu provincia.
Muchas gracias Jorge por dar tu opinión, que comparto ampliamente: como humanidad somos la más lenta de las tortugas para asimilar experiencias y cambiar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
:)
Ay Mirella, los gobiernos se cagan en la historia, nada más manipulado y tergiversado a gusto del de turno que la historia que se transmite al ciudadano medio y al posible votante.
ResponderEliminarContra el asco y el hartazgo jamás bajar las armas del compromiso, de la solidaridad, de la involucración con el que llamamos amigo y compartimos lo profundo.
Es simple, hay que tomar partido hasta mancharse.
Me gustó el cuentito tan sui géneris y lo comparto en la Comu.
Namasté.
Concuerdo con tu comentario, Morg. Este ha sido un año intenso para mí, tanto que hoy me siento vacía. Pero no me quejo, porque fue de un aprendizaje personal muy enriquecedor.
EliminarA veces hay que vaciarse para dar cabida a lo nuevo.
Muchas gracias por compartirlo.
Abracísimo.
Ingeniosa fábula sobre la realidad, muy bien basada a partir del clásico cuento. Te felicito por tan logrado trabajo.
ResponderEliminarSaludos.
Lo que más te agradezco, además de tus comentarios elogiosos, es tu forma de estar siempre presente.
EliminarMuchos saludos, Raúl.
Creo que la golondrina empeñó el rubí para comprar duraznos (con carozo) para la ensalada de frutas de Navidad.
ResponderEliminarHablando serio. Me gustó el relato, a mí me dio pena todo el circo que han armado con la estatua, ella estaba ahí (obviando la base carísima de mármol de Carrara) y por un capricho van a terminar por romperla. Hace días leí que la reforma que dicen le están haciendo, ya se la habían hecho hace poco. En fin, tantos problemas por resolver y tienen a Colón acostado.
Besos Mirella!!!!
¡Hola, lindo gatito blanco! Gracias por acercarte siempre que podés, valoro mucho esos gestos.
EliminarEse circo con la estatua es un pálido reflejo de lo que está viviendo el país: se ocupan de cosas secundarias y superfluas, cuando hay tanto para arremangarse y hacer en serio.
Un enorme abrazo, Vivian.
Muy interesante tu blog ! Saludos !!
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y me alegro que te guste este espacio.
EliminarSaludos, Idolidia.
De chiquita mi papá solía contarme este cuento e O.Wilde, curioso.
ResponderEliminarLuego ya de grande no sé por qué lo asocié a este poema de Salinas.
LA VOZ A TI DEBIDA
Versos 494 a 521
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
No sé tal vez haya sido porque con el paso del tiempo me cansé de que las palomas me arrancasen mi bien más preciado: la libertad.
Y prefiera vivir desde entonces en la exaltación de los pronombres que comulguen conmigo.
Un abrazo.
Gracias Zarza, por el comentario y por el hermoso poema, que no conocía.
EliminarUn fuerte abrazo.