El volcán escupió
—igual que un resto de comida atorada entre los dientes— un trozo de roca, como
si le hubiera molestado. La despidió, en medio de explosiones de ira y fuego.
La piedra describió un vastísimo arco. Inmutable, aterrizó en un campo arrasado
por la lava. Allí quedó, incrustada en la tierra.
Yo
la encontré mientras constataba cómo —por entre la lava seca y los restos de
cenizas— comenzaba a crecer la hierba. La guardé en mi bolsillo para, cada
tanto, tocar las anfractuosidades de su piel antigua.
Al
llegar a casa la puse en un estante de la biblioteca, al lado de la otra, pálida
como un pecho lunar o una puntilla que bordara el océano: el obsequio de una
playa del pasado.
El
contraste no podía ser mayor.
Una
era un coral labrado por los cinceles del agua. La otra, un producto del
vientre de Hades. El maléfico, en un ataque de cólera, se había desgarrado a sí
mismo, seccionando ese fragmento candente, que, ahora frío, era una cosa
amorfa, negruzca, con una superficie irregular, nada atractiva.
Extraña
combinación la de esas dos piedras, cercanas y lejanas, hijas del agua y del
fuego. Sé que se comprendían.
Yo amaba a la blanca por su belleza y por el
recuerdo, de la que era un símbolo. Con la oscura, aunque —inexplicablemente—
la acariciara todas las mañanas y la piedra me devolvía el saludo con un leve
latido, tardé un poco más.
Con
el tiempo me pareció que sus rugosidades se sutilizaron, empezó a despedir
calor y no necesité cortar leña ni usar estufa en los despiadados inviernos de
la Patagonia.
La
blanca en los veranos emana una brisa fresca.
Trae el olor del mar.
© Mirella S.
— 2016 —
¿Que yo me contradigo?
ResponderEliminarPues sí, me contradigo. Y, ¿qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Dice Walt (siempre pensé que me describía acertadamente).
De Alejandra me falta cita, pero las piedras me perdonaran.
Miro mi estantería y veo un elefante de madera de Delhi y un pajaro de peluche de Sydney y me doy cuenta que son portadores de recuerdos. Soy un coleccionista de objetos sin otra utilidad que ser testigos de mis andanzas viajeras.
Me falta acercarme a las faldas de un volcan que ha repartido parte de sus entrañas y a alguna playa de Miami.
No recolecto piedras, lo hago de recuerdos, pero te entiendo muy bien.
Y opino como mis Pizarnik, "...¡arremete viajera!".
Las piedras también son recuerdos y en mi fantasía se acercan un poco a la noción de eternidad y es como que el paso del tiempo, que las trabaja, las erosiona, parece mucho más lento.
EliminarGracias Guille, al compartir tus objetos, compartís un poco de vos.
Abrazo.
Buen relato y preciosas piedras, pero hay que tener cuidado con ellas no se vuelvan a reactivar. Nunca lo he estado, pero joder que miedo se debe pasar estar cerca de un volcán, y si ya es vivir es estar en un ¡ay! continuo, porque aunque lleven siglos apagados, nunca nadie sabe a ciencia cierta cuando estos fenómenos pueden escupir lava y fuego por la boca. Sorprendente.
ResponderEliminarBesos Mirella.
Bueno Rafa, no te preocupes, no es tan literal, hay bastante fantasía y metáfora en ese calorcito de la piedra... pero imaginate lo que se ahorra la del cuento en gas o en leña.
EliminarNo estaría nada mal en la realidad...jaja!!!
Abrazos
Rafa estás invitado a participar mañana de un "Miércoles Rojo", agendalo.
Esas piedras contienen la historia de nuestro planeta, debe haber algo mágico en ellas que yo (lo reconozco) todavía no aprendí a valorar.
ResponderEliminarMe gustó tu relato, lo leí independientemente del otro.
Un abrazo.
HD
Ya lo creo Humberto, yo junté de varios lados y las voy descubriendo por casualidad, como si me estuvieran llamando.
EliminarGracias por la visita y de paso te invito, si podés, date una vuelta mañana para un "Miércoles Rojo"... un beso con suspenso.
Excelente post. Mira cuando estaba en el Profesorado en la materia de Geología teníamos que analizar, clasificar y probar a las piedras, muchas de origen volcánico. Gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarBEsos.
Gracias Norma a vos por pasar; la naturaleza tiene cosas maravillosas e inexplicables y vos sabrás muy bien todo lo que puede contener un piedra.
EliminarSi tenés ganas y podés, para mañana estoy preparando un "Miércoles Rojo"...tatan...tatan !!!!
Abrazo
Magnífico e interesante post. El mundo, de las piedras debe ser fascinante.
ResponderEliminarBesitos
Para mí sí lo es; y ni te cuento de las semi-preciosas como el cuarzo, la obsidiana, las ágatas, el lapislázuli y tantas otras maravillas de la tierra.
EliminarUn beso y una invitación: mañana "Miércoles Rojo"... sin más datos jajaja!!!
muy buen relato (como todo lo que escribes) y hermosos recuerdos como piedras que se quedan en la vida.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Carlos, desapareciste, hace bastante que no publicás nada, ¿ocupado con la novela? Me alegra saber de vos, espero que tus cosas anden bien.
EliminarA todos les estoy pasando un aviso enigmático: mañana "Miércoles Rojo".
Un abrazo
Me ha encantado... porque a mí me fascinan las piedras, soy de las que las colecciono y todos mis amigos saben que me gustan, cuando van se viaje saben que el mejor regalo que me pueden hacer es eso, una piedra, la última que me regalaron precisamente fue una piedra volcánica del Teide, (Islas Canarias.
ResponderEliminarY es por eso que este relato me ha gustado especialmente.
Un beso :)
Nieves yo también tengo esa debilidad y las junto en frascos y algunas semi-preciosas como los cuarzos rosados o el jaspe,cuando puedo me las compro, pero están caros.
EliminarUn abrazo y te invito mañana al "Miércoles Rojo".
... las piedras como las personas tienen tanta historia que contar... pero nosotros carecemos de su dureza... en fin... tantas veces me gustaría ser como una piedra, pero no valgo. Fijate... que en la recomendación que has hecho del blog "la maldad aparente" he llegado a emocionarme... Creo que estoy en una época de gran fragilidad... me descuartizo como piedra con poca condensación de átomos... un beso Mirella o mejor dos...
ResponderEliminarMarieta, todo hasta la hojita de un árbol tiene su historia, su transitar. Y qué es eso de que no valés y adónde fue a parar la hermosa sonrisa de ayer. Vamos, Marieta, arriba ese espíritu. Todos pasamos por bajones, el mundo está muy caótico y después también se agrega lo personal. Hay momentos de mayor sensibilidad y las cosas afectan más. A veces es bueno "descuartizarse" un poco y sentirse frágil, porque de otro modo nos volveríamos robots impersonales, que se mueven apretando botoncitos.
EliminarY no olvidemos que somos seres humanos, que sienten y sufren y tienen alegrías y satisfacciones, a pesar de la oscuridad. ¡A seguir buscando las sonrisas y la actitud positiva!
Un enorme abrazo y acordate de mañana: "Miércoles Rojo".
Hola Mirella la historia de las piedras puede ser tan fantástica como la que nos relatas. No se porque pero me hubiera inclinado por la negra.
ResponderEliminarAbrazo
Claro Lapis, porque es la que transmite calorcito y vos como nick te elegiste una piedra semi-preciosa muy linda.
EliminarTe paso un aviso: mañana "Miércoles Rojo"... te espero.
Otro abrazo
Tienes de los dos colores, cada una te da lo suyo, y tú las quieres desde que amanece, adornan tu casa, escribes sobre ellas, ellas y tú con tus letras. Precioso post.
ResponderEliminarBesicos.
¡Fantástico! Tener la casa climatizada todo el año gracias a dos piedras, que son como el yin y el yang.
ResponderEliminarbesos
Supo elegir bien, sin gastar un peso; a veces la naturaleza hace bellos regalo. Hay que estar atento para encontrarlos.
EliminarBeso con notificación: mañana "Miércoles Rojos"... ¡hasta mañana!
Mirella, como un geólogo te oiga decir que el coral es una piedra te retira el saludo. Yo me voy a callar. El contraste que comentas lo viví en Lanzarote, tal como lo cuentas, la misma sensación.
ResponderEliminarBesos
Un físico te diría que es piedra, un químico carbonato cálcico, un geólogo calcita (o algo así), un biólogo coral muerto, un marino escollo, un pescador lastre, un turista recuerdo, uno de Arrecife... no lo sé.
EliminarLa protagonista no es una geóloga, es una mujercita que encuentra objetos que pueden ser de múltiples e ignotos orígenes.
EliminarEn el relato anterior, en el que hablo del coral blanco, la misma mujercita intenta atribuirle una procedencia, por supuesto mínimamente documentada y en un tono poético... Para el que busca la respuesta exacta que vaya a los libros, para eso están los tratados de geología.
Eso le diría al geológo hinchacocos...jajaja!!!
Abrazo.
... dicho en tono jocoso y sin ánimo de reconvenir.
EliminarBesos
Jajaja!!! Estás ahí, qué justo... claro que entendí el tono de broma, pero Jaal: todavía no aprendiste que a las mujeres nos gusta quedarnos con la última palabra...jaaaa!!!!
EliminarUn beso grande y gracias por tu asiduidad y participación.
El pájaro es un carbonero.
ResponderEliminarGracias Bixen, la respuesta anterior iba dirigida a Jaal, pero saltó en tu lugar, tal vez porque lo que escribiste era para contestarle a Jaal.
EliminarEl movimiento interno del blog sigue siendo un enigma para mí.
Es verdad lo que decís, cada cual mira las cosas desde su profesión o desde su punto de vista, aquí lo hago desde lo literario.
Abrazo.
Bueno, pensé que había dejado un comentario en esta entrada pero no lo veo...
ResponderEliminarSí Ana tu comentario entró.
EliminarGracias por pasar y saludos
Yo desde pequeñito recuerdo volver a casa de mis acampadas con alguna que otra piedrecita en los bolsillos, la mayoría eran irrelevantes, sin ningún interés, pero recuerdo con cariño una vez que encontré un trozo de cerámica (aunque yo desconocía que lo fuera) y el lunes en clase me convertí en el más popular cuando el profe de Ciencias la vio y me dijo que era un trozo de vasija romana.
ResponderEliminarEn fin, que lo de las piedrecitas ha formado parte de mi aprendizaje vital y de las regañinas que me daba mi madre...
Besos
Para mí las piedras, esas cosas aparentemente inertes, contienen caudales de la historia de la Tierra.
EliminarGracias por la visita y saludos.
Mirella S., llegué hastá aquí siguiendo el link que me mandaste desde el libro triste, y ahora me tengo que ir corriendo porque leí que me llegó un regalo del mar. Te mandaré una postal cuando esté ahí.
ResponderEliminar¡Salud!
Espero que lo pases bien en la playa y encuentres tu regalito.
EliminarGracias y saludos.