martes, 30 de julio de 2019

Pechos




Cuando su madre usaba vestidos escotados, Noelia le miraba los pechos. Quería tocarlos, eran suaves, opulentos, daban ganas de lamerlos.

Dentro de su cabecita una voz le decía que no estaba bien, a los cuatro años ya no podía tomar la teta. Pero le era imposible evitarlo, buscaba estrategias para no perder oportunidades y que todo contacto pareciera casual. Tenía que ser de un modo delicado, como si se tratase de un jarrón de porcelana demasiado frágil, valioso, igual al de la abuela y que solamente debía mirar de lejos.

Iba al jardín de infantes, todavía no había empezado el colegio y soñaba que de grande también sería dueña de esa potencia blanca y femenina rebalsando los corpiños de encaje, para seducir al mundo de la manera como le seducía la proximidad de los senos maternos, así llamaba su madre a esas dos cúpulas de crema chantilly coronadas por cerezas.

Durante las horas calientes de la siesta, después de haber limpiado la cocina, se acostaba a descansar y si no había nadie que se ocupara de ella, le daba palmaditas a la colcha, invitándola a treparse a la cama. Se acomodaba sobre un costado, su posición favorita y se dormía rápidamente. Por el escote asomaba la línea del nacimiento y la tela del vestido parecía explotar en una generosidad de piel como seda y leche.

Con los ojos relucientes, Noelia extendía su manito y con sumo cuidado se aferraba del borde del escote, auscultaba la tibieza y la tersura de ese rincón anhelado. Se sentía nuevamente protegida, era otra vez parte de mamá.



©  Mirella S.        De mi libro virtual "Apuntes en hojas perdidas".





37 comentarios:

  1. Cuanta ternura. Emociona ese pensamiento tan natural, y las que hemos dado de mamar, sabemos lo que cuesta desprenderlos a los hijos, cuando ya tienen su tiempo de comenzar a tomar en taza. Esa niña de tu relato es tan fiel a la realidad que juraría que lo has vivido. Un abrazo Mirella, sigo siempre disfrutando tus textos.

    mariarosa

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    1. Creo que mis relatos más logrados son los que hablan de la infancia, será porque la mía no fue fácil y a veces en las historias busco compensar lo que no viví.
      Muchas gracias, por tus palabras tan cálidas.
      Un abrazo, Mariarosa.

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  2. Qué dulzura. Imagino a la niña, que aún no ha dejado de ser del todo una bebé, buscando protección en el pecho de su madre, como si dijera “cuánto cuesta abandonar la infancia”.
    Como siempre es una delicia leerte.
    Un beso muy grande

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    1. Es que cuesta abandonar la infancia; por un lado hay curiosidad, ganas de conocer cosas nuevas, pero el regazo materno tira y cómo.
      Muy amable por pasar, Ana, agradecidísima por tu comentario.
      Besos.

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  3. Hola Mirella, es una historia sumamente emocionante. Cuando somos pequeños siempre buscamos la protección de nuestra madre, nos aporta protección y la seguridad necesarias para crecer durante nuestros primeros años de vida.
    Saludos.

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    1. Gracias, Cristina, bienvenida al nido de los pájaros y muchas gracias por dejar tus impresiones.
      Besos.

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  4. Con razón creí reconocerlo al principio. Pero la verdad es que la memoria me juega malas pasadas. Nada de preocupar, pero luego no sé si eso que he recordado lo leí o lo vi en una película, o en qué libro o en qué película, jajajaja.
    Es muy tierno el final Mire.

    Te dejo beeeesos y abrazos.

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    1. No sos el único, querido Gildo, yo también me hago confusiones con lo que leo, con películas y a veces mi mente mezcla todo.
      Gracias, con beeesos y abrazos.

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  5. Ternura en el texto, en los personajes, ternura que compartes, el pecho es una unión tan grande que prevalece por años, sé de niños que se han acercado a beber con seis y siete años. has pintado una historia con pinceles de artista. Abrazos

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    1. Como le decía a Mariarosa, me sale bastante fácilmente escribir sobre la infancia, los sentimientos y sensaciones que se mueven en esos primeros años.
      Contenta que te haya gustado.
      Un gran abrazo.

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  6. Qué ternura. Los niños deben destetarse, pero manteniendo las necesidades, no alimenticias sino afectivas de cada quien.

    Por esas siestas, por ese cálido refugio de amor. Un abrazo

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    1. El destete es un período duro, pero en los años posteriores queda como un reflejo de añoranza.
      Gracias, Albada, que tengas un hermoso verano.

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  7. Aunque sea reiterativa con los comentarios ya vertidos por otros compañeros, lo cierto es que cuesta bastante ese destete de la infancia, aunque luego somos propensos a no ser conscientes del niño interior que todos llevamos dentro y reclama esa ternura infinita que desprende tu conmovedor texto.
    Comprendo también que duele en el alma haber sufrido tanta soledad y falta de cariño por parte de quien se ocupó de traernos al mundo, quizás la única razón sea que lo hizo pero no lo deseó y eso es otro karma difícil de superar. ¡Ojalá me equivoque y tan sólo sea un hermoso trabajo narrativo!

    Un beso en la distancia.

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    1. Es una historia de ficción... basada en los hermosos pechos de mi madre. En mi niñez hubo de su parte un amor distraído por la dura realidad de los que emigran. Algo que se entiende cuando se es adulto y no en los primeros años.
      Muchas gracias, Estrella, me dejaste un bonito comentario.
      Abrazos.

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  8. no la culpo a esa niña, nadie quiere dejar así de fácil parte de la infancia aunque sea de forma inconsciente... y una mamá es lo mas grande que hay ja, saludos, hermoso relato Mirel...

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    1. La madre es un nido tibiecito y hasta que no se sale para ir al colegio, socializar con otros chicos, siempre se quiere estar junto a ella.
      Gracias por pasar y me alegra que te haya gustado.
      Un abrazo, JLO.

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  9. Hola, Mirella, es muy tierno y calido. He visto de pasada que has respondido en uno de los comentarios que tratas de compensar la infancia que no tuviste y, al leer el texto, no paraba de pensar en una infancia calmada e inocente que yo tampoco tuve, la recuerdo más bien como una etapa oscura y difícil, la más triste de mi vida junto con un periodo durante mis veinte años, con algunas excepciones como los veranos en Valencia. Pero creo que todo el mundo debería disfrutar de la tranquilidad de saber lo que es un hogar y una infancia saludables.

    ¡Un abrazo! ^_^

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    1. Ya lo creo, Marta, en la infancia es cuando nos formamos, sobre todo emocionalmente, y estar rodeada de circunstancias duras dejan su marca. Después habrá que borrarlas a lo largo de la vida. Con algunas se logra y a otras se las sigue enfrentando.
      Gracias por compartir tus experiencias.
      Otro abrazo.

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  10. Si que les cuesta a los niños desprenderse de esa unión. Ellos saben cuando lo quieren. Pura ternura tu lindo relatocon él nos has vuelto a esos recuerdos de hace tanto ya.
    Buen jueves Mirella.
    Un abrazo.

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    1. Ese apego, a veces, también es propiciado por algunas madres, demasiado madrazas que les cuesta soltar a los hijos. Todos los extremos son malos.
      Me da gusto que percibieras la ternura del texto, gracias, Laura.
      Besos, guapa.

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  11. Un hermoso relato de un libro de suma belleza literaria. Lo tengo en mi biblioteca en issuu y en mi computadora. Cada tanto releo alguno de los textos. Siempre me acuerdo del entusiasmo que me causó la primera vez que lo leí.
    ¡Besos, Mirella!
    Ariel

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    1. No sabés cuánto me emociona y alegra la forma en que hablás de este librito, el primero y único que me animé a arquitectar. Te agradezco de corazón.
      Un gran abrazo, Ariel.

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  12. Hola Mirella. Muy bello y tierno. U apego que para muchos de nosotros dura para toda la vida..
    Abrazos.

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    1. Un apego muy natural, mientras no sea excesivo. Gracias por leer, Eric.
      Otro abrazo.

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  13. Qué difícil dejar ese lugar, destetarse.
    Bien relatado Mirella, con pluma afilada, sin tapujos, como se debe.

    Abrazos!

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    1. Sin duda que es muy difícil, es una etapa de la que no se tienen demasiados recuerdos conscientes, pero que deja su marca.
      Me alegra que te haya gustado, Frodo. Gracias por leer.
      Un abrazo

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  14. Un detalle muy importante, Julio, por eso lo puse al principio.
    Gracias por acercarte.
    Un abrazo.

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  15. Cuánta ternura. Me encantó el relato. Y todavía me gustó más que fuese tuyo. Un beso grande

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    1. Muchas gracias, Laura. Últimamaente estoy escribiendo poco, entonces publico textos viejos.
      Un besazo.

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  16. Cómo soltar lo poco que un día nos ató a la inocencia?

    Recordé al leerte una cinta peruana: La teta asustada.

    P.S. Te dejo el enlace, sé te gustará.

    https://www.filmaffinity.com/es/film725478.html

    Y mil cariños, Mir.

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    1. Es costoso hacerlo, pero no queda otra, de cualquier forma la vida se encarga de destetarnos, a veces de un plumazo.
      Gracias por todas tu lecturas, querida Zarcita.
      De esa peli, escuché que era buena, pero no la vi. Iré a mirar el enlace que me dejaste.
      Abrazos y besos.

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  17. Las madres que no amamantan a sus hijos porque no quieren, ignoran la cantidad de calorías afectivas que les podrían proporcionar a sus hijos con ese contacto. La leche materna es un alimento tanto para el cuerpo como para el alma, no es de extrañar que cueste esa separación.
    Tenía idea de que hace tiempo te había visitado, tu nombre me sonaba, no es un nombre corriente y el otro día que te vi... ya ves, no pude remediar la tentación de dejarte unas letras, me encanta como escribes.
    Cariños.
    Kasioles

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    1. Sí, mi nombre no es común, nací en Italia y nadie sabe pronunciarlo bien o en general lo desvirtúan y me llaman Mariela, Miguela o Micaela.
      Me da un gusto enorme que te hayan gustado mis textos y este, en particular, es de los más tiernos, porque trata un tema por el que todos pasamos a regañadientes.
      Un placer tenerte por aquí, Kasioles, muchas gracias.
      Abrazos.

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  18. La unión más sublime , ese nido donde muchos echamos de menos recostarnos y descansar
    Un relato maravilloso Mire, desborda ternura a raudales , con la magia que solo tú sabes crear en cada escrito

    besos Bella

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    1. Es el lugar más acogedor que tendremos a lo largo de toda la vida, por eso cuesta tanto dejarlo.
      Muy agradecida por tus cálidas palabras, MaRía.
      Un fuerte abrazo.

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  19. Respuestas
    1. Mil gracias, Osvaldo, por todo lo que te leíste de un tirón.
      Un abrazo.

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