Soy
el único que puede recordar, dijo
mi padre y habló de la guerra. Muchos de sus soldados habían muerto, otros se
habían convertido en máquinas rotas, de las que colgaron medallas inútiles que
no compensaron la falta de alguno de sus miembros, como tampoco a aquellas
mentes que quedaron atrapadas en los paisajes del espanto.
Él no me miraba, no
estaba mirando hacia afuera, sus ojos parecían prisioneros de una escena temida
e imposible de deconstruir. Ese fue un pensamiento mío, porque él, volviendo de
algún campo de batalla personal, dijo: soy el único y lo estoy
olvidando.
Sin embargo, desde los
confines de su memoria, como ante el llamado insistente de un clarín,
aparecieron sombras de pájaros en esa tarde de octubre. Las percibí como velos
que opacaban la luminosidad de la ventana. Se esparcieron igual que una calina
por el cuarto y buscaron rincones para establecer sus trincheras.
Esperaban. Esperaban
que mi padre siguiese con su evocación, que pronunciara sus nombres, como lo
había hecho en otras ocasiones… Ennio
—su asistente, apodado Stecchino—, Rossi, Giacomo, Carlo,
Paolo, Larocca…
©
Mirella S. — 2015 —
*Stecchino: escarbadientes, mondadientes.
"Va pensiero" de la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi. Un tema que conmovía a mi padre.
Me hiciste recordar a mi madre. Ella vivió la guerra civil. Sé que recordaba en sus largos silencios pero jamás quiso hablar de ello. Si le preguntabas, sus ojos se humedecían y con un gesto de su mano trazaba una negativa en el aire. Rápidamente se desvanecía y la palma de aquella mano se refugiaba en su rostro para ocultar, en milésimas de segundo, sus lágrimas. No era muy dada al lloro. Nunca dijo nada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Mirella.
Nadie es igual después de haber pasado una guerra, aunque seas un militar de carrera y entrenado como mi padre. Cuando nací él tenía 57 años y desde que tengo recuerdos lo que más me impresionaban eran sus silencios, su forma de apartarse de toda vida social que no fuera estrictamente necesaria.
EliminarGracias, Mabelita, por compartirme tus experiencias familiares.
Otro abrazo enorme.
Los ausentes vuelven a la vida si pronunciamos sus nombres.
ResponderEliminarBesos
Pero en ciertos momentos duelen tanto esos nombres que no se puede.
EliminarGracias, Chaly, con un beso.
He visto a mi padre en tus palabras. Él era amante de la zarzuela. Me has emocionado, Mirella.
ResponderEliminarGracias a mi padre yo aprendí a escuchar ópera, su músico preferido era Verdi. Era un hombre sensible que se había envuelto en una coraza.
EliminarMuchas gracias, Angelines, sé que este post ha movido recuerdos, probablemente tristes, lo siento.
Un abrazo.
+Mirella S. Esos son los resultados de las guerras que nadie menciona solo los que estuvieron allí. Esos efectos se transmiten siempre.
ResponderEliminarSe hizo un estudio de las estadísticas de la cantidad de soldados norteamericanos que se han suicidado luego de participar en la guerra del golfo y los resultados son asombrosos.
En verdad que la poesía que le imprimes a estos relatos es tremenda.
Mis saludos.
La vida de mi padre fue muy dura, tenía 10 hermanos y mi abuelo era el director de una cárcel en el sur de Italia. En esa época para los hijos no había demasiadas opciones: la carrera militar o la eclesiástica. Uno se hizo cura y el resto milicos.
EliminarLos que no vivimos directamente la guerra, la respiramos a través suyo, en su hosquedad, silencios y obsesiones.
Gracias, Orlando, me da gusto que a pesar del tema, hayas disfrutado del relato.
Un abrazo.
Potente micro que dice mucho más de lo que está puesto.
ResponderEliminarEl horror se queda grabado para siempre en la mente y es difícil verbalizarlo. Los que viven situaciones atroces, como una guerra o una hambruna, prefieren el silencio, no evocar los fantasmas de un pasado donde sufrieron más de lo soportable.
Un abrazo, Mirella.
Es un tema doloroso, del que escribí poco y es el primer texto que publico. Lo más difícil de entender es que la humanidad no aprende, que ninguna de las atroces experiencias pasadas sirve para detener la cantidad de guerras y guerrillas que siguen asolando el mundo.
EliminarGracias, Isabel, un fuerte abrazo.
Muchas veces he pensado en los pájaros como humanos muertos que vuelan de aquí para allá.
ResponderEliminarQue delicioso es leerte.
Besos.
Gracias, Torito, últimamante lo que escribo no es precisamente alegre y optimista, pero sé que vos entendés.
EliminarUn abrazote.
Como dijo Julio Anguita, político español, malditas sean todas las guerras y los que las promueven. Este texto vendría genial para que lo leyesen los yanquis, que en todas las guerras se meten, y luego cuando vuelven los soldados los tratan como a perros; y más como hayan perdido la guerra como les sucedió en Vietnam ya sin contar a los que se vuelven locos, matan a un montón de gente, y luego se suicidan. Me da asco pero autentico asco la doble moral de mierda que tienen los americanos; con su afán de paz mundial, cuando ellos son los que siempre la lían, y ni a sus propios soldados les guardan cariño y respeto. Si hasta a los suyos repudian cuando vienen de una guerra, habrá que verlos cuando bombardean y matan a miles de personas en otros países. Eso sí, para patriotas en el cine, se las pintan solos
ResponderEliminarBesos y abrazos Mirella.
El mundo está muy loco, Rafa, Los yanquis con sus delirios de supremacía, los fundamentalistas con sus retorcidos fanatismos religiosos, todos se cagan en la gente que muere como moscas, que escapa sin saber dónde ir, el futuro truncado, lejos de su patria y dejando tras de sí un tendal de cadáveres.
EliminarGracias, amigo, un enorme abrazo.
Me ha producido mucha tristeza leerte hoy, en serio.
ResponderEliminarMañana será otro día.
Es un tema muy triste, del que no es fácil hablar o escribir.
EliminarAgradezco tu visita, Tracy.
Besotes.
Excelente texto Mirella. Es profundo, todos hemos vivido de cerca situaciones parecidas, seres que regresaron de la guerra, pero su corazón quedó allá, entre sus compañeros muertos. Tiene tu magia lo escrito, magía y su sentimiento.
ResponderEliminar"Va pensiero" se canta en el colegio de mi nieta, remonta la historia de los judos, pero se repite en cada guerra, en cada corazón que añora la patria amada.
Me emocionaste.
mariarosa
Me gusta emocionar, es el objetivo de todo el que escribe, llegar al lector. No me gusta entristecer, pero hay temas que no puede ser escritos con ligereza.
EliminarTe agradezco mucho el comentario y qué lindo que a tu nieta le hagan cantar este sentido tema de Verdi.
Un abrazo, Mariarosa.
Que triste es esa verdad, casi todos tenemos una guerra en el pasado, otros muchos no han conocido la paz. Hay historias tan fuertes que los protagonistas prefieren olvidarlas. Hoy nos has tocado el corazón a todos, abrazos y dos sonrisas.
ResponderEliminarGracias por las sonrisas, ayudan a sobrellevar recuerdos tristes. No sé a raíz de qué surgió este recuerdo, pero tuve la necesidad de escriirlo.
EliminarAbrazos y besos, querida Ester.
Excelente, Mirella, como siempre. Nos transportás con tus palabras, y eso es genial. Me encantó ese final.
ResponderEliminar¡Saludos!
Gracias, Juanito, me dan gusto tus palabras.
EliminarUn abrazo.
La guerra, un absurdo total, no me imagino dentro de ella, no podría matar a nadie, desertaría al instante, la patria me importaría un bledo, la patria es la vida, tu relato lo expresa tan bien que me deja azorado por los que estuvieron envueltos en esas circunstancias, como tu viejo, enmudecido por los recuerdos.
ResponderEliminarMucha melancolía, MIR, ahora te comprendo...
Abrazo continuo!!
Gracias, Edu, por acercarte siempre, en las buenas y en las no tanto. Como te imaginarás, aborrezco las guerras, pero parece que la parte cavernícola que aún pervive en lal humanidad, las sigue necesitando.
EliminarFuerte abrazo.
¡Feliz primavera, MIR!!
EliminarMuchas gracias, también para vos. Empieza con día nublado y ventoso.
EliminarBesos, Edu.
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ResponderEliminarGracias, Manolo, por acercarte en silencio.
EliminarSaludos.
Una maravilla Mirella
ResponderEliminarabrazos
Me da gusto saber que, a pesar de la tristeza del recuerdo, te fuiste satisfecha con la prosa.
EliminarMil gracias y abrazos, Piel.
Somos el resultado de ese pasado, de esa historia y de esas guerras. Todo va en el lote. No deberíamos olvidar a todos los que tuvieron que jugarse sus vidas o la entregaron. Gracias a ellos estamos aqui.
ResponderEliminarTriste, sinceramente.
Un abrazo
Coincido totalmente con tu reflexión, Marybel, aunque no me guste y me haya rebelado siempre, soy el resultado de ese ambiente triste, silencioso y estricto como una trinchera en el que crecí. Y él, una consecuencia de las vivencias que le tocaron.
EliminarPodemos modificarnos, pero lo que se hizo carne, allí quedará.
Muchas gracias, hermosa, besos.
Hola Mirel:
ResponderEliminarMe hiciste recordar a mi Abuelo Epifanio. Él también fue militar. De muy chamaco se lo llevaron a la Revolución los del ejército. Lo arrancaron del seno de la familia.
Un accidente lo privo de muchos recuerdos excepto algunos que como pesadillas de vez en vez le venían como destellos y en donde el escenario eran algunos enfrentamientos con el enemigo. Cuando eso sucedía lo clamábamos con los recuerdos de su familia. Algunas veces sus hijas, otras su yerno al que siempre quiso mucho (mi padre).
Me gustó mucho el relato pese a la tristeza y el dolor que conlleva.
Un beso querida amiga.
En casi tods las familias se dan estas historias, guerra hubo y hay en todas partes del mundo. No parece que esto vaya a cambiar, al contrario, la ferocidad crece.
EliminarGracias por compartir la historia de tu abuelo. Sí, Gonza, es un tema muy triste.
Un gran abrazo.
Los recuerdos son importantes, siempre debe haber alguien para que nos cuenten esas historias que si no fueran por ellos se desvanecerían en el tiempo.
ResponderEliminarBesitos!!
Hay momentos en que es más duro que otros hablar de los horrores vividos en una guerra. Tampoco es fácil para el que escucha y que no lo ha experimentado, a veces no se sabe cómo consolar.
EliminarGracias, Nieves.
Un abrazote.
Breve pero muy entrañable Mirella. Nostálgico y triste pero grandioso.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias, Gildo querido, nos vamos conociendo a través de nuestros relatos, así como yo supe de tu abuela, de la relación con tu madre, vos viste algún fragmento del complejo dibujo de la personalidad de mi padre.
EliminarUn abrazote desde el corazón, compañero.
Coincido con el comentario de Gildardo, aquí arriba, un relato absolutamente entrañable...Y acompañado de la música de Nabucco, un verdadero himno para los italianos, me conmovió profundamente. Abbraccio cara. Bravissima.
ResponderEliminarGracias, Patzy, hay días que una recuerda y de alguna manera le debe ser fiel a esos recuerdos, aunque sean muy tristes
Eliminar.Un forte abbraccio.
Pienso que hay que dejar a las personas que guarden sus recuerdos en el cajón que quieran de sus mentes. Y se lo dejan bajo llave, no instir en que lo abran. Por algo está allí.
ResponderEliminarMe encantó.
Saludos.
Si, nunca fui ni soy de estar escarbando en lo que no te quieren contar, menos con mi viejo, que me imponía miedo e inhibición.
EliminarGracias, Raúl, con un abrazo.
Recopilando testimonios de la guerra para un trabajo lo que más me impactó fueron esos silencios de los que mencionas sobre tu padre. La memoria se disparaba como una bala, y de pronto, parecía que había dado de pleno en algo más profundo que el corazón. Frente a este horror hay como dos tipos de memoria, la que se aferra a la transmisión para que el horror sea transmitido y de alguna manera se condene, y el silencio, el no poder contar ese mismo horror. Pero antes o después (excepto los que murieron antes) cuentan y acabaron por contar o escribirlo.
ResponderEliminarBesos, bella Dama.
Logras mover siempre el pavimento.
Mi padre casi no contaba nada a la familia, pero una vez lo escuché hablar con un conocido sobre ciertas cosas que no pude entender porque era muy pequeña. Pero algo en mí captó que eran espantosas, cerré la puerta y me fui.
EliminarMil gracias, Zarza linda, por dejar tu pensamiento.
un abrazo grande.
Ya llegué, y no por compromiso, a mí me van las "Palabras como pájaros".
ResponderEliminarAhora estás haciendo un viaje magnifico en el terreno personal, hacia los adentros y en retrospectiva, y puede que el viaje incluya lugares y detalles dolorosos.
Pocos están dispuestos a hacerlo, a algunos les asusta mirarse por dentro.
Suelo decir que lo que no se nombra es como lo que no existe cuando se trata de algo terrible y tal como lo digo lo practico. El horror de la guerra puede robarle a un hombre muchas noches, quizá tu padre pensó que con que lo supiera él ya era más que suficiente.
Un gustazo leerte. Siempre que vengo me voy pleno de satisfacción.
Un abrazo fuerte.
Sé que los que pasan por aquí en forma frecuente no lo hacen por compromiso, dado que en general no escribo cosas muy alegres, sino porque algo encuentran. Me alegra que te calcen mis Palabras...
EliminarEste viaje es muy necesario, estoy en un momento crucial de mi vida y es como si quisiera dejar registrado lo más posible el descenso a mis propios infiernos y además rescatar recuerdos o escenas que son fragmentos de mi historia.
Gracias por comprenderlo, Jonh.
Un gran abrazo.
UFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFFF
ResponderEliminarUn abrazo, Adolfo.
Eliminarde recuerdos el día se queda corto
ResponderEliminartantos mundos paralelos Mirella
tantas realidades y verdades al unísono respirando
cada cual lo sabe , algunos lo comparten otros prefieren guardarlo
abrazos y buena semana
Con los recuerdos se suele temer que no sean totalmente exactos, que con los años se hayan ido deformando, porque nuestra percepción de las cosas cambia.
EliminarEntonces uno quisiera dejarlos asentados, lo más rigurosamente posible.
Un besote y gracias por pasar, Elisa.
nada es exacto Mirella ,porque tú , yo, o cualquiera lo que hace es Interpretar la realidad , por eso cada cual tiene su propia percepción de los hechos, por eso somos mundos paralelos aunque intentemos enmarcar y dictaminar "una verdad consensuada" que se aplique a los pueblos y a las aulas , que sea como un patrón de hechos con sus causales más o menos parejas, si uno hiciese el ejercicio de recordar desde su experiencia y comparar con la experiencia del otro te darás cuenta que nunca se es todo lo convergente y no es porque el paso del tiempo se deforme el recuerdo, pasa que simplemente un hecho tocó y dejó huella de un modo distinto al propio, pero eso no hace que ese recuerdo sea menos verdadero que el nuestro , ni el nuestro sea el exacto
Eliminarabrazos
En mi opinión están las dos cosas, Elisa. El olvido y el paso del tiempo van difuminando los recuerdos y también lo que vos señalás: cada uno ve los hechos desde su propia subjetividad.
EliminarUn abrazo y buena semana.
Regreso de mi larga ausencia... para leerte.
Soberbio relato. Entiendo a tu padre. Los que regresan de una guerra, o de un gran drama, solo miran hacia adentro, donde existe otro mundo en el que es difícil penetrar.
Malditas esas guerras pero más malditos aquellos que las originan. Los que van a ellas, no saben nunca los intereses que están defendiendo, ni siquiera saben que nunca serán héroes, solo medallas que otros se pondrán.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Gracias por seguir acercándote al nido, Bolo.
EliminarMe da gusto que el relato te pareciera tan bueno, intenté dentro de su brevedad, mostrar un sentimiento que viví en mi infancia y dibujar los efectos producidos en muchos combatientes, resultado de las nefastas guerras.
Otro abrazo.
Precioso. Tristemente trágico, pero precioso. Un dolor y unos nombres que duelen tanto, que las palabras se niegan a pronunciarlos. Y ese giro fantástico del final, tan lleno de poesía...
ResponderEliminarEres extraordinariamente buena, Mirell. Adoro tus texto, y a ti
Gracias por tu calidad y calidez como persona. Sos amorosa y sensible, me da un placer enorme haberte encontrado en el mundo vasto de la web.
EliminarUn abrazo enorme, Soco.
No hay peor batalla que la de la memoria perdida...debe ser terrible no poder pronunciar ni en ligero aleteo, los recuerdos que permanecen al acecho expectantes...
ResponderEliminarBello, como esa ópera y triste, tristísimo.
Mi sempiterno aplauso, Mirella.
Besos.
Se sufre mucho, tanto el que no quiere o no puede recordar como los que estábamos a su alrededor y veíamos su tortura interna.
EliminarGracias, Marinel, con un fuerte abrazo.
Cuando el olvido se convierte en el único alivio...
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Creo que nunca se termina de olvidar la experiencia de una guerra.
EliminarGracias, Amando, con un abrazote.