martes, 10 de marzo de 2015

Simplificaciones



Primero fue la rigidez en la nuca y sentir los párpados como dos piedras. Después algunos objetos se alejaron, perdieron consistencia y los sonidos se fueron atenuando. Demasiadas presiones en el trabajo. La vida transcurre por los carriles de la responsabilidad, los compromisos y un desconocimiento total de las necesidades íntimas. En la agencia estábamos en un momento clave de la campaña y no les podía fallar, imposible aminorar el ritmo. Recién era martes y el domingo me pareció una isla inalcanzable.
Salir a la calle, enfrentarme a un carrusel de colores y ruidos estridentes, me resultó casi un atentado a la cordura. Llego tarde, pensé. Atolondrada, corrí esquivando a los transeúntes que ocupaban las veredas. Me afirmé con fuerza en la correa de la cartera para restablecer el equilibrio. Lo extraño era ese impacto de irrealidad, cómo me afectaban caras, manos y piernas en movimiento. Los quioscos y sus hileras de revistas, desplegadas igual que las colas de pavos reales, el desperdicio de luces aun en pleno día, los cables entrelazados en tramas oscuras encima de las cabezas: todo carecía de sentido.
Tuve la sensación de haber caído en un paisaje surrealista, desmesurado e incomprensible. Cuando subí al auto no entendí para qué servía: era una máquina absurda que esperaba algo de mí. Sin que la mente participara, mis dedos, dueños de una memoria propia, pusieron el motor en marcha y se apoyaron en el volante.
Esa noche en lugar de uno, tomé dos somníferos. La alarma del despertador penetró a través de capas algodonosas y siguió con su obstinado canto de cigarra. Extendí la mano y el insecto calló. El silencio fue una invitación para que abriera los ojos. El techo blanco y liso me dio tranquilidad. Giré los ojos y el aplique de metal y vidrio facetado era un intruso que invadía la limpidez de la superficie. Lo miré fijamente y sus contornos comenzaron a esfumarse hasta que sólo fue un óvalo sin color ni  volumen.
La ducha lavó esa sensación de extrañamiento o de fuga. Bebí un café fuerte. Pensé que por momentos desconocía la realidad, como si proviniera de otro mundo. La cocina agobiaba con tantos frasquitos, tarros, artefactos y al living lo vi sobrecargado de formas.
El lanzamiento del nuevo producto no me dejó muchos resquicios. A veces volvía el peso en los ojos y entonces una taza de café, otro cigarrillo, aspirinas y adelante con los llamados telefónicos, los conciliábulos con el equipo, la revisión de las pruebas fotográficas.
Durante una reunión, repentinamente, las caras asumieron el aspecto de lunas cubiertas por una topografía irregular. Casi no tuve que concentrarme para transformarlas en esferas tersas, desembarazarlas de cuellos y solapas, convertir los hombros en una línea recta, limpia y categórica. Percibí la belleza de lo simple, depurada del caos. Fue sedante ver cómo esos cuerpos se volvían geometría pura.
De regreso a casa pensé que debía ejercitarme en esa aptitud de síntesis, un método eficaz para vaciar la acumulación de tanta basura inútil. Salí del baño envuelta en la toalla y me paré delante del espejo. No estaba mal ensayar conmigo misma. La toalla se deslizó por mis caderas. Mi cuerpo solía incomodarme: redondeado en ciertas partes y con demasiadas aristas en otras. Pensar mi cabeza como una figura oblonga fue sencillo. El tórax, en cambio, requirió de un esfuerzo hasta que el espejo reflejó el estricto dibujo de un pentágono.
El timbre de la puerta me sobresaltó y en el espejo se hicieron trizas líneas y planos y mi cuerpo desnudo tembló con un pudor inexplicable. Me cubrí con una bata y miré el reloj: Omar, lo había olvidado. En la cena las fugas se reiteraron, la voz de Omar ingresaba desde áreas remotas y solo era un eco de lo real.
Decidí probar con la mesa, la despejé de la proliferación de vajilla, velas y flores. Me quedé con la blancura incorrupta del mantel. Más tarde, en la cama, con la boca de Omar trazando caminos por mi piel, tuve el ansia impostergable de descansar. Levanté la cabeza y lo miré. Siempre me había gustado el cuerpo firme de Omar, pero ahora esa masa de músculos, las venas ramificándose bajo su palidez invernal, me abrumaban. Poco a poco él se redujo a una armoniosa combinación de poliedros, que me rozaban con sus facetas, sin obligación de palabras y deseos, goces y exteriorizaciones.
Ante mi silencio Omar se marchó, con los ojos ofuscados. Recorrí los cuartos para despojarlos y ceñirlos a sus formas esenciales. Del living eliminé lo superfluo y se convirtió en una estructura serena y clara. El dormitorio, un cubo ya libre de significados perturbadores, era el sitio ideal para lo que quería hacer.
Me acosté, los ojos fijos en el techo y casi sin proponérmelo  dejé de oír las notas de un saxo lejano que, persistentes, se entrometían por la ventana. De mí misma veía, por encima del arco de mis pechos, los dedos de los pies. Los esquematicé en breves segmentos. Representar al mundo en una composición geométrica, en la que ni siquiera estuviese incluido el color, era reconfortante.
Comprendí que debía llevar la síntesis hasta sus últimas consecuencias, borrando las curvas, que entrañaban movimiento, acción. Focalicé los ojos en el ángulo formado por el plano del cielorraso y el de la pared. La esencialidad que estas líneas proponían era todo lo que mi mente podía asimilar. No necesitaba nada más.

©  Mirella S.   — 2011 —                                                                                              

Foto de Kesler Tran






62 comentarios:

  1. Empatía senti hoy con este escrito...
    En esos dibujos, círculos, aristas, grietas, desconchas en la pared.
    Real o no???
    Qué mas da...
    Me gusta el tono, como escribes, y el resto, ya será culpa mía....
    Me perdonás??

    Besos, Bella Dama.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No tengo nada que perdonarte y tampoco veo tu culpa.
      Hoy se vive así, de un modo que parece irreal, con un cansancio que nos cuelga de las pestañas y se adueña de todo el cuerpo.
      Espero que tus defensas estén un poco más "up".
      Besotes, Zarza guapa y gracias.

      Eliminar
  2. Vaya vida ajetreada la de tu protagonista, así no hay quien viva ni quien tenga un momento de resuello. Esto es parar caer en una depresión. Llegar hasta olvidarse de sus placeres, por esta puta vida tan agitada que a muchas personas les marca la sociedad, no es para hacerse muy viejo. Bueno no sé, al menos es la interpretación que yo saco de este texto.

    Besos Mirella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Rafa, vos trabajás los fines de semana y descansás el resto, tengo entendido por lo que contás... ¡sos un privilegiado!
      Tu interpretación es correcta. Hoy cada vez se pasa más tiempo en el laburo o en el yugo, como decimos acá coloquialmente, con presiones, responsabilidades, porque también aumentó la ambición, el escalar posiciones, mantener el status y, sobre todo, el miedo a perder el empleo, que también escasea.
      Gracias por estar siempre, un fuerte abrazo.

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. Si al menos fuera un ritmo bailable... gracias, profe, por dejar tu palabrita (¡esta vez fueron cinco!).
      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Miles de formas.
    Un montón de imágenes para ir hacia lo más simple y sencillo.
    Un momento para desarmar esctructuras y armar...otras cosas.
    Me sacaste la rigidez en la nuca.
    Beso y abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuánto me alegro, Dana, es un logro, sin apelar a meditación o prácticas orientales. Sólo con la lectura.
      Además de lo que significa trabajar en esta época, somos bombardeados con tantas imágenes, sonidos, movimiento que lo que se va a desarmar es nuestra propia estructura de soporte.
      Gracias, linda, un abrazote.

      Eliminar
  5. Joder que buena....
    Me encanta como escribes Mirella.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me causa alegría saber que en este nido de pájaros errrantes, encontrás las historias que te gustan.
      Abrazo, Torito.

      Eliminar
    2. Gracias por la aclaración, te contesté y espero que te llegue.

      Eliminar
  6. Cuando se te lee se vive en tu relato. Te sumerges en la atmósfera y no despiernas hasta el último punto. :D

    Mil besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Nieves, para el que escribe es grato conocer lo que opinan los lectores y más todavía si se quedan enganchados con la trama.
      Besazos, linda.

      Eliminar
  7. He sentido algo parecido, sin llegar a la geometría, pero las caras se han agrandado hasta topar con la mía, los muebles se han hecho gigantes y la sensación de de espacio pequeña.
    Las responsabilidades, las personas que cuentan contigo, los plazos prometidos y el resto de la vida. A eso lo llaman estrés, yo le subo la puntuación tres me parece poco.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te gustan las matemáticas, seguro te gusta también la geometría y podrías hacer un excelente trabajo despejando arabescos y convirtiéndolos en formas abstractas.
      Sí, en vez de estrés deberíamos decirle esmil... muy bueno tu juego de palabras, Ester.
      Otro abrazo y un gracias.

      Eliminar
  8. a veces el propio cuerpo se nos queda grande Mirella

    buena jornada
    abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. O está tan agobiado por todo lo que le hacemos hacer, que pierde los parámetros con la realidad.
      Gracias, Elisa y buena semana con un besote.

      Eliminar
  9. ... es que a veces lo que nos rodea nos aturde nos olvidamos de nosotros mismos. Me gustó tu relato

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cada vez más se vive caóticamente, por lo menos en las grandes ciudades, regidos por la tiranía del reloj y de todo lo que queda por hacer.
      Gracias y abrazos, guapa.

      Eliminar
  10. Me alegra que hayas rescatado este relato, de esta forma hemos podido disfrutarlo los que llevamos menos tiempo por tu blog.
    Nos haces vivir historias ajenas de una manera increíble, leerte es todo un placer.
    Un beso Mirella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nunca lo había publicado, Carmen, tengo una carpeta con una serie de relatos muy viejos -como este y ahora que tengo el blog decidí que vieran la luz . Antes escribía más largo. Ahora ya no puedo. El famoso tiempo, que falta...
      Gracias, Carmen, un gusto tu visita.
      Abrazote.

      Eliminar
  11. Te metes en la mente, rebuscas y sacas sensaciones que yo sería incapaz de explicar pero las vivo contigo. Besicos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Será que siempre fui muy observadora y después le añadía mis propias invenciones e impresiones y tejía historias.
      Me alegro que te sientas un poco mejor, Angelines.
      Un enorme abrazo.

      Eliminar
  12. Ojalá un pudiese asumir la actitud de simplificar, podeer leerse adentro sin tanto embrollo. Impecable texto. UN abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El ser humano es complejo, pero ahora la vida se ha complicado tanto que despejarse de todo lo externo es una tarea muy ardua.En algún momento hay que empezar a hacer limpieza.
      Un abrazo grande, Darío y gracias por la lectura..

      Eliminar
  13. Muy bueno el relato, es biográfico, laburás en una agencia de publicidad!!
    Abrazo, MIR!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Edu, no es para nada autobiográfico, si así lo fuera, estaría en el Moyano.
      Abrazo.

      Eliminar
  14. Tan real, que pensé que la protagonista iba rumbo a un ACV y lo sigo pensando. Parecen las sensaciones previas a un ataque.

    Muy bien llevada la trama.

    mariarosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo pensé por ese lado, Mariarosa, más bien la saturación que lleva al enajenamiento y a una sensación de extrañamiento de la realidad, más enfocado a lo psicológico que a lo físico.Me alegro que te engancharas.
      Un abrazo.

      Eliminar
  15. Matemática pura...en medio del caos, transfigurarlo todo al antojo, hacerlo de líneas claras, concisas, comprensibles...
    Una magia que debiéramos tener al alcance cuando el mundo nos opresiona tanto que estamos a punto de estallar.
    Y quien dice geometría, dice cualquier otra cosa que le satisfaga a cada cual.
    Gran relato.
    Besos muchos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Exacto, Marinel, cada uno debe encontrar su propio método de despojamiento de tanto material, propio y ajeno, que vamos acumulando a lo largo del día.
      Esta forma me pareció la más económica y cómoda.
      Gracias por estar, linda.
      Abrazos simplificados.

      Eliminar
  16. Respuestas
    1. Para encontrarnos con nosotros mismos, primero debemos vaciarnos del ruido, de la hojarasca, de tantas preocupaciones que, en muchos de los casos, son superfluas.
      Gracias, Chaly, besos.

      Eliminar
  17. Me llegan imágenes de un corto animado sobre un personaje que se ve como dibujado en diferentes formas lineales, también mostrando el agobio de su vida habitual.
    Es impresionante cómo mostrás lo que nos querés contar.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hace unos cuantos años, cuando escribí el texto, era mucho más creativa y se me ocurrían parvas de ideas para desarrollar. Ahora me siento mucho más despojada de esa ebullición y me cuesta más armar una historia. Espero no haber agotado el material.
      Un gusto que lo disfrutaras,Raúl.
      Muchos saludos.

      Eliminar
  18. ESTOY IMAGINANDO TODAS ESAS IMÁGENES....!
    ABRAZOS

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que las simplificaciones sirvan para despejarte la mente.
      Abrazos, Adolfo.

      Eliminar

  19. Ya había dejado un comentario pero por lo visto Blogger falla.
    Creo que hacía una referencia especial al último párrafo. Me encanta.

    Un abrazo

    · LMA · & · CR ·


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cosas de Blogger, no te preocupes, gracias por dejaro otro.
      Un gusto que disfrutaras del final, me parecía un poco duro, una sensación mía, nada más.
      Un abrazo, Bolo.

      Eliminar
  20. (Perdona mi ausencia y el retraso, Mirell; he tenido problemas con el ordenador.)

    Magnífico texto; excelente metáfora aplicable a multitud de aspectos de este mundo nuestro tanto el interno como el externo.
    Para no repetir cosas ya dichas, solo te diré que amé siempre lo simple y lo sencillo en todo , hasta en el pensamiento y en el discurso. Que me abruma lo recargado, que prefiero la línea recta, los colores primarios, un solo de saxo a una recargadísima orquesta... y que no me avergüenza confesarlo.
    Y que me encanta como escribes. Y que te abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te preocupes, Soco, yo estoy con una gripe tremenda y tos que me tienen a mal traer.
      Y aquí seguimos en pleno verano.
      Gracias por tu comentario, que aprecio mucho. Si fuéramos mas simples, viviríamos mejor.
      Otro gran abrazo.

      Eliminar
  21. Hola Mirella:

    Yo encuentro una lectura como en dos planos: el de lo público o externo y otro, el de la intimidad. En ambos veo la necesidad de la protagonista por viajar más ligera, más liviana en esta vida. Como si de repente estar tan llena de responsabilidades la llevaran a cuestionarse porque está muy volcado hacia fuera y no se mira mucho para adentro.

    El agobio que suele traer llenarse de responsabilidades y cumplir con ellas, llevan a la necesaria reflexión y decisión de aligerar el peso de los días.
    Así lo veo mi querida Mirel.

    Lo leí ayer pero ando con un resfriado que apenas me deja disfrutar un poco la lectura y no me da para hilar una idea.
    Me gustó y me gustó el cambio de perspectiva de lo público a lo íntimo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por dejarme el comentario a pesar de no sentirte bien y siempre con tu análisis tan particular.
      De mi parte mejoro lentamente, ahora con un gran decaimiento.
      Un abrazo, compañero.

      Eliminar
    2. Te dejo un abrazo Mirel, todavía con las secuelas de mi rinitis alérgica que me queda cuando me da gripa pero mucho mejor.

      Un beso.

      Eliminar
    3. Gracias, Gonza, lo necesito, todavía estoy con un gran decaimiento y una tos insoportable, hacía años que no me atacaba tan fuerte.
      Me alegro que estés mejor.
      Otro abrazo enorme.

      Eliminar
  22. Las consecuencias nefastas del estrés laboral (sé de su padecimiento), y la salida de la protagonista de su atolladero personal vislumbrando la luz a través de la geometría. Curiosa mezcla, que bajo el influjo de tus letras se hace genial al pasar los ojos párrafo tras párrafo.
    Muy bueno, como siempre.
    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esta forma de vida, que nos parece tan natural, ha eliminado buena parte de su calidad.
      Algunos salen a correr, otros se inclinan por la meditación, en este caso la protagonista prefirió un despojamiento de todo lo superfluo y quedarse con lo lo que para ella era lo esencial.
      Gracias por tu presencia y por tus opiniones, Juanito.
      Muchos saludos.

      Eliminar
  23. Que profundidad Mirella.... Mondrian escribió un tratado sobre pintura y le acabaron saliendo unas reflexiones sobre la línea recta y los colores primarios que eran infumables pero que tenían bastante que ver con tu escrito, que me ha parecido espléndido, sobre lo irrenunciable de la sencillez.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra de verdad que hayas reaparecido por estos lados, Jaal. Espero que tus circunstancias te permitan tener continuidad.
      Tus comentarios son siempre interesantes y me gusta la mirada que le diste al texto.
      Bienvenido, con un gran abrazo.

      Eliminar
  24. Escribís con una calidad! te felicito, una y otra vez.
    un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Karin, un gusto que pases por aquí y te vayas conforme.
      Un abrazo.

      Eliminar
  25. Por lo visto tus historias envejecen como el vino, Mirella. "Extendí la mano y el insecto calló" es una pequeña y maravillosa muestra de todas las figuras y paralelismos que dibujas. Me hace bien leerte de madrugada, besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La lectura tiene eso de bueno: nos podemos acercar a las palabras sin importar lo que marca el reloj, sino en los momentos en que más nos apetece. Y acá el nido está siempre abierto.
      Muchas gracias por tu comentario y nos seguimos leyendo.
      Un abrazo, Eduardo.

      Eliminar
  26. Ya me extrañaba a mi que mi querida Mirella, ni publicaba, ni se dejaba caer por ahí. Deseo que te cures pronto de esa jodida gripe. Por aquí también hay mucha gente que la ha pillado.

    Besos Mirella y seguro que pronto estás muy bien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu preocupación y por tenerme tan en cuenta, Rafa.
      Espero que las fallas en tu tierra hayan estado buenas y las disfrutaras.
      También estoy cuidándome para que este estado de decaimiento no se prolongue demasiado.
      Un abrazo grande.

      Eliminar
  27. Siempre redondeas, de manera exquisita, tus historias... deseo que te mejores rápido

    Abrazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Esme, por pasar siempre. Yo también espero que la peste se vaya del todo, porque ando a media máquina y es molesto.
      Un abrazo grandote, guapa.

      Eliminar
  28. Me parece fantástica, Mirella, atrapa y además es tan fácil imaginarse las escenas e imaginarse a la mujer deshaciéndolo todo en ordenadas formas geométricas, líneas y esquemas. Además está al borde del surrealismo, a punto de caerse por la irrealidad y, sin embargo, parece más que anclado a este mundo. Es rápido e interesante, el relato es una suerte de monólogo interior y un aprendizaje que, aunque llega a un punto final, no parece una conclusión sino un punto de partida y así el relato respira vivo, lleno de sí mismo. Sigue, por favor, rescatando textos.
    ¡Un abrazote más, Mirella! ^_^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por leer todo lo que publico, no importa el tiempo o la demora, sé que todos en esta época estamos "liados" con tantas cosas.
      Lo escribí hace varios años y cuando llegué al final la imaginé completamente loca. Pero con los comentarios veo que unos cuantos la rescataron, lo que me da gusto.
      Es importante saber la opinión del lector, el que escribe empieza a tener una nueva visión de su texto.
      Un abrazo grande, Jorge.

      Eliminar