Con la partida
de Elio, en la casa se instaló un clima aún más sombrío que el producido por la
muerte de la madre.
Según Bruno, Piera
a los dieciséis años tenía una ingenuidad rayana en la estupidez, incapaz de
darse cuenta de nada. Se lo dijo cuando ella le preguntó el motivo de la pelea
y la ausencia de Elio.
La respuesta de
su padre fue fruncir el ceño y decirle que era muy chica para entender y se
encerró en su cuarto.
La Segunda iba y
venía de la cocina al comedor, como perdida, con una franela inútil entre las
manos, que temblaban ostensiblemente. Se hace la nerviosa —pensó Piera—, estaba
en el momento de la discusión, sabe qué pasó. No le hizo preguntas, no la
consideraba de la familia, a pesar de que a los pocos meses de su llegada, el padre
se casó con ella y consiguió la seguridad que nunca había tenido. Al viejo el matrimonio
también le convino, era un cómodo y no quería ocuparse de nadie, recostado en su
papel de viudo inconsolable.
En esa época
Piera buscaba ampararse en el resentimiento y el desprecio para sentir que era
alguien y estaba viva. Se fabricó una identidad ficticia que la ayudara a respirar.
Había días que se asfixiaba, como si el aire de la casa estuviera contaminado. Entonces
empezaron sus ataques de asma.
Una tarde en que
Bruno le lanzó uno de sus dardos sarcásticos, algo le explotó por dentro. Sin poder contenerse, gritó:
— ¿Por qué no te vas de acá? Un boludo de
treinta y dos años, lleno de plata que vive en la casa del viejo, sos un tacaño
de mier…
Esperaba, casi
deseaba, un cachetazo de su hermano para mantener activo el rencor, pero no
pudo terminar de decir lo que tenía atragantado porque el acceso de tos fue
intenso y la respiración tan sibilante que hasta Bruno se asustó.
Recuerda que
estaban en la cocina, el amplio ventanal abierto al jardín de atrás. Se asomó
para inhalar aire y le pareció que el limonero, su amado rincón de confidencias,
inclinaba sus ramas para enviarle oxígeno.
A partir de esa
escena, con Bruno se evitaron mutuamente. Cuando él llegaba de la oficina, Piera
desaparecía, se llevaba unas frutas a su cuarto a modo de cena o se iba a
estudiar a la casa de una compañera y se quedaba a dormir allí.
Bruno era como
su nombre, oscuro, hosco, soberbio. Detrás de la fachada impenetrable, cada
tanto le asomaba una veta violenta en los ojos, en los puños apretados, prontos
a entrar en acción. De aspecto era más atractivo que Elio, más bajo y
musculoso, trigueño, con un elegante perfil como repujado en bronce.
El único afecto
y preocupación que demostraba era hacia el dinero. Le conoció una novia, Micaela,
la única que trajo a la casa. Un día no vino más, debió quedar absorbida en los
pliegues umbrosos de la vida de Bruno, tal vez guardada dentro de su maletín
contenedor de transacciones bursátiles, ganancias abundantes y verdades que no
revelaría ni siquiera para defenderse.
Las paredes de
la casa custodiaron lo ocurrido entre sus hermanos, enrarecieron el aire, le
provocaron el asma, que mermó en cuanto se fue para casarse con César.
Sinopsis
Piera
(1970): rememora y reflexiona sobre momentos claves de su historia. Es maestra
de arte y artista plástica.
Luciana
(1932-1980): su madre, mujer de carácter fuerte, en la casa todo giraba
alrededor de ella. Muere cuando Piera tiene diez años.
Renzo
(1925-1996): su padre, al poco tiempo de enviudar se casa con la Segunda. Es
profesor de italiano y de latín.
Elio
(1952): el hermano mayor, le lleva dieciocho años, muy querido por ella. Es
periodista.
Bruno
(1954): el otro hermano, con el que tiene una mala relación, lo considera culpable de que Elio tenga que abandonar para siempre la casa paterna. Piera
desconoce el motivo de la pelea entre los ellos. Es agente financiero.
César
(1963): abogado, Piera se casa con él a los veintiún años.© Mirella S. — 2017 —
Renzo y la Segunda se beneficiaron mutuamente. Ese resentimiento de Piera quizás fuese para llamar la atención de los demás.
ResponderEliminarA continuar Mirella.
Besos.
Hay tantos de esos matrimonios en que el único vínculo que los une es que, por distintos motivos, les conviene a los dos.
EliminarPiera ha quedado muy sola y con poco cariño y en la adolescencia se manifiesta en forma de rebeldía.
Gracias, Laura... trataré de seguir...
Un abrazo.
Que interesante esta.Es dificil aguantar a una extraña aunque al principio todo sean mieles.Me encanta Mirella.Soy Elisabeth aunque salga Betty.Un beso.
ResponderEliminarElizabeth, gracias por dejar tu opinión en el blog, me gusta más que en Google+ porque allí se pierde.
EliminarYa se sabrá más sobre la Segunda, que intentó acercarse a su manera poco expresiva a Piera, pero ella estaba en plena rebeldía adolescente y la mantuvo alejada.
Me alegra mucho que te interese la trama.
Un gran abrazo.
Interesante
ResponderEliminarBesos
Gracias, Chaly, me da gusto que te interese la historia.
EliminarBesos.
En cada familia hay episodios vergonzantes que casi mejor olvidar.
ResponderEliminarMe has hecho recordar algunos, y jo... todavía duelen.
Besos.
Todas las familias tiene su propia "manchita" que tratan de tapar como pueden o de relegar al olvido. Creo que lo mejor es airear, limpiar heridas y después a seguir viviendo.
EliminarMil gracias por leerme siempre, querido Xavi.
Besos.
Aunque se suela hacer por intereses, estas cosas suelen terminar mal, y si no acaba antes es precisamente por comodidad de las partes implicadas. Tú relato puede ser perfectamente aplicable y real, en muchas familias. Sobre todo entre hermanos se dan muchos casos, y por situaciones múltiples, ya sea bien por dinero, por celos y demás; pueden llegar a odiarse toda la vida. Incluso yo he conocido algún caso de permanecer hasta años sin hablarse por una simple discusión, y los más triste es que para que hayan hecho las paces, se haya tenido que producir una trágica muerte en la familia.
ResponderEliminarBesos y abrazos Mirella.
Todavía hay muchos matrimonios por interés, no solo económico sino de índoles varias. En este caso, entre la Segunda y Renzo, la relación se mantiene por inercia, cada uno está en su mundo y no se afectan mutuamente.
EliminarLas rivalidades entre hermanos son tambien muy comunes. Ya de a poco iré presentando más detalles sobre cada personaje.
Muchas gracias por comentar siempre, Rafita, un fuerte abrazo.
A veces el dolor se hace rencor y si, Mire asfixia
ResponderEliminarPiera, tu Piera ,mi Piera , se siente sola, sola , como se puede llevar eso, en la soledad de los d'ias , es duro pero bueno , veo una luz que lleva un hermoso nombre > Cesar
*perdona todas las faltas ... los signos de puntuaci'on se me han sublevado en el teclado,
bueno , me r'io pero es terrible escribir as'i
un abrazo inmenso !!
Es difícil sobrellevar tanta soledad en la niñez y en la adolescencia, rodeada de genta adulta que ni te ve.
EliminarNo te preocupes por lo de la puntuación, me ha ocurrido montones de veces que el teclado no responde.
Gracias, María.
Abrazo grandote.
Me ha llamado la atención que Piera buscara ampararse en el resentimiento y el desprecio para sentir que era alguien y estaba viva. Que el hecho de odiar a alguien le proveyera de ese sentimiento de sentirse alguien.
ResponderEliminarLo mismo Mire. Un placer muy grande el leerte.
Quién sabe, igual y cuando tengas muchos episodios sí deseas juntarlo como novela. El tiempo dirá.
Muchos abrazos y beeeesos
Es su modo de defensa en esa edad. Prácticamente se ha criado sola y hecha a sí misma desde la muerte de la madre.
EliminarNo me parece extraño y si miramos a nuestro alrededor, hoy cuántos chicos crecen aferrados al resentimiento y usan el bullying como expresión y modo de relación.
Me pone contenta que sigas enganchado, Gildo. No creo que termine en una novela, ya me estoy arrepintiendo de haber subido estos episodios al blog sin tener más adelantado lo escrito. No tengo tiempo de corregir y eso no me gusta.
Gracias, amigo, abrazos y beeesos.
Duro el corazón de Piera con la segunda, como ella la llama, tal vez, un poco de ternura le vendría bien a las dos. Es una niña criada entre hombres, eso seguramente le ha dado su caracter fuerte.
ResponderEliminarMe gusta, veremos como sigue...
mariarosa
En esa etapa adolescente Piera tiene momentos de dureza y rebeldía para poder seguir adelante. Como bien decís, crece en un mundo de hombres que están cada uno en lo suyo.
EliminarEspero que puedas seguirlo y que no te defraude.
Besos, Mariarosa y gracias por prenderte.
Toda la vida de Piera es un drama tremendo. Me dan ganas de abrazarla.
ResponderEliminarSaludos.
Y esto recién empieza, tengo miedo de que se convierta en un culebrón.
EliminarPiera es muy frágil y agradece tu abrazo y yo por la lectura.
Muchos saludos, Raúl.
Recientemente he estado reflexionando sobre las relaciones familiares perpetuándose a través de las generaciones, sobre cómo, si no son atajados, los patrones nocivos se reproducen aunque intentemos escapar de ellos. No es sencillo detectarlos ni enfrentarse a ellos, un poco por lo de siempre, porque todos desearíamos que, cambiando las circunstancias, cambiara nuestro interior cuando lo que ocurre es que sólo cambiando nuestro interior cambian nuestras circunstancias. El drama consiste en que enfrentarse a los propios miedos y faltas, vencerse, examinarse, mejorerse, es increíblemente duro, porque cargamos no sólo con lo nuestro, sino con lo de los que estuvieron antes que nosotros y los que nos rodean. Nada facil. Y con todo, espero que sea eso precisamente lo que le espera a Piera: la victoría sobre sí misma.
ResponderEliminar¡Un abrazote, Mirella! ^_^
Tu razonamiento es exacto, el primer cambio debe ser interno para poder encarar desde otro lado lo que venga de afuera. Pero cuando se es adolescente o muy joven todavía no hay herramientas suficientes hacerlo, eso, con suerte, lo propiciararán las experiencias, si sabemos aprovecharlas.
EliminarPiera está haciendo una limpieza interna de las cosas no resueltas, creo que logrará sentirse mejor.
Muy agradecida por tus palabras y la lectura.
Un abrazo grandote, Jorge.
Empiezo a empatizar mucho con Piera, a sentir una compasión por ella que me hace entender su "deseo" de odiar, ese rencor que muchas veces viene justificado por el daño que incluso nos puede hacer algún ser querido.
ResponderEliminarA ver qué más se va descubriendo en esta historia.
Un fuerte abrazo.
Piera es una persona querible, que no fue querida lo suficiente en su infancia y adolescencia y que llena ese hueco interior con un resentimiento que no es tan real. Pero no voy a adelantarme.
EliminarMe da ánimo que te agrade la historia para seguirla lo más que pueda.
No es fácil, cuando empecé no sabía en lo que me metería.
Un abrazo enorme, Sofía.
¡Hola Mirella! Por fin pude venir a leerte con calma.
ResponderEliminarDibujas el ambiente familiar irrespirable y tenso donde Piera somatiza tanta opresión. Su ficticia coraza no es suficiente para mantenerla al margen.
Por fin te atreves a incluir un pequeño diálogo, un reproche y un insulto. La palabra mier… la completaría, no es tu boca educada de autora la que habla, sino el resentimiento de Piera.
Me da la impresión de que has perfilado muy bien lo caracteres de cada personaje. Así que tenemos a un violento Bruno, una muchacha sensible e incomprendida, un hermano huido, y una Segunda que no pinta nada bien… y César, un futuro marido… ya está servida la historia, con estos jugosos ingredientes seguro que te las ingeniarás para contarnos cómo se desarrolla la trama.
A ver qué pasa… no me pienso perder el próximo.
Un besazo, compañera escritora.
Con los diálogos me animo poco, tienen que estructurarse bien y ser interesantes. No por pacatería dejé inconclusa la palabra mierda, sino porque en Piera no caben los insultos en la familia y justo en ese momento tiene la crisis asmática.
EliminarLos personajes los tengo bastante definidos y más adelante conocerás un poco de la Segunda, que también tiene su historia. Así como vendrán otros datos sobre los padres de Piera.
Me deja contenta que estés enganchada, siempre habrá una breve sinopsis actualizada para refrescar la memoria.
Un abrazo enormemente agradecido, Tara.
Tienes razón Mirella, no había caído en la inmediatez de esta frase: "pero no pudo terminar de decir lo que tenía atragantado porque el acceso de tos fue intenso"
EliminarGracias por leer mi respuesta, pocos lo hacen.
EliminarBesotes, Tara.
Un fresco familiar muy bien pensado y desarrollado, Mirella. Piera reacciona como podría reaccionar cualquier adolescente. Las emociones, incluso las negativas, son necesarias, además de inevitables. La cólera, la alegría, la tristeza, la envidia... pensar que esas emociones podemos controlarlas es engañarse. Piera se siente frustrada, sin un papel reconocible en el seno familiar. Me parece genial que incluyas la sinopsis al final, estas historias por entregas son complicadas de seguir, sobre todo, cuando se van acumulando entregas. Incluso, cuando llegues a un momento de impasse podrías recopilarlo en PDF para que pueda leerse como se debe y se disfruta: en un solo acto. Un abrazo!!
ResponderEliminarNo tengo idea de lo largo que pueda llegar a ser, tampoco me parece que puedo abrumar a los lectores con un PDF, no lo había pensado, esta experiencia es nueva para mí. De todos modos, las publicaciones están reunidas en la Etiqueta "Historias de Piera" por si alguien quiere leer un post que se perdió.
EliminarMe gustan las sagas familiares, allí encontrás de todo, los sentimientos más elevados y los más bajos, situaciones impensadas... y todo queda en familia.
Muchas gracias por tu lectura atenta y por las sugerencias, David.
Abrazo grande.
Hola Mirella! Vas pintando los personajes y sus relaciones con mucha naturalidad y siempre con poesía (me gusta mucho eso de vos). Vamos descubriendo a Piera con sus angustias adolescentes, propias de la situación y el dibujo de sus distintos estados de ánimo se hace muy conocido para los que pasamos adolescencias de ese tipo.
ResponderEliminarLa Segunda me da pena, pero puedo entender el rechazo de Piera y sus actitudes.
Me llega mucho la historia, amiga!!
Un abrazo grande.
Qué suerte que sintieras que en el texto no se perdió el tono poético, me parecía que sí porque hay que contar muchos datos y esa parte es la que más me cuesta. No puedo hacerlo de otro modo, ya que tengo que sintetizar y no como si fuera una novela donde podés pasar información más subrepticiamente, que es como me gusta.
EliminarTambién me da pena la Segunda pero a la edad de Piera es comprensible.
Creo que pude transmitir los estados anímicos de ella porque tuve una infancia difícil.
Muchas gracias, Simón.
Abrazo grandote.
El conflicto entre Piera y Bruno ya estaba bosquejado en la anterior entrega y no ha hecho más que estallar. La chica sufre, pero ya avisas un alivio a ese sufrimiento al final.
ResponderEliminarVeremos cómo continúa.
Un abrazo muy grande
Sus hermanos son ejes muy importantes en su vida y aparecerán continuamente en su memoria.
EliminarGracias por tomarte tu tiempo para leer, Isabel, tu opinión experta es muy valiosa en este ejercicio que estoy haciendo.
Otro abrazote.
En este capítulo se ve una Piera agobiada por el ambiente opresor del hogar, un hogar desmembrado desde que murió la madre y que ha quedado cojo con la partida de Elio. Me ha llamado la atención como describes a Bruno con los ojos de Piera, hasta el punto de que ella asocia al propio nombre los rasgos que le inspira la personalidad de Bruno. Supongo que entre tanta asfixia la niña necesita personificar sus frustraciones en alguien. Al fin ha conseguido librarse de todo eso arrojándose en brazos de César, la duda que dejas en el aire es si eso será su tabla de salvación o por el contrario proseguirán sus desdichas. Te seguimos leyendo, Mirella. Un abrazo.
ResponderEliminarEl hogar de Piera no es el ideal para encarar la adolescencia, etapa de por sí bastante difícil. La recorre como puede y en los veinte aparece una nueva posibilidad, que ya sabrás la próxima semana qué le va a deparar.
EliminarMuy agradecida por tu análisis y que sigas con ganas de leer.
Un abrazo, Jorge.
Eres una verdadera artista entrando y describiendo el alma de tus personajes, en este caso, Piera. Gracias Mirella.
ResponderEliminarLa agradecida soy yo, por leerme y por tus comentarios estimulantes.
EliminarContenta de que sigas la historia.
Besos, Angelines.
Cómo somos los seres humanos, parece que casi siempre los aprendizajes nos lo dan las experiencias dolorosas, mientras que las positivas suceden y las olvidamos.
ResponderEliminarGracias, Julio no sonó negativo, es una realidad.
Un abrazo.
Un retrato de Bruno al que casi no le faltan detalles. Con pocas pinceladas ya te ha quedado delineado el otro hermano, el que se inclina por el dinero y por vaya a saber qué cosas oscuras. Una pelea que queda en secreto, entre las cuatro paredes de la casa. Piera que se encierra sobre sí misma y destila rencor hacia su hermano. Con frases contundentes, que no dejan duda, la historia va tomando vuelo. Qué bien que escribís, Mirella, es una historia dura, pero ¡qué lindo! que es disfrutar de la lectura de tus textos. Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
Gracias, Ariel, por tu comentario tan cálido. Empecé a escribir y la historia se me fue de las manos y ahora debo ordenarla. Lo que pensaba hacer en un principio, escenas sueltas de la vida de Piera, ya no es posible, ya no puedo ir y venir en el tiempo con saltos muy grandes. La publicación semanal no es como leer un libro, así que veré de qué modo lo encaro.
EliminarUn abrazo grandote.
Algunas cosas, por más que crezcamos, nunca las entendemos del todo.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Suele suceder en familias muy cerradas y con poca comunicación.
EliminarGracias, José.
Saludos.
La verdad es que Piera no lo tiene nada fácil. Perdió todos sus rumbos,... su madre,... su hermano querido. Es probable que acumule rencor e ira,... y que eso se transforme en frustación. En fin, ... ya veremos. Saludos Mirella!
ResponderEliminarAsí es, Norte, la vida de Piera no viene lisita, no la tiene fácil... y yo tampoco (jeje), veamos como salgo de este berenjenal.
EliminarMuchas gracias y saludos.
Hay momentos en la vida en los que juzgamos con crueldad a aquellos que desconocemos.
ResponderEliminarNos hacemos una imagen idílica de lo que perdimos y maltratamos la realidad prosaica que nos rodea, inventándonos personajes a los que amoldar una vida para que tenga el sentido que de ella nos hicimos.
Estoy haciendo la lectura al revés, y no por ello, deja de atraparme;)
Besos, Bella Dama.
Gracias por leerte todas las entradas, al derecho o al revés es lo mismo, no sigue un orden cronológico.
ResponderEliminarBesos, querida Zarcita.
Estoy totalmente enganchada a la historia Mirella.
ResponderEliminarQué decir, huir no es la solución y creo que en este caso el matrimonio la llevará justo a eso, y la felicidad, bueno... deseo de corazón que la encuentre.
Besos.
Qué bueno que te hayas enganchado, sé que no es fácil seguir un relato con continuación y tan largo como me está saliendo, por eso te doy las gracias con mucha alegría.
EliminarBesos, Irene.
Hola Mirella. Me sigue encantando. Abrazos :)
ResponderEliminarMuy amable por seguir la historia. Te lo agradezco mucho, Eric.
EliminarAbrazos.