Lo señalaste durante un paseo por la playa, a la hora
en que el entorno se atenúa. Estaba junto a mi pie, semienterrado en la arena y
nos miraba con un ojo inmóvil, impenetrable. La ola, al retirarse, lo mostró. Amputado de sus orígenes, era
un desecho que el mar, en su vaivén, lo designó para nosotros.
El dios
Neptuno, con su murmullo acuoso, te habrá sugerido que lo recogieras, lo
enjuagaras en la transparencia de sus aguas para dármelo.
Hoy lo
sostengo entre los dedos y admiro cómo la naturaleza lo ha ido tallando en su
paciencia infinita. Al tacto tiene la textura de la piedra pómez, con una
suavidad engañosamente áspera. Acaricio su superficie, esa simetría cavada en
alvéolos, como un panal fosilizado.
Mi hábito de
arquitectar historias busca atribuirle un génesis. El tenue color marfil, la exquisitez
del dibujo que surca su cara, me hace pensar en un jirón del encaje que alguna
de las cincuenta ninfas marinas estaba hilando en su caverna, mientras sus
cuarenta y nueve hermanas le cantaban a la inmortalidad.
Su forma es
similar a la luna en cuarto creciente, con su topografía cubierta de cráteres y
lo asocio a una esquirla lunar desprendida de la carne materna que, horadando
la noche galáctica, se abismó en el mar. Habrá sido hace mucho, porque su
cuerpo está impregnado con la salobridad de las algas.
Regresando a
la realidad, lo más probable es que haya formado parte de un arrecife, del que
fue arrancado por la furia de las olas.
Hoy está en
la palma de mi mano: el trozo deslumbrante de coral blanco que me regalaste y
guardé.
Me acuerdo
de aquel crepúsculo a la orilla del mar, vos sonreías, yo estaba triste, un
presentimiento, tal vez.
Hoy miro tu regalo
y vos ya no estás.
© Mirella S. — 2011 —
Sorprende observar cómo eres capaz de construir con el recuerdo que te evoca un pequeño objeto, un texto lleno de nostalgia y armonía.
ResponderEliminarSabes emplear las justas palabras para relatar y hacernos vivir tus experiencias.
Felicidades.
Gracias Manuel, el texto no está basado estrictamente en una experiencia personal; el objeto existe y es precioso, después dejé volar un poco la imaginación...
EliminarUn abrazo
Precioso relato este, y con un final sino triste, desde luego muy nostálgico, porque la vida es tal cual, y por desgracia no siempre el final de la historia por los motivos que sean es siempre alegre y dicharachero. Un objeto, regalo o un pequeño recuerdo queda para siempre, pero en muchos casos la persona que te lo ofreció por las circunstancias que sea ya no se comparte con él la vida.
ResponderEliminarBesos Mirella.
Es una satisfacción saber que lo que escribo tiene tan buen recibimiento. Gracias, Rafa.
EliminarEl relato lo escribí para un taller literario, con la consigna de describir un objeto que nos gustara. Elegí ese trozo de coral, realmente bellísimo, que encontré en una playa de la Florida; le armé cierto clima y el final nostálgico, para que no quedara en una mera descripción.
Pero es cierto lo que decís sobre los recuerdos-regalos que se relacionan con personas que ya no están. En casa tengo unos cuantos... jajaja!!!
Un abrazo
La génesis del coral remite a una profundidad abisal del tamaño de esa soledad.
ResponderEliminarSaludos Mirella.
¡Gracias Jaal por leerme tan rápido! La soledad producto de una ausencia es la más dura. La que uno busca por elección, en cambio, es sumamente productiva (sobre todo para escribir).
EliminarMuchos cariños
Bello es poco, bellísimo. Me encanta todo lo referente al mar. Gracias por publicar.Cariños.
ResponderEliminarEs muy estimulante ver que un texto tiene una aceptación tan positiva, dan ganas de seguir escribiendo.
EliminarTe agradezco mucho la visita y nos seguiremos encontrando.
Mirella Admirable relato muy bien compuesto mis felicitaciones.
ResponderEliminarMi persona de te desea todo lo bueno para este año 2013 que cada días estén lleno de prosperidad.
Saludos desde Abstracción texto y Reflexión
Gracias José Ramón, también te auguro un año lleno de plenitud, fuerza y por supuesto, momentos de alegría.
ResponderEliminarSaludos desde Buenos Aires
Sigamos con la fantasia. Buena entrada
ResponderEliminarAbrazo
Sin la fantasía es más difícil todo; la imaginación devuelve alegría, también cuando lo imaginado sea melancólico.
EliminarUn beso
me gustó eso de atribuir orígenes... me quedo con el trozo de vestido de sirena... creo que tenemos una vida construida de recuerdos y que al tomarlos nos traen un trocito de aquellos que ya no estan.
ResponderEliminarNuestra memoria es un enorme castillo de recuerdos; nos perdemos en sus corredores y escaleras, detrás de cada puerta que abrimos, hay tules y encajes, sueños y realidades, todo mezclado y entonces ya no sabemos qué fue sueño, qué realidad.
EliminarAbrazo
A cuántos lugares nos llevan los pequeños objetos, que poder tienen...Un abrazo.
ResponderEliminarEs tan extraordinario pensar que la más insignificante piedra o la pluma que cae en el balcón, no son cosas inertes, traen una historia...
EliminarAbrazo
Los regalos siempre van enlazados con recuerdos, de esos momentos en que no los cedieron, cuando la persona desaparece de nuestro camino, siempre lo recordamos con melancolía.
ResponderEliminarUn relato tan mágico como sentimental... me encantó.
Un abrazo :)
Con melancolía y afecto, porque hay personas que se van de nuestras vidas por diferentes motivos, pero de los que atesoramos gratos momentos.
EliminarGracias Nieves, por pasar siempre por aquí.
Un beso
Es muy triste el relato pero magistralmente narrado.
ResponderEliminarEsos recuerdos cargados de melancolía.
Es un texto que me encanta pues me llegan mucho las historias profundas, sentidas, llenas de mensajes, que dejan ver el alma.
Un besito
Luján, es triste como cualquier separación, pero también quise mostrar que ella no tiró el coral, entonces -tal vez- los momentos compartidos valían la pena como para que conservara el regalo.
EliminarUn abrazo
ME GUSTA ToDO linda palabras!! UN POST IDEAL!!!! me gusta mucho tu blog te sigo soy la 45!!! me gustaria que me siguieras tambien!!;-)) yo en mi blog es de moda, pongo un look todos los dias, su opinion es muy importante!! un millón de gracias Feliz noche de reyes!!1
ResponderEliminarAndreJake
¡Gracias Andre y bienvenida! Me causa mucha alegría que este rinconcito o nido, como lo llamo, guste. Me ha costado mucho armarlo, todavía estoy aprendiendo y lo hago con entusiasmo.
ResponderEliminarDe moda no entiendo demasiado, pero te voy a visitar con mucho gusto.
Un abrazo
Siempre un regalo al paso del tiempo nos trae esa nostalgia y más cuando quien lo hizo ya no está...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu post.
Ah por cierto, ya estan corregido tus señalamientos en mi cuento... me parecen muy sensatos. Cuado puedas pasa y ya me dices
Un gran abrazo
Carlos
Gracias Carlos, en los objetos que traen recuerdos se deposita cierta melancolía, pero el tiempo suele borrar aristas y uno se queda con lo positivo.
EliminarTe dejé un mensaje en el blog, pero evidentemente no salió publicado. Te lo escribiré de nuevo.
Abrazo
Este relato lleva una cadencia como las olas en su discurrir. El contenido es triste, pero empapa.
ResponderEliminarSaludos
¡Gracias por pasar Miguel Angel! El contenido más que triste es melancólico, como si uno se acariciara una vieja cicatriz, que ya no duele, pero remite a una determinada experiencia, a un momento que sí provocó dolor.
EliminarUn abrazo
¡Aha! Le vaticino a este pedacito de luna un futuro encuentro con un trozo del mismísimo inframundo.
ResponderEliminarY se enconraron, nomás... y fueron felices... jajaja...
EliminarGracias por las lecturas, Fernando.